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Oriol Grau
Nació en Barcelona y a los cinco años se trasladó a Tarragona. Tras hacerse célebre como una entrañable tieta en la radio, saltó a la televisión, donde resucitó e hizo más popular la canción Murallas de Tarragona en el programa de humor de Andreu Buenafuente. Aunque la sombra de Palomino ,su imitación del cantautor Bernardo de la Barceloneta, le persigue, es actor y director teatral y profesor de Comunicación no Verbal de la Universitat Rovira i Virgili.
Pere Anguera
Pere Anguera preside el Cercle de Lectura de Reus. Catedrático de Historia Contemporánea de la Universitat Rovira i Virgili, ha dirigido los cinco volúmenes de la gran historia de Reus. Fundado el siglo XIX por republicanos federalistas de Reus, el Cercle acoge más de 200.000 libros, y sus carnets de socio pasan de generación en generación. Se dice que una de las cosas más inteligentes que se puede ser en Catalunya es presidente del Cercle de Lectura de Reus.
Cara a cara
La Vanguardia publica desde el domingo 29 de abril una serie de encuentros entre dos personajes que opinan sobre los problemas existentes en su territorio.
 
Cara a cara desde el Camp de Tarragona
Por las murallas de Tarragona o de Reus
Oriol Grau conversa con Pere Anguera sobre la rivalidad entre ambas ciudades
 
01/05/2007 | Actualizada a las 03:35h
Joaquim Roglan  | Uno dice que Reus es aquel pueblo que está cerca de las murallas de Tarragona. Otro dice que las murallas de Tarragona son un monumento en un pueblo cercano a Reus. Lo cierto es que un peculiar sentido del humor une ambas ciudades y su gente no quiere que la mala política los separe.

Oriol Grau - Hablemos de la cocapitalidad de la demarcación, porque es un problema político que hace pelearse a gente del mismo partido.

Pere Anguera - Lo que me preocupa es que los que se pelean desacreditan la política. Un partido, sea el que sea, debe tener una línea y unos principios y defenderlos igual en Reus, en Madrid y en Catalunya. Como soy partidario de la independencia, meda igual que la cocapitalidad sea con Reus, Tarragona o El Vendrell, lo importante es que los ciudadanos tengamos los mismos servicios.

O. G. - Pero aún hay muchas cosas que deben pasar obligatoriamente por Tarragona, y como a nivel cultural la Administración ha dado más dinero a Reus que a Tarragona, ahora Reus es un referente cultural.

P. A. - Como Tarragona es la capital, su biblioteca pública la paga la Diputación, mientras que la de Reus la paga el Ayuntamiento. Y con el hospital pasa igual. Eso hace que ayuntamientos como el de Montblanc o Tortosa tengan unos gastos que el de Tarragona no tiene.

O. G. - Sí, pero Reus tiene varios teatros y Tarragona sólo uno y provinciano. Tarragona ha sido tradicionalmente una ciudad conservadora de curas, militares y funcionarios y lo único que han hecho en tantos años ha sido poner una carpa en un teatro que ya existía para que no se moje.

P. A - Reus tiene tradición republicana y liberal, pero sobre todo tiene una sociedad civil con voluntad de tener cultura. Mientras que en Tarragona ha funcionado la comodidad y se conformaba con aquellos festivales de España tan carcas, en Reus siempre hemos sabido que lo que no nos hagamos nosotros no nos lo hará nadie.

O. G. - La rivalidad no es entre las dos ciudades ni se vive en la calle. La rivalidad es política a nivel de alcaldes que no llegan a acuerdos.

P. A. - Es una rivalidad más retórica que eficaz, como la del Barça y el Madrid. Así, mientras se discutía de fútbol no se hablaba de los derechos nacionales de Catalunya. Son cortinas de humo, porque a la hora de la verdad la burguesía siempre se pone de acuerdo. Otra prueba de que no existe esa rivalidad es que cuando el alcalde de Tarragona encabeza la lista de las elecciones al Parlament recibe votos de toda la demarcación.

O. G. - La cruda realidad para todos es que resulta difícil ir en tren de Reus a Tarragona porque hay pocos trenes y funcionan fatal. Sólo tenemos un tren diario hasta Montblanc y ninguno a Valls. Y desplazarse con autobús o autocar es una epopeya. CiU ha tenido muchos años para arreglar estas cosas, pero no lo ha hecho. Y a su nuevo candidato en Tarragona le falta carisma y el carisma tiene su importancia.

P. A. - En las elecciones municipales no tiene tanta importancia el partido como el nombre del número uno en la lista, que puede hundir o ganar las elecciones. Al margen de charlotadas como Ciutadans, el número uno es trascendente, aunque como esos son unos arribistas del odio y el resentimiento, les da igual quién sea el uno o el dos.

O. G. - En la lista de Tarragona no tenían ni la foto del primer candidato. A esos no les importa ni la cara, porque saben que sacarán votos de militares y funcionarios jubilados. En la manifestación contra el excarcelamiento de Chaos, sólo se concentraron 250 personas frente al Ayuntamiento de Barcelona pero ante el de Tarragona había 200 manifestantes con banderas españolas. Impresionaba porque parecía que íbamos hacia atrás como los cangrejos.

P. A. - El clero ya no es el de la Segunda República, y es más inestable y disperso, aunque las comunidades femeninas dedicadas a la enseñanza son un bloque más reaccionario en todas partes.

O. G. - Cuando en Reus se hizo un cartel de Carnaval donde se veía el manto de la Misericordia tendido a secar junto a unas bragas y un sujetador, el arcipreste del Prioral le restó importancia y no dijo nada, cosa muy inteligente. En Tarragona, cada año hay problemas con el cartel de Carnaval, llueven cartas en los diarios y el arzobispo es del Opus.

P. A. - Las sociedades son osmóticas. El cura y el funcionario que aterrizan en Reus acaban siendo más liberales porque la ciudad les imprime cierto carácter. En Valls, por ejemplo, el Ayuntamiento ha censurado carteles de carnavales, lo que me parece grotesco. En Carnavales precisamente se ve que la rivalidad entre Reus y Tarragona es divertida. Los ciudadanos se visitan unos a otros, se lanzan improperios y luego se abrazan y la gente entiende la broma a la primera.

O. G. - Como lo de que Tarragona es el barrio marítimo de Reus, o que las ruinas romanas están a doce kilómetros de Reus.

P. A. - En Reus, cuando alguien pregunta en una tienda quién es el último de la cola se contesta que el Nàstic.

O. G. - Y nosotros, cuando no queremos a alguien, lo enviamos a Reus, que viene de reos porque era la cárcel de Tarragona.

P. A. - Por eso cuando Pilatos se fue a Jerusalén se llevó a soldados tarraconenses y los que mataron a Cristo eran de Tarragona. No entiendo esa Nàstic-manía cuando antes de subir a Primera el campo estaba vacío.

O. G. - Yo no entiendo porqué el nuevo presidente del Nàstic es un constructor y porqué los constructores tienen tanto interés en presidir clubs de fútbol. Tampoco entiendo porqué el Ayuntamiento gasta dinero público en el club, ni porqué la sede del PSC está en un edificio de ese constructor auspiciado por una entidad de ahorro con vinculaciones socialistas. En estos asuntos todos están más o menos pringados, cuando lo que deberían hacer es invertir el dinero público en deporte base y en polideportivos en los barrios que no tienen.

P. A. - Otra cosa curiosa de Tarragona es que un Ayuntamiento desobedezca y encabece la protesta contra la decisión judicial que obliga a cerrar el restaurante del Fortí de la Reina. Dicen que tienen licencia municipal, pero una licencia municipal puede ser ilegal. Es como si un Ayuntamiento autorizase la venta de drogas.

O. G. - El Fortí de la Reina es bonito por fuera pero la decoración es artificiosa y parece Las Vegas, aunque se come bien y siempre hay cola. Y eso que en Tarragona tenemos buenos restaurantes.

P. A. - En Reus tenemos más tradición de fondas y a la hora de comer en plan bien íbamos a Cambrils. Pero eso ha cambiado gracias a Montserrat Tura y sus controles, porque no vas a ir a Cambrils a comer pescado y no beber vino ni tomar una copa y encima a sufrir atascos y rotondas. Así que ahora tenemos buenos restaurantes. Cada cual tiene sus cosas. Por ejemplo, la Fiesta Mayor de Reus no cuaja y la de Tarragona sí. Nuestro Festival del Trapeci saca a la gente a la calle y la Semana Santa de Tarragona también.

O. G. - La Semana Santa de Tarragona es un éxito, aunque para los no creyentes sea triste que los concejales socialistas desfilen en la procesión con el pendón.

P. A. - ¿Y qué tal os va el AVE? Aunque de momento no tenga nada que ver, en Reus tenemos turismo cultural que hace la ruta de Gaudí.

O. G. - Se nota que viene mucho madrileño a hacer turismo de fin de semana, pero casi es más caro el taxi hasta la estación que el billete de tren. Igual pasa con el aeropuerto de Reus, que sale más caro el taxi que volar hasta Londres.

P. A. - Era perfecto para volar hasta Madrid. Era muy familiar y venía gente del Maestrat y del Bajo Aragón. Además, los de Reus y de Tarragona nos ahorrábamos pasar por Barcelona, pero lo quitaron.

O. G. - Y el aparcamiento es gratis, mientras que en El Prat si dejas el coche tres días te cuesta tanto como el billete de avión.

P. A. - Hay que potenciar el aeropuerto de Reus. Y hay que potenciar el puerto de Tarragona, que vuelvan a poner el barco que iba de Tarragona a Mallorca y alguno a Francia o Italia. Eso descongestionaría Barcelona.

O. G. - Yo volví a vivir a Tarragona porque no soportaba las congestiones. Tardaba más tiempo desde Francesc Macià hasta TV3 que lo que tardo desde Tarragona. Además, Tarragona es más bonita que Reus.

P. A. - Mi ciudad ideal tiene el cuerpo de Tarragona y el espíritu de Reus.

O. G. - Esta frase la firmaría.

 
 
 
 
 
 
 
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