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Álbum |
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La Recontra |
Pujol y el cuaderno lila de Ramon Farré
A sus ochenta años, Jordi Pujol sigue convirtiendo en espectáculo de las ideas y en juegos de magia emocional todas sus comparecencias en público. Ayer volvió a demostrarlo en el Institut d’Estudis Ilerdencs, donde ofició su viejo dominio del arte de la comunicación en la presentación del libro de Ramon Farré, el jefe de Convergència en Lleida. Farré no se desenvuelve nada mal en la tribuna, y ayer hasta tuvo ocasión de devolverle al maestro uno de sus libretos favoritos: Pujol le preguntó cuál era a su juicio la esperanza de les Garrigues. ¿El agua? -apuntó. A lo que Farré, buen conocedor del ideario pujolista, replicó: la gente. Tocado. El padre del discurso que basó la construcción de la Catalunya moderna sobre el valor de la gente tuvo que aceptar el jaque de su discípulo aventajado. Farré ha recogido en su libro un conjunto de artículos y textos, seleccionados y clasificados por Josep Ramon Ribé, el director del diario Bondia, que constituyen un sugestivo dietario político que toma el pulso a los problemas de hoy. Y lo hace -Pujol dixit- con la emoción del poeta, el compromiso del maestro y el temple del político. Ha llamado a su libro Quadern lilat (un título al que sólo se habría atrevido el poeta Juan Ramon Jiménez), porque escribe todos los días sus ‘digresiones’ de madrugada, ‘quan els colors esvaïts, blaus, violats, vermellosos, lilats treuen el cap’. Pujol estuvo ingenioso, afectuoso, se disculpó a fondo por su retraso de media hora, pero no entró en lo de los colores del alba: él, como buen hipotenso, ha escrito siempre al atardecer y hasta bien entrada la noche.
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