IR aplaude la única decisión acertada de Esperanza Aguirre, "lideresa" de la destrucción de libertades

Martes, 18 Septiembre, 2012

Izquierda Republicana, y en particular su federación de Madrid, aplaude calurosamente la decisión de Esperanza Aguirre de abandonar la presidencia de la Comunidad de Madrid, y la política activa, como la única decisión acertada de esta autoproclamada líder máxima del neoliberalismo más salvaje en el seno de su partido a lo largo de su dilatada carrera.

 

Ha señalado como razones de su desistimiento el deseo de disfrtutar de su vida familiar y particular, y que no es una profesional de la política y el servicio público es temporal y "el momento de irse ha llegado". Sus palabras no han convencido demasiado a los analistas políticos, quienes añaden su mala relación con el presidente del partido y del Gobierno o que ha vislumbrado el horizonte de su finitud política, pues nuevos y mayores logros sólo podrían ser otras victorias electorales similares a las ya obtenidas... y nada más, pues sus confesadas ambiciones de poder ser incluso presidenta del Gobierno -cuando se dilucidaba quién sería el delfín político de Aznar, le espetó a algún periodista la pregunta: ¿Por qué  no me incluís en las quinielas políticas para ser sucesora de Aznar?- se han evaporado tras los sucesivos congresos de su partido.

 
El hecho es que se marcha, efectivamente,  este azote de los derechos y libertades ciudadanos y del bien común, dejando por delante tres años para que se consolide su sucesor al frente del partido y del gobierno madrileños, de cara a las próximas elecciones autonómicas, y siendo, no Gallardón, a quien así se motejaba, la "renglón suelta del PP", con sus constantes desacuerdos públicos con las decisiones del Gobierno estatal y de su jefe político, discrepancias que sólo podían acabar en una rebelión interna abierta, liderando al ala más ultra y neoliberal del PP, o directamente creando un partido político, una especie de "Gallinejas Party" como remedo del Tea Party norteamericano, a su medida y talla, o sea, pequeño y lleno de costuras que saltan, dada su costumbre a ser el elefante ciego de todas las cacharrerías o entidades sociales: se puede recordar la última metedura de pata, pero no menor, cuando hace poco dijo que habría que matar a los arquitectos porque hacen bodrios que les sobreviven, ante un edificio con numerosos premios... ¡incluido uno de la Comunidad de Madrid en 2009! 
 
Meteduras de pata que en ella han sido costumbre, dada su elevada cultura -le encanta la escritora Sara Mago, dijo siendo ministra de Cultura-, pero todas ellas, con las que ha llevado en el pecado la penitencia pues ha tenido que pasar por las humillaciones de pedir perdón a posteriori, como cuando tuvo que dirigirse al presidente del Colegio de Arquitectos de Madrid, no son nada al lado de la gran defecación, como superpaquiderma política antes mencionada que es, que ha supuesto dejar en la cacharrería de delicada organización que es la sociedad que supuestamente gobernaba, es decir, a la que ordenaba tras elecciones tan limpias como la del famoso "tamayazo", que ha supuesto la herencia de Eurovegas, un espejismo que sin complejos llega con la intención de violar todas las leyes que se le ponga por delante, desde las laborales a las de lavado de capitales. A ello, gracias al éxito, que se empeó en resaltar en su despedida, de sus políticas neoliberales, como la ausencia de intervencionismo total en Telemadrid, deja una autonomía que es la tramposa de la clase, con su déficit oculto, el cual trastocó gravemente los planes económicos de su jefe y presidente del partido, y con unos servicios públicos destrozados con gracejo populista y campechano. Eso sí, se va por su decisión, no por que la echen los ciudadanos en una elecciones dignas de tal nombre, ni por supuesto, por su principal oposición, incapaz siquiera de articular un mensaje que se pueda calificar de inteligible.
 
Desde IR le deseamos el más rápido viaje al anonimato, aunque por desgracia para los intereses de la ciudadanía, nos acordaremos demasiadas veces de ella. Nuestro trabajo es que su herencia política y sus herederos pierdan su disfraz de campechanía y populismo, para que la ciudadanía vea las llagas y pústulas que suponen para el bien común, sin cajas de madrid ni miríadas de asesores ni ventas al mejor postor de lo que es de todos.