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sábado, octubre 14, 2006

El voluntariado y Aran


Un país saludable democráticamente es aquel que sabe salvaguardar sus instituciones por encima de la contienda política partidista. Las instituciones representan a todos los ciudadanos por igual y han de ser, además, las garantes de algunos valores fundamentales como el respeto a la pluralidad. Resulta sorprendente que después de tantos años de gobierno la convergencia aranesa todavía no lo haya asumido.

Posiblemente porque el exceso de poder confunde. El voluntariado en Aran ha sido históricamente manipulado por este mal gobierno. De hecho, algún voluntariado muy arraigado en Aran ha prácticamente desaparecido, o al menos su espíritu, por la falta de tacto de un gobierno, acostumbrado a tratar el país como su finca particular.

Repartir panfletos a los voluntarios, sembrar la discordia entre las sensibilidades políticas de un colectivo forzosamente plural, es no entender la idiosincrasia de Aran. Efectivamente, los voluntarios no son “idiotas” por utilizar el lenguaje de este gobierno... Por ello, sus quejas, que nunca serán públicas porque en Aran existe miedo a hablar públicamente y a la represalia, son más dolorosas.

La virtud de un gobernante es saber encontrar el equilibrio en las palabras y los gestos. Lamentablemente, el gobierno de Aran está en manos de un radicalismo trasnochado que no aporta nada a nuestro país y además de proyectar una mala imagen, genera desencanto social. Sólo hay que preguntar a los voluntarios.