Intervenció del portaveu adjunt de CiU i portaveu d'Economía de CiU, Josep Sánchez Llibre, en la Compareixença del President del Govern en el Ple del Congrés per informar sobre el Consell Europeu dels dies 16 y 17 de desembre a Brussel.les.
La semana pasada se celebró en Bruselas un Consejo Europeo de carácter eminentemente económico y financiero, en un momento especialmente delicado para las finanzas europeas y de los diferentes Estados miembros.
Las dos variables más preocupantes para la mayoría de los Estados miembros son:
En el caso de España estas dificultadas tienen perfil propio:
En este contexto CiU apoya las posiciones del Gobierno cuando señalan que España no es Grecia ni Irlanda o bien cuando señalan que el sistema financiero español es sólido. Sin embargo tanto las Administraciones Públicas como el sistema financiero mantienen en estos momentos elevadas necesidades de financiación o refinanciación que deben resolver en 2011. Por ello es preciso buscar en Europa unos apoyos que hoy aparecen insuficientes.
Principales acuerdos
Esta larga introducción me permite situar dos acuerdos destacables del pasado Consejo Europeo de Bruselas:
Sr. Presidente, nuestros problemas más graves los tenemos a corto plazo, el año 2011 va a ser un año difícil; a corto plazo la economía de Portugal seguirá a merced de los mercados y la economía española seguirá observando la de Portugal y viendo como crece el coste de nuestra deuda, por lo que urge acrecentar la atención en aquello que necesitamos y que los presupuestos de 2011 no nos resuelven.
Antes de profundizar más en lo que atañe a las decisiones adoptadas en el Consejo de la semana pasada, permítame que reitere nuestra posición en pro de la austeridad en el gasto acompañada del estímulo a la creación de empleo y a la inversión, con el fin de propiciar la reactivación.
Pero además de este planteamiento ya reiterado quiero añadir que es preciso conseguir de Europa una política monetaria más flexible. La economía española puede volver a la senda de la reactivación y del empleo, pero necesitamos financiación. Somos conscientes que nunca más habrá la alegría financiera de la última década (afortunadamente), pero para poder rehacer nuestras cuentas, para poder conservar el tejido económico y productivo necesitamos que el grifo de la financiación no se cierre, lo necesita la administración pública y lo necesitan las empresas.
Sobre esta cuestión Europa y los Estados Unidos mantienen posiciones diferentes. Los Estados Unidos han optado por seguir una política monetaria más expansiva ¿Por qué no hacerlo también en Europa?
Sabemos de las dificultades de arbitrar una política económica común, de hecho avanzar en esta dirección es una de las decisiones del Consejo de la semana pasada que deberá concretarse mejor en los próximos meses. En estos momentos Alemania crece a buen ritmo, nosotros no; Alemania teme a la inflación, nosotros no tanto; Alemania tiene un elevado superávit comercial, nosotros mantenemos un déficit exterior elevado y difícil de equilibrar; nuestras economías mantienen dinámicas diferentes, sin duda nuestro elevado endeudamiento público y privado condiciona ésta situación.
Aquí también quería introducir una reflexión: si nuestra economía hoy está tan endeudada, la culpa es nuestra, pero parte de la responsabilidad también la tienen quienes nos ha facilitado la ingente cuantía de recursos financieros que ha alimentado la burbuja financiera hasta situarnos donde estamos. Y un segundo comentario, si la sequía financiera afecta a la deuda soberana de Portugal y España y a nuestro sistema financiero el problema se traslada de inmediato a las entidades prestatarias del centro y norte de Europa.
La economía española puede salir de la crisis con celeridad, pero para ello es preciso que Europa aporte más flexibilidad a su política monetaria. No pedimos subvenciones, no pedimos que el norte cubra los excesos del sur, simplemente el norte ha transferido al sur más recursos de la cuenta y para devolverlos es preciso arbitrar plazos, poner en marcha nuevos mecanismos de refinanciación más flexibles. Estamos en el mismo barco del euro y en este debemos navegar juntos, como señalaba un artículo de prensa esta semana, "el fracaso del euro y de la UE seria el mayor desastre paneuropeo desde 1945".
Es positivo que el BCE amplíe su capital, es positivo que el BCE pueda adquirir mayor deuda pública de Estados miembros y sería positivo que la UE pudiera emitir eurobonos con la garantía de todos los Estados miembros, ya que ello beneficiaria al conjunto de las economías de los Estados miembros y a los ahorradores, a los únicos que perjudicaría sería a los amantes del riesgo financiero.
El mensaje del Consejo sobre la construcción europea
En nuestra interpretación del Consejo de los pasados 16 y 17 de diciembre surge una decisión de carácter europeista, de consolidación del euro y del mercado único; con un liderazgo principal de Angela Merkel decidida a impulsar el europeismo, pero a su medida, es decir con una fuerte austeridad fiscal, con un claro compromiso de estabilidad presupuestaria (apoyado por Gran Bretaña), con una apuesta por las reformas laborales en pro de la flexiseguridad y con un claro apoyo al incremento de la productividad.
CiU está dispuesta a seguir esta receta pero adaptada a nuestra propia realidad. Dos ejemplos:
Otro comentario, si el futuro de Europa y de la zona euro es el modelo que está liderando Angela Merkel: más austeridad, más productividad, un mercado laboral más flexible, un presupuesto europeo más acotado CIU está dispuesto a asumirlo. Pero entonces todos deberemos ser más transparentes. Alemania apuesta por la competitividad, desde Catalunya CiU también y para ello deberemos revisar los flujos fiscales y presupuestarios internos de la economía española. No seria correcto aceptar grandes esfuerzos conjuntos como Estado para reducir y equilibrar los flujos financieros que hemos recibido de Alemania u Holanda y no hacer un esfuerzo equivalente dentro del Estado, para que nuestros esfuerzos fiscales i financieros entre CCAA estén más equilibrados.
En definitiva:
CiU comparte estos planteamientos y estamos dispuestos a impulsarlos, pero al mismo tiempo exigimos al Gobierno que transmita a Europa que la economía es solvente, dará respuesta a sus compromisos, pero requiere de la ayuda y cooperación europea en dos ámbitos principales:
Comentario parecido corresponde a las pensiones. Lo importante es garantizar que nuestro sistema de pensiones es sólido hoy y lo seguirá siendo mañana. Para ello lo primero que se necesita es consenso y estoy seguro que puede encontrarlo en esta Cámara; lo segundo que se necesita es reforzar los mecanismos de determinación de las pensiones en la perspectiva de cómo van a evolucionar en los próximos 20 o 30 años. La edad legal de jubilación puede ser una de las vías, pero no la única. No hay que obsesionarse a regular el retraso de la edad de jubilación a los 67 años, ya que la edad real de jubilación en estos momentos no alcanza la media de los 63 años. Acordemos medidas para que "todos" nos jubilemos a los 65 años y no antes; acordemos medidas para facilitar y favorecer la jubilación voluntaria más allá de los 65 años, valorando especialmente las largas carreras de cotización y tendrá el consenso de ésta Cámara; acordemos medidas para mejorar el cálculo de las pensiones en base a la consideración de un periodo más largo de la vida laboral de manera gradual, y también obtendrá consenso. Y después explique las reformas a Europa, a los mercados, y cumpla de inmediato con aquello con lo que todos nos comprometemos. Europa y los mercados entenderán mejor el cumplimiento de los compromisos que la aprobación de leyes nominales e injustas. No tendría sentido que el mismo Gobierno imponga la edad de jubilación a los 67 años, con un paro del 20% y a su vez estimule las prejubilaciones a los 55 años de los afectados por procesos de fusión de las Cajas de Ahorros, con recursos públicos del FROB.
El Consejo de Bruselas de los pasados 16 y 17 de diciembre constituye un paso más hacia la construcción de una Unión Europea económicamente más cohesionada y estable, ahora necesitamos que también la economía española deje atrás las inquietantes decisiones precipitadas a las que nos tienen acostumbrados para establecer una estrategia de recuperación sólida, comprometida y creíble, la cual en todo caso necesita del apoyo y cooperación del conjunto de los países europeos y en particular de aquellos que configuran la zona euro.