Domingo, 18 Abril 2010...12:39 pm
Literatura extranjera
OPINIÓN
Librería
¿Se trata de un error? Resulta muy poco probable. Uno tiene que restregarse los ojos repetidamente para asegurarse de que lo que está viendo es real. Más bien parece una forma poética de racismo cultural, una manera de representar la discriminación que desde hace treinta años y cada vez con mayor furia se abate sobre la cultura que se expresa en castellano, hecha por catalanes, en Cataluña.
La escritora Rosa María Torrent conoce el calvario que ha de sufrir un autor que edita un libro en la lengua equivocada. Aparte de situar a quien lo hace al margen de la vida cultural oficial, uno se ve obligado a pedir excusas, a justificarse en cada acto público, como si hubiera pecado o cometido alguna falta. Parece que hubiera de llevar siempre encima un rótulo que dijera: “Escribo en castellano, perdone las molestias”.
Vivimos en un país extraño; o más bien, nos sentimos extraños en un país cada vez más excluyente. Si la literatura escrita en castellano es “narrativa extranjera”, entonces, tenemos que sacar la conclusión de que hay más de cuatro millones de extranjeros en Cataluña. Podría decirse que la mayoría de los catalanes son extranjeros de nacimiento.
Cada vez hay más extranjeros en Cataluña. No hablar catalán es el principal motivo. No haber nacido en la misma tierra suele ser el otro. Uno puede trasladarse cuatro mil quinientos kilómetros de Nueva York a Los Ángeles y no por ello será inmigrante en California. Pero si cubre los trescientos kilómetros que separan Sagunto de Barcelona, no tendrá más remedio que declararse inmigrante durante toda su vida, como hace con mucho gusto el notario Alfons López Tena.
Extraño país de extranjeros. Extraño país de unos pocos que se permiten el lujo de vetar la asistencia de sus mejores escritores a las ferias internacionales. El rótulo de
Koldo Blanco
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