La economía del bien común

Imagen del autor

Enviado por felix el Sáb, 2012-10-13 00:50.

felix

Artículo de Antonio Barbero
 
En nuestra sociedad se está produciendo un empobrecimiento de la mayoría de la población como consecuencia de una acumulación, nunca vista, de recursos en muy pocas manos. El crecimiento sin fin; la competencia feroz; el odio al contrario; el individualismo egoísta, llevarán sin lugar a dudas a la destrucción del ser humano. El capitalismo feroz o neoliberalismo es tan nefasto como lo fue en su día el estalinismo. Si no cambiamos nuestras sociedades, acabaremos la mayoría de la población siendo esclavos de una minoría que tendrá en sus manos todos los recursos y bienes del planeta. 

 

Resulta alentador ver que existen personas que desarrollan alternativas más humanitarias y pensando en la mayoría de la población del sistema capitalista imperante hoy día. Ha surgido así, la economía del bien común, sistema económico alternativo al capitalismo, desarrolada en el libro del mismo nombre por el economista Christian Felber. 
 
A grandes rasgos, la economía del bien común se puede caracterizar por:
 
- todos sus actos se basan en las relaciones humanas: confianza, cooperación, aprecio, solidaridad, acción de compartir. Se cambia el balance financiero como medida principal, que sigue existiendo, por la contribución al bien común, denominándolo balance del bien común. Mide rendimientos sociales, ecológicos, democráticos y de justicia distributiva. Todo ello conformará el 
nuevo sentido de éxito empresarial; 
 
- las empresas con los mejores balances obtendrían incentivos y ventajas legales que les permitiría obtener mejores márgenes pudiendo ofrecer sus productos a mejor precio que los productos no éticos: tasas de impuestos reducidas, créditos con intereses reducidos, prioridad en la compra pública, programas de investigación, etc; 
 
- las desigualdades en las rentas y en la propiedad serían limitadas. De esta manera no se permitirían salarios de más de 20 veces el salario mínimo; la propiedad privada no podría exceder de 10 millones de euros. 
 
- en las empresas grandes, de más de 250 trabajadores, la propiedad estaría compartida con los empleados y ciudadanos formando lo que han denominado parlamentos económicos. Los gobiernos no podrían intervenir, ni tener propiedad en estas empresas; 
 
- existirían tres tipos de empresas: las pymes privadas, las grandes empresas de propiedad mixta y las denominadas bienes democráticas: escuelas, universidades, hospitales, abastecimiento de aguas, de energía, banca, etc. Tampoco los gobiernos podrían intervenir en estas empresas; 
 
- los mercados financieros, tal y como los conocemos hoy, deberían desaparecer; 
 
- todo ello, se complementaría con cambios en la representación política. Así, los defensores de la economía del bien común, abogan por complementar la democracia representativa con la democracia directa y participativa. De esta manera se propone que el pueblo soberano pueda corregir a sus representantes en el parlamento: iniciar y adoptar leyes; iniciar y adoptar cambios en la Constitución y controlar áreas claves de la economía como son los bienes democráticos. 
 
A mí, como empresario no me disgusta este nuevo sistema. Cosas con las que yo soñaba como: limitación de salarios máximos, eliminación de toda especulación, limitación del tamaño de las empresas, etc., ya estaban siendo elaboradas por autores y un ejemplo de todo ello, es esta economía del bien común. No sé si será practicable, pero sí sé que es una forma de que no nos comamos unos a los otros y nos destruyamos hasta la muerte. Empecemos a ponerlo en marcha y la mejor manera es que leamos y difundamos todo lo posible esta alternativa al sistema capitalista vigente. 
Seguramente, como dicen los autores, habrá que cambiar y corregir cosas, pero que no perdamos el norte: lo que queremos es el bien de la mayoría. Este sistema se adapta perfectamente a nuestro republicanismo de izquierdas, por lo que podríamos adoptarlo como sistema económico propio. 
 
Finalmente, decir que estos cambios han demostrado a lo largo de la historia, que no se producen pacíficamente, sino que transcurren a través de rupturas con los sistemas anteriores de manera dramática, violenta y sangrienta. Esperemos que los poderosos sean lo suficientemente inteligentes, para que el próximo cambio que está por llegar, permitan que se haga de manera pacífica y escalonada. De ellos depende, sin duda alguna.