La incredulidad corría anoche por Twitter como un reguero de pólvora. «¿Dónde estaba Zapatero hoy?», «cero, cero, Zapatero», «¿Es que no va a salir?». Y no lo hizo. Se marchó de Ferraz sin aparecer ante los medios de comunicación para valorar el triunfo histórico del Partido Popular y la debacle del PSOE, partido del que sigue siendo su secretario general. No admitió su parte de responsabilidad en estos resultados, ni deseó suerte a su sucesor, Mariano Rajoy. Ni siquiera apareció junto a Rubalcaba para mostrarle su apoyo cuando el candidato socialista compareció para admitir su derrota.
Habló en el momento de ir a votar, durante la mañana del 20-N, llamando a la participación ciudadana. «El futuro, hoy más que nunca, está en manos de los ciudadanos», subrayó tras ejercer su derecho entre abucheos al voto en el colegio de Nuestra Señora del Buen Consejo, en la madrileño distrito de Moncloa. Después, silencio.
efe
Zapatero llega a la reunión de la Ejecutiva
Será esta mañana tras la Ejecutiva federal que analizará la derrota electoral que deja al PSOE con el peor resultado de su historia -110 diputados- cuando se presente ante el país por primera vez tras el escrutinio. Se convertirá en el presidente que con más retraso se deja ver tras unas elecciones democráticas que cambiaran el partido en el gobierno.
Leopoldo Calvo Sotelo realizó unas declaraciones públicas tras la victoria socialista de Felipe González en 1982 a las doce y media de la noche, que fueron retransmitidas dos horas más tarde por TVE. En ellas, el ya presidente en funciones afirmaba no estar decepcionado porque el «orden y la paz» en que se habían celebrado las elecciones mostraban «el arraigo de las instituciones democráticas en España». En el recuerdo quedaba el golpe del 23-F un año antes, precisamente durante su investidura.
Calvo Sotelo informaba de que había llamado al entonces secretario general del PSOE para felicitarle y para expresarle su «esperanza» de que supiera administrar su éxito «en el bien y en el servicio de España».
Catorce años después, el 3 de marzo de 1996, era Felipe González el que felicitaba a José María Aznar por su victoria. El secretario general del PSOE llegó a Ferraz a las once y cuarto de la noche y ante la multitud que le cantó el cumpleaños feliz por sus 54 años señalaba que había llamado al candidato del PP y que en el caso de que Aznar lograra los apoyos necesarios para formar gobierno, ejercería una «oposición rigurosa».
Y en 2004, pese a que Aznar no se presentaba como candidato, acudió a la sede de Génova para dar su apoyo a Mariano Rajoy, que entonces perdió las elecciones frente a José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente del PP se fotografió junto a Rajoy y se asomó a la ventana de la sede popular en Génova para saludar a los simpatizantes.
