Las elecciones de hoy abrirán una crisis de Estado y acercarán Cataluña a la independencia, según algunos observadores. Para otros en cambio, permitirán un enfriamiento de la situación y la canalización del debate político catalán en términos menos rupturistas. Ambos escenarios son posibles, pero es probable que no se cierren tantas incógnitas como muchos desearían. Todo ello dependerá en buena medida del escenario que definen los resultados electorales: ¿cuánta continuidad se dará bajo el cambio aparente de los resultados? ¿Se está gestando un realineamiento histórico del sistema de partidos en Cataluña? Es probable que lo que haya sucedido en anteriores elecciones nos resulte de poca utilidad para explicar lo que sucederá en estas. Sin embargo, puede ayudarnos a identificar mejor las claves de los resultados. Para ello, ofrecemos a continuación algunas pautas de análisis basadas en los parámetros que se han venido registrando en las últimas citas electorales catalanas. Que sean más o menos útiles, lo sabremos el lunes 26 de noviembre.

"No podemos ayudarlas si no denuncian. No podemos ayudarlas, no podemos apostar, y no digo el Gobierno, digo toda la sociedad, si esas mujeres no denuncian". Fue la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, la que se despachó con estas declaraciones hace cinco meses. Mientras Mato hacía recaer toda esa responsabilidad sobre las mujeres víctimas de violencia machista, el Gobierno ha recortado las partidas presupuestarias dedicadas a igualdad y violencia de género, y muchas comunidades autónomas, como Castilla-La Mancha, han perpetrado un duro golpe a la red de centros y programas de atención a mujeres. Expertas, activistas y asociaciones advierten de que la violencia machista no sólo no es ya una prioridad política y social, sino que el discurso oficial tiende ahora a culpabilizar y cuestionar a las mujeres, y a centrar en ellas el problema en lugar de asegurar que existan los mecanismos para luchar adecuadamente contra esta violencia. 

Las últimas elecciones en Asturias costaron casi tres millones y medio de euros. Un 45,9% se lo llevaron los partidos políticos en subvenciones, un porcentaje similar al de los comicios de 2011. Lo mismo ocurre en las elecciones vascas de 2009, 2005 y 2001, donde aproximadamente la mitad del gasto en celebrarlas se destina a las subvenciones a partidos políticos, según estipula la Ley Electoral en función del número de votos y de escaños obtenidos por cada grupo.

España llegó con la amenaza de perder 20.000 millones de euros. Pero parece que no serán tantos, y por eso el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se mostró "satisfecho", incluso "contento", por el devenir de las negociaciones. No obstante, evitó concreciones sobre cómo van las cuentas relativas a España. Y, como no podía ser de otra manera, cerró su intervención con Cataluña, para la que dedicó una de sus clásicas muletillas: "Espero que la sensatez y el sentido común vuelvan".

El secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha hablado varias veces con el primer secretario del PSC, Pere Navarro. Varios dirigentes socialistas que están siguiendo el recuento junto a Rubalcaba en la cuarta planta de la sede socialista han expresado un optimismo contenido en Twitter.

El PSC se mantiene como segunda fuerza con el 15,42% de los votos y 23 diputados, y PP cosecha 19 escaños con el 13,16% de votos.

ERC y PP empatan con 20 el número de diputados en el arco parlamentario con una diferencia de unos 2.000 votos a favor de la formación popular.

Este muestro, facilitado por fuentes del PSC, da 18 diputados al PP, que caería de tercera a cuarta y fuerza pese a mantener sus parlamentarios, y 15 para ICV-EUiA, que crecería en cinco diputados pero pasaría de cuarta fuerza a quinta.

ERC y PP empatan con 20 el número de diputados en el arco parlamentario con una diferencia de unos 3.000 votos a favor de la formación popular.

ERC se erige como tercera fuerza, con 21 diputados y el 13,06% votos, y el PP baja a cuarta fuerza en Cataluña, con 13,26% votos y 19 escaños, sumando un diputado.

De esta forma CiU ha doblado su resultado de 2010, y el PSC se ha postulado como la segunda fuerza al conseguir 4 votos --no obtuvo representación en las anteriores elecciones--, resultado que también ha registrado ERC-Cat Sí; la formación SI y la CUP han conseguido dos votos cada una, mientras que en las anteriores elecciones no consiguieron apoyo.

El PSC con el 16,97% de los votos y 24 diputados, perdería cuatro escaños, mientras que ERC sigue protagonizando la mayor subida y se erige como tercera fuerza doblando presencia con 21 diputados y 13,04% votos, respecto a los 10 de hace dos años.

El PSC con el 17,18% de los votos y 24 diputados, perdería cuatro escaños, mientras que ERC protagoniza la mayor subida y se erige como tercera fuerza doblando presencia con 20 diputados y 13,03% votos, respecto a los 10 de hace dos años.

El portavoz, Albert Botran, ha destacado también que la CUP ha defendido siempre la unidad de todos los territorios de habla catalana y ha criticado la deuda de los bancos como "coartada de los poderosos", además de una clara defensa de la independencia.