Redacción
17/06/2011
La rápida industrialización que ha acompañado la emergencia de China como potencia económica se ha llevado a cabo con graves déficits de medidas medioambientales, tales como mantener las distancias entre las factorías y las viviendas de los trabajadores.
A pesar de los esfuerzos innegables de las autoridades en mejorar la normativa en materia de medio ambiente, el daño ya está hecho y son muchos los niños y niñas expuestos durante años a un exceso de contacto con el plomo y otros metales altamente tóxicos.
El informe de HRW denuncia, además, que las autoridades sanitarias están negando el tratamiento a estas víctimas colaterales del desarrollo desenfrenado y ocultando la grave crisis sanitaria.
A pesar del control oficial, la prensa china ha empezado a publicar algunos casos, síntoma de que las autoridades son conscientes del potencial explosivo de una cuestión sensible, como la salud de los niños en una sociedad donde las parejas solamente pueden tener un hijo.
Estos déficits sociales y democráticos, así como los abusos policiales, están desencadenando en los últimos días en China numerosas protestas espontáneas de trabajadores.
Informe de Human Rights Watch
“My Children Have Been Poisoned”