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Mientras sigo en Ushuaia, comencé a subir fotos que tomé aquí en los primeros días de estadía. Sólo faltan las que hice en el Presidio de Ushuaia, que se sumarán a las que tome en los próximos recorridos. Abajo, las imágenes en versión slideshow:

Si prefieren ver las imágenes una por una, el álbum de fotos de Ushuaia, mayo de 2009, lo pueden encontrar en este enlace. La página se irá actualizando a medida que suba nuevas imágenes.

Es sabido: cuando viajamos, dedicamos menos tiempo a escribir. Así que esta semana será más dedicada a la acción. De todos modos, van algunas actualizaciones.

Hay un par de cosas que ya me habían adelantado. Algunas quedaron confirmadas, otras no tanto. Arranquemos por el aspecto de la ciudad: efectivamente, Ushuaia no es precisamente una ciudad que impresione. Se nota lo desprolijo de su crecimiento en una arquitectura bastante caótica, donde el cemento ha arrasado toda posibilidad de dotarla de un “verosímil patagónico” -ese mismo verosímil europeo que si han logrado mantener otras localidades de la región. La ciudad, de todos modos, se sigue expandiendo hacia arriba, y se lleva de poco todo rastro de bosque y vegetación. El tema da para entradas futuras.

Dos, los precios son altos, claro, pero me sorprendió que muchos restaurantes tienen valores no tan lejanos a Buenos Aires. Por ejemplo, se puede conseguir un menú a mediodía por 30 pesos, valor bastante similar a muchos sitios porteños. Claro, si quieren ir a comer centolla es otro precio, porque en ese caso un plato no baja de los 80 pesos.

Lo que es caro: las excursiones. Navegar por el Beagle por 4 horas no baja de los 120 pesos; el micro al parque nacional, por un recorrido de 20 kilómetros, 50 pesos; ir a Lago Fagnano y Lago Escondido, 165 pesos. Sigo buscando a ver si encuentro algo mejor.

Se nota que mayo es temporada baja. Muchos restaurantes y hospedajes están cerrados hasta los primeros días de junio. Hay pocos turistas en las calles y en los comercios. La temporada es por ahora bastante mala. Me parece que el descenso de arribos de turistas internacionales a Argentina va a impactar fuerte este año en esta parte del mundo.

No hubo que caminar mucho hasta encontrarlo: el primer cartel que hallé de quejas sobre el turismo. Y está ubicado estratégicamente en el cartel que se encuentra en la costanera, frente al puerto, y que aparece en la primera foto.

Ya tuvimos ocasión de ir al Parque Nacional, con caminatas en la zona de Bahía Lapataia y Laguna Negra, y al presidio. El tiempo es bastante malo y hay hielo por todas partes; no es buena época para caminar. Pero ya le encontraremos la vuelta

Mañana, más fotos.

El año pasado, mientras daba una vuelta por el aeropuerto de Heathrow, en Londres, encontré en una librería Book of Playlists, de Dorian Lynskey. El libro recopila sus columnas en el diario The Guardian, donde hay selecciones de canciones a partir de un tema determinado. Por ejemplo, la parte de “Vuelos” tiene temas como “Fly me away” de Goldfrapp y “Eight Mile High” de Husker Du. Y la de “viajes por el espacio” selecciona canciones como “Planet Claire” de B-52’s y “Spacelab” de Kraftwerk.

A partir del libro de Lynskey, encontré que había dos puntos interesantes para trabajar. El primero, que no recuerdo haber encontrado muchas listas de canciones sobre viajes, pero en español. Y no recuerdo tantas, así que citaré de memoria -y ustedes pueden sumar sus opciones en los comentarios:

“Viajar” por Lucybell
“Rutas argentinas” por Almendra
“Tren al sur” por Los Prisioneros
“Viajar Lejos” por Los Pillos
“Viajando hacia el este” por La Sobrecarga

El segundo punto es acerca de cómo varían los gustos musicales cuando estás en la ruta o en el aire. En mi caso, paso a escuchar música mucho más fuerte y ruidosa. Creo que el principal motivo son los sonidos exteriores; cuando viajas en avión o en micro, un objetivo es aminorar el ruido externo. Para ello, es mucho mejor escuchar Metallica, Sepultura, Queens of the Stone Age o Eagles of Death Metal que, digamos, Cocteau Twins o Air. Por cierto, descubrí que tampoco hay que terminar en el heavy metal para escuchar música y evitar el ruido exterior. Bien seleccionados, Justice, LCD Soundsystem o Digitalism también son una gran alternativa a la hora de cargar música en el reproductor de MP3. De todos modos, cuando ya no estoy en un avión o el micro, los gustos musicales vuelven al equilibrio de siempre.

Supongo, de todos modos, que a medida que mejoren las capacidades de “noise cancelling” de los auriculares, podremos comenzar a escuchar música menos potente para “tapar” el ruido externo.

Todos los que tenemos la suerte de poder tomar un vuelo cada tanto tenemos un gran temor: que nuestro equipaje sufra demoras o se pierda. La primera de las alternativas es más usual, y de hecho ya la sufrí un par de veces -por suerte, por ahora jamás he viajado en una aerolínea que perdiera mi equipaje, crucemos los dedos. Y ese dato le sirve a Sean O’Neill para pensar que es hora que las aerolíneas introduzcan mejoras en el proceso de manejo del equipaje.

Una idea es simple: ¿no se podría enviar un mensaje de texto a nuestros celulares en el caso de que el equipaje vaya a sufrir demoras? Tienen nuestros datos, y por lo general, cuando hay demoras, éstas abarcan a un número importante de valijas. ¿No sería una innovación interesante y apreciada por parte de los usuarios?

Si revisamos los últimos años, vamos a ver que la mayoría de las innovaciones llevadas adelante por las aerolíneas, y dirigidas hacia el cliente, se limitan al área de venta de pasajes, con un uso intensivo de Internet. Claro, es fácil encontrar las razones: mayor margen de ganancias. Pero a la hora de analizar otros puntos de la atención al cliente, estamos en una situación similar a varios años atrás. El manejo de valijas es cada vez más ineficiente, como analizamos en Valijas perdidas 2. ¿Acaso los sistemas informáticos no permiten rastrear de manera más sencilla el equipaje? Parece que por ahora ese no es el caso. Ni qué hablar de la atención cuando hay que cambiar pasajes.

Para leer sobre el tema de la innovación en las líneas aéreas, pueden chequear “Your airline knows where your luggage is…but isn’t telling”, de Sean O’Neill, en This Just In.

Ya ven que últimamente estoy seleccionando fotos bien simples, pero que tienen otros tipos de valores que a veces descuidamos. Por ejemplo, la simetría. O el color. Y en este caso, no se puede decir que no se atienda a esos temas…

La imagen está tomada en Holanda por Eber M. y publicada en el grupo de Blog de Viajes en Flickr, que ya cuenta con 555 participantes y más de 9200 imágenes publicadas.

El diario inglés The Times ha publicado hace algunos días un listado de los que considera los “100 mejores sitios de viajes”. Todos ellos están en idioma inglés (y esto se extiende a sitios españoles y franceses, que sólo aparecen cuando tienen versión en ese idioma). ¿No sería más razonable dejar en claro que son los “100 mejores sitios de viajes en inglés“? Entiendo que los lectores del diario van a preferir sitios en ese idioma, lo cual es lógico. Pero, tal como está presentado, al parecer un sitio sobre viajes sólo es bueno cuando se encuentra redactado en inglés.

Otra cosa que me llamó la atención es lo poco interesante y novedosa que es la parte sobre blogs. Con todos los buenos blogs que se pueden encontrar en inglés sobre el tema viajes, las recomendaciones son bastante obvias. Se podría haber esperado un poco más de riesgo en las elecciones, o al menos un par de novedades…

La nota de The Times la pueden leer en este enlace.

Hace dos semanas comenté en este blog que finalmente iba a conocer Ushuaia, en el extremo sur de Argentina, y les pedí ayuda para armar la agenda del viaje. La verdad es que todos han sido muy amables, y recibí comentarios y correos electrónicos muy útiles y repletos de datos. Me parece que entre todos hemos armado un muy buen ejemplo de cómo se puede construir conocimiento de modo colaborativo.

La información no sólo me va a servir a mí; quedará aquí de manera pública para que el resto de los lectores lo aproveche cuando tenga oportunidad. Al fin de la entrada, los agradecimientos para la gente que me ayudó con la información.

Esta entrada, entonces, es un resumen de las sugerencias que me hicieron para la parte de los recorridos y excursiones. No voy a entrar en la parte de hotelería, porque pienso contar sobre ese tema a la vuelta. Si me olvidé de algún recorrido que consideran esencial, o me confundí con algún dato, me avisan en los comentarios. Entonces:

* Dedicar al menos dos días a recorrer el Parque Nacional.
* Navegar por el Canal de Beagle.
* Visitar el presidio, y no olvidar de tomar el servicio de guía. También visitar los otros museos (Territorial y Yámana).
* No tomar el “tren del fin del mundo”. Caro y poco relevante.
* Visitar Tolhuin
* Ir al Glaciar Martial -por cierto, la aerosilla no funciona en esta época. Se llega por los senderos que están en el Parque Nacional, así que está incluido en el punto uno.
* Visitar Lago Escondido -todavía no tengo muy claro si en esta época del año se puede ir al lago Fagnano.

Entre las cosas para hacer que todavía tengo que ver, está el city tour -el “bus celeste”-; y la excursión al “faro del fin del mundo”. Ya tengo claro que no es el faro original -el que estaba en Isla de los Estados- pero varios me señalaron que la navegación de todas maneras vale la pena. De paso, más preguntas: ¿alguien tiene datos de primera mano de la visita a La Castorera y el trekking de Cuevas de Alvear?

Gracias por los datos a Andres, Tony Gálvez, Franco Rivero, Mario, Silvina, Gerardo, Kukis, Marcelo Ruiz, y Maribel. Particularmente, quiero agradecer además a Marcela Basch, Mariela Barrios y María Soledad Buscarioli Slater que me pasaron correos electrónicos repletos de información muy relevante. Si me olvidé de alguien, mil disculpas, y consideren que están incluidos en los agradecimientos.

En particular, fueron muy relevantes los datos sobre como no gastar tanto en comidas y esas cuestiones que nos importan tanto a los que tenemos un presupuesto que respetar. Así que comeremos cosas calientes, y tendremos a mano un termo con sopa para combatir el frío.

Eso sí: sólo tenemos una semana, y no sé si haremos tiempo para hacer todo lo que está anotado. De nuevo, gracias a todos Y habrá más entradas sobre Ushuaia, claro.

Una buena parte de las naciones latinoamericanas han impulsado, en los últimos años, políticas destinadas a atraer más turismo internacional. Esas estrategias van desde el marketing a las políticas económicas basadas en tipos de cambio favorables al turismo o a las desgravaciones impositivas.

Pero la elección del turismo internacional como estrategia de desarrollo económico es bastante más incierta de lo que se suele presentar. Crisis puntuales pueden ocasionar graves pérdidas y arruinar temporalmente esfuerzos de años. El caso de México y la gripe porcina, que ha ocasionado severos daños en la industria del turismo en ese país, es una buena advertencia. Los estados latinoamericanos tienen muy poco control sobre ciertas circunstancias que terminen en una caída considerable de la llegada de turistas.

Hay que recordar, además, que el mercado turístico internacional está muy concentrado. 80% de los turistas internacionales pertenecen a las veinte naciones más desarrolladas. Uno de cada cinco turistas internacionales vive en Estados Unidos, Alemania, Francia, Japón y Gran Bretaña. Para la próxima década se espera el ingreso de China a esa lista de cinco naciones con más emisión de turistas (Bohn Melch, 2004). Pero no hay que esperar cambios demasiado profundos en este esquema de turismo internacional. En todo caso, el estancamiento poblacional de Europa le hará perder de algo de presencia en el mercado global.

Mal que les pese a muchos gobiernos, no hay estrategia realmente exitosa si no logramos primero una fuerte presencia del turismo nacional. Sobre todo, porque reduce el problema del leakage, o los ingresos que los países receptores jamás reciben aunque ellos sean los visitados, algo que analizamos en Sentidos comunes: lo “importante” es favorecer el turismo internacional de primera clase.

Pensar al turismo dentro de una política de Estado implica, entre otros temas, promover la presencia de viajeros del mismo país. Y tener en cuenta también que este mercado siempre tiene crisis periódicas, muchas veces asociadas a causas externas al mercado turístico, como crisis financieras o alertas sanitarias. Aclaro lo de “muchas veces”, ya que en otras ocasiones la crisis de ciertos destinos se debe a polìticas inadecuadas de conservación de los atractivos del lugar, que pueden ser arruinados por sobreexplotación o ausencia de políticas ambientales y urbanas.

Referencias bibliográficas

Bohn Melch, Sharon (2004): “Why Tourism Matters”. En Sharon Bohn Melch (comp) Tourists and Tourism. A reader.