Mas de una vez en debates de internet y entre algunos economistas emerge un desprecio de los adeptos de la doctrina
neoliberal
hacia la sociología. La consideran una ciencia “de segundas”, que no
sabe manejar el instrumental teórico y matemático que manejan las
teorías económicas, una ciencia “ideologizada” y contaminada por
cuestiones no falsables como el “corpus social”, enfrente de verdades
científicas afrontan ideología y dogmas. Como si estuvieran al mismo
nivel las opiniones personales y los dogmas y eslóganes aprendidos que
las afirmaciones científicas de la sociología.
Curiosamente esta critica no la hacen extensiva a otras
ciencias sociales y humanas como el derecho, la psicología o la
historia donde el factor ideológico o la falta de instrumental
matemático-teórico es mas evidente. A parte que es una falacia, la
sociología maneja y puede valerse de un instrumental matemático tan
poderoso como la propia economía.
Pero a lo que vamos es esa reacción casi orgánica de los que
sin saberlo o conscientemente defienden las tesis de la doctrina
neoliberal. Que por cierto, es una doctrina política, no económica. Y
es que la sociología es la ciencia que puede meterse de lleno y llenar
las bases en que se fundamenta esta tesis política.
Los neoliberales utilizan la teoría económica neoclásica,
mezclada con doctrina austríaca económica, pero interpretada a su són.
En el fondo es un “laisser faire” pero con intervencionismo y
proteccionismo de los grandes poderes económicos. Es decir un
liberalismo solo para los de abajo y un proteccionismo a los grandes
poderes.
Frente a ello la sociología se mete de varias maneras. La
primera ontológicamente, diréctamente a los axiomas de los marcos
teóricos económicos en los que se basan.
Como bien dice
Bourdieu la sociología evidencía los ámbitos no evidentes en que el stablishment, la clase dominante, somete al resto de la ciudadanía.
“Pone
en evidencia las leyes que implica el laisser faire (es decir la
aceptación inconsciente de las condiciones de ralización de los efectos
previstos) para extender el dominio de la libertad. Una ley ignorada es
una naturaleza, un destino (es lo que ocurre en la relación entre el
capital cultural heredado y el éxito escolar); una ley conocida aparece
como la posibilidad de un alibertad.”
Es decir,
Bourdieu en particular y la sociología en
general son peligrosos para los teóricos economicistas neoliberales.
Primero porque evidencía un factor tan sencillo, simple y evidente que
es la importancia de otros capitales y no solo el económico, como son
el capital social o relacional y el cultural, que son heredados y
transmitidos de padres a hijos, o el capital simbólico que es capaz de
influir en la toma de decisiones de terceros, y que anula parte de las
teorías de “mercados púramente libres son los que llevan a competencias
perfectas” al contemplar tan solo la cuestión monetaria, de generación
de negocio y de oportunidades económicas y no las sociales.
Y es que en ello la economía por sí sola (como tampoco la
sociología por sí sola) pueden describir el sistema socioeconómico. Y
la sociología se mete por medio. Introduce varios conceptos nuevos que
son tan reales, y falsables como el concepto de “beneficio” o “demanda
agregada”. En este caso la influencia del capital social (o sea las
relaciones familiares y personales que son heredadas y que permiten a
los que tienen un mayor capital social optar a mejores posibilidades de
negocio y de acceso a posiciones de dirección), la influencia del
capital cultural (conocimientos formales e informales que proporcionan
una mayor competencia en los mercados financieros, laborales, etc..) y
el capital simbólico (que es capaz de generar formas de dominación
cultural y simbólica y de corromper, como afirma
Galbraith,
un economista que sabía leer la sociología, la supuesta autonomía y
libertad del consumidor) en el funcionamiento de los mercados.
Introduce factores nuevos y los evidencía. No solo hace esto,
también evidencia las dialécticas del poder económico (y social, porque
van muy juntos) a la hora de continuar perpetuando las relaciones de
poder y de dominio utilizando todo el capital que tienen. Desde las
formas de transmisión de los valores culturales de la clase dirigente
que se evidencían en las escuelas de negocios a las que solo pueden
acceder los hijos de los que ya pertenecen a esa clase dirigente, a las
formas de dominación cultural y simbólica que se evidencían en las
relaciones entre euros invertidos en campañas publicitarias y la venta
de determinados productos, existiendo incluso una ingeniería financiera
que sabe como optimizar la inversión en publicidad. Pero no solo en las
cuestiones mas evidentes.
La sociología es de las pocas ciencias que es capaz de decir
que la libertad no es lo único que definen las tesis clásicas liberales
(la ausencia de coacción estatal o privada), con algo mas que pura
retórica como haría la filosofía. La sociología evidencia que los que
carecen de capital cultural o social tienen menor grado de libertad que
los que si poseen ese capital, que la herencia es muy importante a la
hora de definir el futuro profesional y personal de los ciudadanos y
evidencía la importancia de sistemas que faciliten el acceso a ese
capital cultural. Y no lo hace con retórica, sino con ciencia,
evidencias numéricas, datos estadísticos, que muestran que los
problemas también son colectivos, de clase, y no solo de cada uno de
los individuos por separado.
También le hace cosquillas al poder político, a las
instituciones, etc.. y por ello la sociología también es bastante
denostada por los que detentan el poder político, pero en este caso,
los neoliberales teóricamente no se sienten atacados por esa vía. Para
ellos el poder político solo es una vía para ganar poder en otros
ámbitos, lo utilizan, pero no se identifican con él.
Además para los teóricos neoliberales, que han asumido de
forma acrítica, pero bastante corrupta, la escuela austríaca de
economía, la sociología les parece un anatema. Los grandes pensadores
austríacos indican que es absurdo analizar la mano invisible, que no
hay tendencias evidentes, que no hay quien controle la información para
poder hacer predicciones en el mundo económico. Dejan el funcionamiento
micro de la economía en el nóumeno de la “mano invisible” y en la
acción no coordinada de los individuos en plena libertad que intentan
maximizar sus beneficios, por tanto algo no predicible ni estudiable
mas que en sus efectos.
Pero para la sociología eso no es así, detrás de esas acciones
de los individuos hay condicionantes sociales, hay acciones que no son
del todo de libertad sino en una parte importante siguiendo al
adoctrinamiento simbólico y cultural, y eso lo evidencían los datos
estadísticos. Como dice Bourdieu
“No
soy tan ingneuo como para los indicadores que proporcionan los
institutos estadísticos, no son buenos índices del capital económico
poseído. No hay que ser brujo para saber eso. Pero hay casos en que el
purismo teórico es una coartada para la ignorancia o de la renuncia
práctica. La ciencia consiste en hacer lo que se hace sabiendo y
diciendo que es todo lo que se puede hacer, enunciando los límites de
validez de lo que se hace.”
Y ahí la sociología introduce una bomba de relojería en la doctrina
austríaca corrompida para adaptarse a las tesis del neoliberalismo que
les detona aquel dogma de “no se pueden cotejar las teorías con ningún
experimento ni resultado”. Lo que les sirve para justificar los
innumerables fallos que tiene la doctrina neoliberal cuando se la pone
en juego a través de las propuestas del FMI.
Y no nos engañemos, toda la retahíla de nuevos liberales, que
se creen que han descubierto la doctrina de la liberal, no son mas que
versiones avanzadas de la doctrina neoliberal, la vanguardia del
“proletariado” neoliberal. Son excusas teóricas del neoliberalismo,
doctrina política que aboga por un liberalismo y plena competencia
entre los de las clases dominadas y proteccionismo de las clases
dominantes, para maximizar un beneficio económico y perpetuar las
relaciones de poder que se estaban laminando gracias a los mecanismos
mas igualitaristas del Estado del Bienestar.
Porque de liberales han habido toda la vida, mucho antes de
que en los años 70 se reinventaran el neoliberalismo y rescataran del
olvido a la escuela austríaca, liberales que hoy en día son capaces de
aceptar la sociología y hacer propuestas pragmáticas que no solo tengan
en cuenta los conceptos economicistas, por tanto no es una crítica al
liberalismo en su conjunto sino en los que defienden de forma acrítica
las tesis neoliberales. Y es que el mismo
Hayek no defendería las tesis neoliberales hoy en día:
Probablemente, nada ha hecho tanto daño a la causa liberal como la
rígida insistencia de algunos liberales en ciertas toscas reglas
rutinarias, sobre todo en el principio del "laisserz-faire".
Y como se estableció indudablemente una fuerte presunción en
favor de la libertad industrial, la tentación de presentar esta como
una regla sin excepciones fue siempre demasiado fuerte para resistir a
ella
Es decir, la misma base del pensamiento liberal pone en cuestión el
neoliberalismo, pero la sociología es la ciencia impertinente que es
capaz de poner en solfa las estrategias de dominación que utiliza el
poder. Y por ello es considerada una “ciencia menor e ideologizada”.
Por tener la arrogancia de mostrar las estrategias de
dominación, por meterse dentro de la “mano invisible” y urgar en su
funcionamiento social, por analizar los fallos de los axiomas del
pensamiento único económico que necesitan “consumidores libres” y
cuestionar en un cierto grado esa libertad de elección del consumidor,
por evidenciar que existen otros capitales y no únicamente el económico
que permiten perpetuar las relaciones de poder o profundizar en las
desigualdades.
Por ello hoy en día la sociología es una ciencia cuestionada
por la doxa economicista. A pesar que la praxis económica la tiene en
cuenta y la aprovecha (como los gabinetes de estudios del Banco Mundial
y de la OCDE que aceptan ciertas evidencias sociológicas de los
mercados laborales). A pesar de que hay sociólogos que les pueden dar
mil vueltas a los mejores economistas en el manejo de herramientas
matemáticas, se la sigue considerando una ciencia discursiva (y eso que
la economía está mas cerca de la elucubración filosófica y la
sociología mas cerca del positivismo y la práctica de las ciencias
empíricas en su metodología).
La sociología molesta al poder, molesta a los que detentan el
poder cultural y relacional, la sociología urga en las tripas del poder
y dice cosas tan sencillas como que “quien nace en buena cuna tiene una
red de relaciones que le ayuda a acceder a mejores puestos de trabajo y
una mayor facilidad en el acceso al capital cultural que le da esa
formación para estos puestos” y se mete en el funcionamiento de los
mercados diciendo cosas que la economía por sí sola no es capaz de
analizar.