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Álbum |
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Carta del Director |
Crece la indignación
La protesta antipolíticos, la ‘spanish revolution’, la rebelión de los indignados, elijan el nombre que más les plazca o invéntense uno, pues lo importante no es el bautizo sino la criatura. Miles de personas han salido a la calle y cada hora que pasa son más los que se les unen. También en Lleida, que convierte la plaza Ricard Viñes en su Tahrir particular. Al menos hasta el día de las elecciones se oirá el clamor contra el sistema, pero principalmente contra los políticos, que siguen ajenos a lo que sucede. Ayer, por ejemplo, mientras 300 espontáneos indignados se concentraban de forma rápida y barata a través de la red, 60 entidades, tras un despliegue mediático y publicitario, sólo reunían a 600 personas para protestar por los recortes del Estado del Bienestar. Cuando tal número de organizaciones convocantes sólo consigue arrastrar a una decena de sus miembros cada una, quizás deberían preguntarse a quién representan de verdad. Ver tras la pancarta de la manifestación a alcaldables, sindicalistas liberados y personajes de conocida filiación política no es la mejor forma de atraer a ningún indignado. Vuelve a ser más de lo mismo. Un quítate tú para ponerme yo, cuando ni unos ni otros han sabido resolver antes el problema. En fin, que siguen sin entender nada.
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