Miércoles, 26 Mayo 2010...8:57 am

Por una nueva ubicación del Trofeo Godó

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OPINIÓN

El pasado 6 de mayo, cuando ya pocos recordaban el nombre del ganador del último Trofeo Godó (el madrileny Fernando Verdasco, como dirían en la emisora pública Catalunya Informació), empleados municipales recogían las vallas que habían servido para delimitar el cerramiento de la calle Bosch i Gimpera.

En una carta a los vecinos, firmada por el Presidente del Real Club de Tenis Barcelona-1989, el Delegado de Deportes del Ayuntamiento de Barcelona y la Regidora del Distrito de Les Corts, se había comunicado a los vecinos el cierre “parcial y escalonado” de dicha calle, desde el 1 de abril hasta el 5 de mayo.

La carta no aportaba más precisiones que respaldaran la decisión de clausurar la calle, pero por esas mismas fechas, el Alcalde Jordi Hereu declaró que “el Godó ayuda a construir nuestro país”, lo que, bien entendido, valdría para justificar que el país ayude a construir el Godó. Porque de construir se trata: en terreno público, temporalmente usurpado, se levanta un campamento de construcciones ligeras, el village destinado a albergar las actividades comerciales y mercantiles de las distintas empresas que operan en el entorno del ATP World Tour (al parecer, sin la participación y ayuda económica de estas empresas la celebración del Torneo se vería gravemente comprometida).

También en terreno público, se instala un almacén a vista descubierta utilizado por las empresas encargadas de construir la gradería que permite recibir a cuatro mil espectadores durante la celebración de los partidos más importantes del torneo. Además, en las calles adyacentes se implanta la prohibición temporal de aparcamiento, quedando así sus plazas reservadas para las necesidades de la organización. Y, por si fuera necesario, se instala en otra calle aledaña un ruidoso generador eléctrico que garantiza el suministro de energía.

Bosch i Gimpera es una vía de comunicación que conecta la Avenida de Pedralbes con la zona de Capitán Arenas y Manuel Girona y son muchos los conductores afectados por el cierre de la calle durante tan largo periodo de tiempo. Pero además, el village se implanta sobre la calzada y la acera más próxima al Liceo Francés, de forma que los alumnos y sus familiares se ven obligados a transitar por un estrecho pasadizo a lo largo de la acera. Teniendo en cuenta que la movilidad escolar en Barcelona se resuelve mediante el uso de autobuses escolares y de vehículos privados y que diariamente el Liceo acoge a más de 2.000 alumnos, puede comprenderse que la privatización temporal de la calle Bosch i Gimpera genera importantes inconvenientes a los profesores, a los alumnos y a sus familiares.

En la carta citada dirigida a los vecinos, tras expresar sus disculpas por las molestias ocasionadas, se aduce que “este torneo de tenis es probablemente el acontecimiento deportivo más importante que se celebra anualmente en nuestra ciudad y del cual los barceloneses nos tenemos que sentir muy orgullosos, al ver el nombre de Barcelona inscrito al lado de ciudades con grandes torneos”

Seguramente tendrían los barceloneses más motivos para sentirse orgullosos si el cincuentenario Trofeo Godó tuviera lugar en un escenario equiparable a los de aquellos clubes que acogen los grandes torneos. La necesidad de privatizar temporalmente el suelo público, además de entrañar los inconvenientes antes reseñados, pone de relieve la incapacidad de las actuales instalaciones del club para albergar un acontecimiento deportivo de tal importancia. Tal incapacidad podría muy bien explicar que el otrora prestigioso Torneo Godó esté ahora clasificado en la tercera categoría de los torneos de la ATP, junto con los de Acapulco, Hamburgo y Valencia, mientras que en la categoría superior se encuentran los torneos que se disputan justo antes y después del Godó, es decir, los de Montecarlo, Roma y Madrid. De hecho, este año ninguno de los siete primeros clasificados en el ranking ATP participó en el Godó, mientras que tres de ellos lo hicieron en Montecarlo, cuatro en Roma y tres en Madrid. Los más de 12.000 espectadores que puede acoger en cualquier momento la Caja Mágica de Madrid, comparados a los 4.000 que pueden congregarse en la gradería provisional del Real Club de Tenis Barcelona-1989 pueden dar una idea de la actual situación y relativa importancia del Torneo Godó en el mundo del tenis profesional.

Y, sin embargo, Barcelona cuenta con buenas cartas. La primera, el propio Torneo Godó y su relevante historial. La segunda, la existencia de instalaciones que podrían albergar de forma permanente la sede del Torneo, dado que, al parecer, los equipamientos deportivos que conforman el llamado Miniestadi, en el mismo barrio de Les Corts, ya no son considerados necesarios por su actual propietario, el Club de Fútbol Barcelona. El Miniestadi, considerado modélico en su día, puede albergar a más de 12.000 espectadores y cuenta con un complejo de campos de entrenamiento con suelo suficiente para la instalación del más ambicioso village. Su ubicación permitiría la celebración de un torneo en el que los partidos de clasificación tuvieran lugar en la actual sede del Club de Tenis, y desde octavos en adelante, en el Miniestadi. Una instalación como ésta permitiría que el Godó contara con las dotaciones necesarias para subir de categoría en el World Tour y llegara a convertirse en cita obligada para los mejores tenistas.

Al Alcalde de Barcelona le gusta hablar de complicidades. Pues bien, parecería llegado el momento de reunirse con las entidades afectadas para que el Torneo enorgullezca de verdad a los barceloneses y sea disputado por los mejores jugadores del mundo. El “Conde de Godó” podría transformarse en el “Conde de Barcelona”. Un simple cambio de ubicación evitaría sacrificios innecesarios a los ciudadanos y mejoraría considerablemente las instalaciones. Este cambio sería, de seguro, bien recibido por los vecinos, puesto que lo que los barceloneses esperan de su Alcalde no “construya país”, sino que gestione la ciudad con eficacia.

B. Olaizola

 

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