La Farga Palau de Ripoll fue fundada como fragua de hierro en el s.XVII y mantuvo su actividad durante cinco siglos hasta que cerró en el año 1978. Se encuentra dentro de un edificio de pisos que servían y sirven todavía de viviendas. La planta baja está ocupada por la ferrería, con las trompas de agua, los martinetes, la carbonera, el horno y la fragua. Separado del obrador encontramos la rueda hidráulica, la acequia y la balsa que servía para almacenar el agua del río Freser, mover la rueda y generar el viento que, impulsado de manera continua, da nombre al método de la fragua catalana. A demás de ser la única fragua de Cataluña y seguramente de España que aún elaboraba piezas de cobre hasta la mitad del s.XX, la característica más singular de la Farga Palau son los dos martinetes instalados, con cojinetes metálicos, mango de olmo y mayos de acero. Una o dos veces al mes se encendía el horno y se fundía el metal que era chatarra de cobre. De cada colada u hornada se forjaban al rojo las piezas fundidas, que posteriormente se volvían a calentar en la fragua para hacerse dúctiles y con los mayos se golpeaban las piezas para que tuvieran la forma deseada. En caso de fabricar un perol grande, hacían falta veinte operaciones de recalentar, refrescar en agua y martillar. En el año 1997, el Museo de la Ciència i de la Tècnica de Catalunya (mNACTEC) adquiere a Pere Palau la planta baja que ocupa la fragua, que se integra en el Sistema Territorial del mNACTEC. Actualmente se ha restaurado y se podrán visitar y conocer mejor sus instalaciones y su funcionamiento.
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