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Periodismo a pesar de todo

Héctor Juanatey Ferreiro

Periodista. He trabajado en La Voz de Galicia, Público y La Sexta.

FIES: la cárcel dentro de la cárcel

La prisión de Soto del Real. / EFE

A principios de los años 90, las protestas de la población reclusa en las prisiones españolas eran cada vez más frecuentes. Los presos reclamaban, entre otras cosas, mejoras en la calidad de las cárceles, cumplimiento de las condenas en el lugar de origen, excarcelación de las personas enfermas en estado terminal, y denunciaban torturas y tratos vejatorios. Como reacción a estas movilizaciones, las Instituciones Penitenciarias (II.PP.) creyeron oportuna la creación de un fichero especial para el seguimiento de presos "conflictivos y/o inadaptados". Nació entonces el Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES).

En un principio, desde la Secretaria General de II.PP. aseguraban que el FIES no sería más que "base de datos" que utilizarían para "conocer las intervinculaciones de determinados grupos de internos" y realizar así "un control adecuado frente a fórmulas delictivas altamente complejas y potencialmente desestabilizadoras del sistema penitenciario". Todo ello aparece recogido en la primera instrucción (21/96) que la administración publicó al respecto.

El FIES, no obstante, no es una simple base de datos. Constituye un régimen penitenciario en sí mismo. Pese a que en un origen se apuntaba que no supondría "la fijación de un sistema de vida distinto de aquel que reglamentariamente le venga determinado a un interno", el primer punto establecía "normas de seguridad relativas a las personas incluidas en el fichero", que en la realidad se transformaban en restricciones como el control de las comunicaciones o el aislamiento total. Su aplicación, además, no dependía de ningún juzgado, sino de las propias direcciones de las prisiones.

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Activistas de la PAH irrumpen en la sede central de Bankia para reclamar la vivienda como derecho humano

"La banca viola los derechos humanos. Derecho a vivienda ¡¡¡ya!!!" / H.J.

Un grupo de activistas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) ha irrumpido este mediodía en la sede central de Bankia en una de las torres Kio de Madrid para exigir la resolución de los expedientes ya presentados ante la dirección de Bankia, la paralización de los desahucios de vivienda habitual y la modificación de la Ley Hipotecaria para adaptarla al marco legal de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Un grupo reducido de personas entró en la sede de la entidad bancaria mientras otro más amplio comparecía ante la prensa frente a las puertas de los juzgados de Pza. Castilla. Allí denunciaron que "las ejecuciones hipotecarias masivas producen una violación sistemática de 25 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos".

Al finalizar la comparecencia, el grupo ha intentado unirse a los activistas que ya estaban dentro de la sede de Bankia, aunque la seguridad del edificio cerró los accesos principales.

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Luis Tosar: "Nos faltan héroes capaces de conducir la energía que está en la calle"

El actor Luis Tosar, caracterizado como José Crisanto en su última película, 'Operación E'.

Amenazado de muerte por las FARC, perseguido por la justicia y el Gobierno colombianos, desplazado, cuatro años en prisión. En 2005, la vida de José Crisanto Gómez Tovar, un campesino cocalero, y la de su familia cambiaron el día que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), a quien este vendía la coca, le entregaron el cuidado de un bebé desnutrido, con el brazo fracturado y enfermo de paludismo, diarreas y leishmaniasis. Crisanto desconocía entonces que aquel chico era Emmanuel, el hijo que Clara Rojas, la abogada colombiana secuestrada en 2002 junto a Ingrid Betancourt, tuvo con uno de los miembros de la guerrilla.

La historia estalló cuando las FARC anunciaron la liberación de Rojas, su hijo y la excongresista Consuelo González. No tenían a Emmanuel, que tras los esfuerzos de Crisanto y su familia por mantenerlo vivo y sano, estaba en un hogar de Bienestar Social en Bogotá. Nació entonces la Operación Emmanuel, que según los medios de comunicación de entonces desembocó en una de las mayores crisis políticas entre el Gobierno colombiano de Álvaro Uribe y el venezolano de Hugo Chávez.

Muy pocos profundizaron en la historia del campesino que había cuidado al niño durante meses. El Gobierno colombiano lo acusó de traición. Las FARC lo amenazaron de muerte. Ahora, una película, Operación E, recupera su historia bajo la dirección de Miguel Courtois y la interpretación de Luis Tosar como Crisanto.

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Casablanca

Casablanca cumplía 70 años el lunes y a mí me pillaba encamado, febril, lejos del Rick's. Para ser sinceros, no estaba al tanto de la efeméride. Tampoco el fanatismo es tal. Por ello, el sudor fruto de los cerca de cuarenta grados hizo más estoico, casi épico, el esfuerzo por descubrir si M.J. había escrito unas líneas al respecto. Alguien que hizo ibérico aquello que Ilsa le soltó a Rick, ("El Ibex se hundía y nosotros nos enamorábamos" es la descripción que dio a su blog en El Mundo), tenía casi la obligación de llevarnos de vuelta a la ciudad que vio llegar al segundo, engañado, a "tomar las aguas". Y ahí estaba: " De todas las películas del mundo, Casablanca".

No es que no tuviera pensado escribir algo sobre el tema, que sí, pero la experiencia dice que si M.J. lo hace primero, casi mejor abstenerse. Ya lo escribió K.A.: "Es el tipo de autor que va por el mundo rompiéndoles el corazón a los aspirantes a escritores". El que firma esto último desconoce, no obstante, que sus palabras también podrían definirle. De Bogart dijo Billy Wilder que era un "hijo de puta muy competente". Otra forma de verlo. Para mayor convencimiento, además, a buen seguro que si tuviéramos que hablar de un Rick Blaine actual, M.J. sería finalista. El rollo este "canalla, errático, noctámbulo y mujeriego". Al menos la nacionalidad es compartida, y no lo digo por lo de ser gallegos.

Lo de no lanzarse a escribir porque otro lo haya hecho antes es una chorrada, lo sé, pero tampoco es fácil sacarle ingenio al aniversario de la mejor película en estado de post-fiebre. Sea como fuere, cualquier texto es un remedo de aquello que hemos visto, oído, leído. Una mano que, sin saberlo, son varias, como sucedió con el guión de la película de Curtiz. Luego está la cita, directamente. Por ejemplo, cerrar esta entrada con el fantástico, no por ello menos pesimista, incluso conformista (ya lo discutiremos), último párrafo que nos regaló E.S. en este artículo: "Vinimos a llevarnos la vida por delante pero seguimos en el banquillo. Posiblemente por falta de talento, pero preferimos pensar que nuestra suplencia se debe, como Ibra, a una mezcla de orgullo, pereza y desdén. Al igual que Ibra, nos queda el consuelo de ejecutar alguna pirueta aislada en algún partido amistoso".

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"Sana, sana, culito de rana, si no pagas hoy, pagarás mañana"

La marcha a su paso por delante del edificio del Ayuntamiento de Madrid, en la plaza de Cibeles. / H. Juanatey

Más de 70.000 personas, según cálculos de los sindicatos que forman parte de la Mesa Sectorial sanitaria (CCOO, SATSE, CSIT-UP, UGT y USAE), se han manifestado hoy en el centro de Madrid en defensa de la sanidad pública y en contra del "plan de derrumbe" que se promueve desde la Comunidad presidida por Ignacio González.

Cabecera de la manifestación: "La sanidad pública no se vende, se defiende". / H. Juanatey
Cabecera de la manifestación: "La sanidad pública no se vende, se defiende". / H. Juanatey

Con el lema "La sanidad no se vende, se defiende", miles de personas, la mayoría ataviada con bata blanca, han marchado desde la plaza de Neptuno, de la que salieron a las 18.30 horas, hasta la Puerta del Sol, que alcanzaron cerca de las 20.00 horas. Entre otras cosas, se han escuchado cánticos como: "Sana, sana, culito de rana, si no pagas hoy, pagarás mañana", "Ignacio González, dimisión" o el propio lema de la protesta: "La sanidad no se vende, se defiende".

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La Junta de Extremadura desahucia familias que habitan viviendas de titularidad pública

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Viviendas de alquiler social en Badajoz en las que la Junta de Extremadura está desahuciando familias

La Junta de Extremadura ha abierto desde hace unos meses más de 700 expedientes a familias que habitan viviendas sociales de titularidad pública para exigirles el pago de sus deudas, que oscilan entre 3000 y 9000 euros, si no quieren ser desahuciadas. A estas alturas, han desalojado ya de sus casas a 37 familias, según ha denunciado Víctor Casco, diputado de IU en Extremadura.

La mayor parte de esas familias, ha señalado Castro a eldiario.es, subsisten sin ningún tipo de ingreso: "En el mejor de los casos cobran el subsidio de 426 euros". "Si se miran las fechas en las que han dejado de pagar, todas se remontan al año 2007, con el estallido de la crisis", ha apuntado Castro.

De todos los expedientes que ha incoado la Junta, dos se les han abierto a mujeres víctimas de violencia de género. Una de ellas vive con dos nietos, de 10 y 6 años, y sobrevive con unos ingresos mensuales de 150 euros, que gana limpiando hogares, y una ayuda anual de 580 euros que le da su hija, la que corresponde a la "prestación económica por hijo o menor acogido a su cargo".

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Por qué haré huelga

Hace unos días salía de cenar con un amigo, C.G., y nos encontramos en la puerta con un tipo con chaleco y casco. Era un lunes, o martes, ya no sé. C.G. me miró y dijo: "Mira, un fotoperiodista". Hace unos años le hubiera espetado que vaya tontería, vendría de hacer snowboard, que despistados hay en todas partes. Pero no, nos fuimos de allí convencidos de que era fotoperiodista y, visto lo visto, hasta me extrañó que no llevara una escafandra.

A finales de octubre, Javier Calvo escribía esto en su blog: "Han conseguido inocularnos a todos la idea de que esto es normal, de que a quién se le ocurre pedir dinero por escribir. La misma gente que se escandaliza viendo anuncios de empresas que piden a becarios sin sueldo en lugar de trabajadores a sueldo ya ve normal que en el mundo de la cultura se propongan todo el tiempo colaboraciones y publicaciones sin cobrar. Los periodistas trabajan a cambio de una sexta parte del poder adquisitivo que antes tenían, y tampoco estoy diciendo que los periodistas españoles en los 80 o los 90 se hicieran ricos ni mucho menos. Los chavales que salen de la universidad ya ni se molestan en pedir dinero a cambio de su trabajo. Escriben donde les dejen y con las condiciones que les digan, y entretanto o viven de sus padres o trabajan de camareros si tienen suerte".

He perdido la cuenta de los amigos y amigas que después de varios años siguen sin encontrar un trabajo remunerado de periodista. Y si lo han conseguido ha sido en condiciones casi miserables. O son despedidos con indemnizaciones todavía más miserables.

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¿Por qué?

Empecé mi primer blog allá por el año 2004, y digo allá para ver si así suena más lejano. Entonces, que también evoca un tiempo muy pasado, acababa de transcribir a ordenador dos libros de Leopoldo María Panero ( Así se fundó Carnaby Street y Agujero llamado Nevermore) y se me instaló la puede que estúpida idea de imitar su estilo. En el primero de los libros, Panero escribe, para mí, uno de sus mejores textos: Unas palabras para Peter Pan. "Usted lleva razón, señor Darling, Peter Pan no existe, pero sí Wendy, Jane, Margaret y los Niños Extraviados. No hay nada detrás del espejo, tranquilícese, señor Darling, todo estaba previsto, todos ellos acudirán puntualmente a las cinco, nadie faltará a la mesa. Campanilla necesita a Wendy, las Sirenas a Jane, los Piratas a Margaret. Peter Pan no existe". Apenas lo mantuve un año y de aquellos textos nada queda, ni siquiera la caché. No se puede ser quien no se es.  "Me digo que soy Pessoa", escribió en otra ocasión Panero.

Después de ese primer intento, llegaron un sinfín de tardes de vida contemplativa en la facultad de Periodismo en Compostela con la compañía de J.C. y D.B. Los tres iniciamos una carrera de divagaciones, exordios y palabras invertebradas que luego transformamos en singulares programas de radio. Recuperé entonces el gusanillo bloguero. Probé con una segunda versión de aquel intento fallido y entre medias, quién sabe por qué, abrí otro blog en el que contaba las desventuras de un personaje al que llamé Jimmy Macarrón. Recuerdo uno de los capítulos. Se titulaba "De cuando Jimmy Macarrón se olvidó de su cumpleaños". El cuerpo del texto seguía: "Y se acordó poco después". Fin. Qué tontería.

Lo del periodismo llegó con la carrera terminada. Entendí que había llegado el momento de ponerse un poco serio, que tampoco. Al principio el nuevo blog, En contraportada, que aún mantengo, era una suerte de cajón desastre, o de sastre, que llenaba con todo aquello que me llamaba un poco la atención. Hoy, sin embargo, se ha convertido en una especie de diario en el que a veces pienso que solo me falta desnudarme y publicarlo. En 2010 comencé una beca en Público.es. Allí dejaron que me abriese un blog que satisfizo por completo este absurdo que es el ego del periodista. Malo será, se llamaba, que es una expresión muy gallega que bien vale para calmar los ánimos al buscar aparcamiento, hacer un examen o directamente luchar contra la muerte. Qué cosas. Esa manía de opinar de todo.

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Entrevista con Antonio Baños: "Estamos viviendo la revolución de los ricos"

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Antonio Baños.

"La economía ha reventado, ha agotado sus fuerzas, y con tanto trajín es incapaz de explicar la porción de realidad que se le había asignado". El escritor y periodista Antonio Baños (Barcelona, 1967) describe en su último libro, 'Posteconomía. Hacia un capitalismo feudal', la muerte de la economía tal y como la conocíamos hasta ahora. Una economía que, pese al paso del tiempo, retrasa en lugar de avanzar y retrotrae a la sociedad a una época pasada. Baños la llama Nueva Edad Media (NEM): "Se trata de describir un paisaje que nos sirva para comprender el nuevo mundo que se está conformando ante nuestros ojos. Una sociedad señorial, basada en estamentos más que en clases. Profundamente dogmática, [...] una sociedad creyente en una teocracia econócrata, donde el beneficio, el fantasmagórico crecimiento, la veloz circulación de dinero y el eterno aumento de beneficios sean los mandamientos sagrados. Un mundo en el que la academia abandone su lugar crítico para adoptar el papel de respaldo intelectual de las élites, como hiciera la Iglesia en su día".

¿Qué es la posteconomía?

Es lo que viene después de la economía que hemos conocido hasta ahora, una ciencia social que tenía unos instrumentos de análisis, un discurso, una concepción del mundo y una doble función: la normativa para describir el mundo y la prescriptiva para cambiarlo. Era una ciencia como cualquier otra, más o menos pomposa o irritante, pero servía para cambiar las cosas. Pues ahora ha colapsado. Los economistas ya no saben prever qué es lo que va a ocurrir. Ni siquiera saben describir los fenómenos que pasan mucho y mucho menos controlarlos. La economía ya no puede retratar el mundo que propone. Ha sido superada por los acontecimientos y por ella. Se convierte entonces en posteconomía. Lo que hace es dictar a la gente. Les dice lo que es posible lo que no. Les indica cómo vivir. Antes te decía: “No, no, deberíamos hacer esto por una serie de motivos racionales”. Ahora te dice: “Hay que hacer esto. ¿Por qué? Porque soy la posteconomía”. Es el paso de la ciencia social a la teología. Yo lo llamo la muerte de la economía.

En el libro la define como una dictadura teocrática. ¿Cuál sería el dios?

Ellos mismos. El problema es que un dios cristiano te putea pero luego al menos te deja ir al paraíso. Este te putea y ya. Luego solo hay muerte, no te ofrece ninguna redención. Esta teología es como un pastor de ovejas. Te marca los límites, acota la realidad, lo posible. A mí me llama la atención esa frase que utilizan muchos economistas y políticos: “Esto es inimaginable”. Es muy bestia esa palabra. ¿Cómo que inimaginable? Define muy bien a estos nuevos sacerdotes posteconómicos. Ellos determinan no solo lo que se puede vivir, sino ya lo que se puede imaginar. Por eso son sacerdotes, sobre todo porque no dan explicaciones. Simplemente debes hacerlo. Es igual que otra de las frases rectoras de la crisis: “Hay que hacer los deberes”. ¿Qué deberes? ¿Quién me los ha puesto? ¿Quién pone la nota? ¿Puedo copiar? “No no. Obedece y calla”.

Eso de arrimar el hombro.

Es el discurso propositivo. La barbaridad esta de reinventarse. “Si estás mal, la culpa no es del sistema, es tuya que estás mal adaptado”. Reinvéntate y adáptate mejor. Es el castigo del pensamiento positivo, justo lo contrario al pensamiento crítico. Yo no tengo que cambiar. El sistema es injusto, es él el que debe cambiar. Son todo formas teológicas, sin argumentos detrás. Has de arrimar el hombro, no criticar. “Con la que está cayendo y te pones a criticar en lugar de remar con los demás”. Son todo metáforas contra las que no puedes apelar. ¿Tengo que remar yo en las galeras? Allí todos remaban juntos y no era muy bueno... ¿Me van a pagar por remar? ¿Podré levantarme si no me gusta el lugar al que nos dirigimos?

Habla de “ellos”. Una expresión que se parece a esa de “los mercados”. ¿Quienes son ellos?

Juego un poco a eso. ¿Ellos? Son los malos. Como se niegan a definirse, yo hago lo mismo. El otro día leí, por ejemplo, una noticia que decía: “Los empresarios exigen a Hollande...” Pero, ¿quienes son? ¿Quién les ha dado autoridad? El hecho de que tengas la Renault no te debe dar autoridad para decidir el rumbo de una República. Ellos mismos se definen de forma nebulosa.

La soberanía ha pasado a ser económica y empresarial.

Es el capitalismo feudal. Pero siempre ha sido así. Los ricos son los que han hecho las leyes. Pero al menos antes hacían leyes. Gobernaban y tenían la decencia de hacer leyes. Ahora se las saltan, les da igual. Es un paso más del autoritarismo. No necesitan la carcasa de una democracia burguesa y parlamentaria. Ya ni siquiera necesitan el lobby sobre la política, ¡son los mismos políticos! El mito de la puerta giratoria: el político que se va de la política y luego asesora a Endesa, o el tipo de Lehman Brothers que ahora es ministro de Economía. La ficción del millonario en la sombra ha desaparecido. Ya tocan el poder. Se sienten tan poderosos que ya no necesitan ni esconderse tras formalidades democráticas. “Mandamos y ya. Obedece. Se acabó lo de poner partidos”.

En uno de los capítulos recuerda una frase de Nancy Pelosi, expresidenta de la Cámara de Representantes de EEUU: “La fiesta se ha acabado” ¿Cómo será la resaca?

Lo peor es que ni nos han invitado a la fiesta. Yo no estuve en el yate, ¿por qué tengo que recoger los platos? “Vomito yo, limpias tú”.

Pero Pelosi se refería a Lehman Brothers.

Sí, pero en el libro recuerdo también otra frase parecida, pero del lado contrario. De Isak Andic, el fundador de Mango: “Los derechos se han acabado. La fiesta se ha terminado y hay que pagarla”. Es obsceno hablar de la fiesta. ¡La gente está empezando a suicidarse!

Escribe sobre el manifiesto que firmaron en su día economistas de la Sorbona, que defendían que la economía debía centrarse en las personas y ya no lo hacía. Se puede relacionar con lo que ha sucedido aquí en España con las cajas de ahorros. ¿Cómo se puede traer a la economía de vuelta?

En la Sorbona lo llamaban la economía postautista. ¿Cómo traerla de vuelta? Metiéndole de nuevo moral a los actos económicos. Antes de la invención de la economía, había cosas que eran pecado, como la usura. Hay cosas que son inmorales. Pero ahora parece que cualquier cosa que dé beneficios deja de ser inmoral, porque el beneficio en sí mismo es un bien por encima de todo. Eso es lo que defiende el capitalismo. Hasta aquí hemos llegado. La manera más eficaz de traerla de vuelta es volver a meterle moral. Hay intercambios que no se pueden hacer, mercados que no pueden existir. Por ejemplo, no puede existir un mercado global sobre las materias primas. No digo regularlo, directamente no puede existir.

Pero, ¿quién será el que establezca esa moral?

Se trata de una moral natural. Es cierto que va un poco a contracorriente. Si ya el derecho a la vida se pasa por el forro, si ya cuando no tienes un papel de residencia puedes morirte en la calle... Imagínate moralizar las prácticas económicas. Hablo de una cierta moral natural. No se puede hacer algo que por un beneficio proporcione unos daños irreparables a terceros. No se puede matar a nadie para ganar dinero, es un asesinato. Hay que reeditar la idea de moral. Es lo que decía el manifiesto de la Sorbona y la llamada economía crítica: no puedes hacer economía sin historia, sin sociología. Y no se puede hacer economía sin ética.

¿Deberían los bancos hacer frente a una responsabilidad penal en el tema de los suicidios por desahucios?

La culpa penal la tienen ya antes del suicidio. Aunque sin leyes explícitas en ese sentido no sé qué se podrá hacer. Como decía antes, la usura había sido pecado hasta 1830. Pues que vuelva a ser pecado. No se puede exigir a una persona que no puede pagar su deuda, que haga frente a más deudas y además se le eche de casa para que esta pase a un banco malo. Es que además todo esto está en el artículo 47 de la Constitución: derecho a una vivienda digna. Si se cumpliera, no habría que tocar una coma en ningún sitio. Bastaría con que la Policía, en lugar de ir hacia dónde va, se diese la vuelta y fuera en la otra dirección. Es decir, en lugar de ir del banco a la casa, fuese de la casa al banquero. Pero no lo va a hacer ni se la espera. No sé como pueden dormir tranquilos después de los desahucios.

¿Se ha vivido realmente por encima de nuestras posibilidades?

Técnicamente no se puede vivir por encima de posibilidades que no tienes. Es una frase muy fea e insultante. Lo que pasó es que nos hicieron creer cosas que no eran verdad. “Nadie te obligó a coger aquella hipoteca”, insisten. Eso es mentira porque nadie me obligó tampoco a amputarme el pie. Fue el médico el que me lo dijo. Yo no reconozco al médico como un igual, sino como una autoridad. Yo fui al banco no a tratarlo como un igual, sino pensando que era una autoridad en la materia. Confié en su honestidad, en que trabajaban por mi bien, por el cliente. El fraude no es tuyo por haberte endeudado de más, es del banco por haberte mentido y engañado. Si hemos vivido por encima de lo que podíamos pagar ha sido porque alguien nos dijo que no pasaba nada. No es que haya una culpa colectiva. Luego vale, sí es verdad que surgió un poco eso de ver quién tenía el Audi más grande... Pero son derivados. Era el banco el que no debía dar créditos si no ibas a poder pagarlos. O decirle a aquella jubilada ciega de Galicia que no invirtiera en eso. Pero no lo hicieron. La culpa no es de ella, sino de la persona que engañó. Es como si un médico te quita un riñón y te dice que no pasa nada, que aún tienes otro. Es mala praxis y se le metería un puro. Todavía estoy esperando a que metan a alguien en la cárcel. Y no solo a un banquero, también a un bancario.

¿Pasará?

Igual de aquí a unos años meten a alguien en la cárcel si la cosa se caldea demasiado. Pero a toro pasado y solo para enfriar una posible agitación social.

Ha escrito el libro sin gráficos, datos. De hecho, dice que debe tomarse como una especulación. ¿El objetivo es despertar el pensamiento crítico?

La idea es rescatar la economía o el pensamiento económico de los economistas ortodoxos o postcapitalistas. Lo tienen todo cerrado en la oscuridad. A partir del dato, la gráfica, la palabra técnica o la metáfora interesada, han secuestrado la realidad económica. Solamente ellos la gestionan, la interpretan, la transmiten. La idea que tenía era la de no usar sus armas. Si uso gráficas estaría utilizando las armas del enemigo. Los gráficos los generan ellos y solo les interesan a ellos. Quería sustituirlos por un lenguaje cómico y metáforas nuevas.

¿Hace falta más humor para sobrellevar esto?

Yo siempre que alguien en una discusión dice eso de “venga, seamos serios”, cojo y me voy. Si un argumento aguanta la broma es que no es válido. Como el lenguaje económico siempre es serio quiere decir que es falso. Si no se puede someter al humor es que se vende mal. Si alguien no puede explicar algo de forma que lo entiendas, es que no es verdad. Todas las verdades se pueden explicar de forma comprensible. Lo del humor es precisamente porque es lo contrario que se espera de los economistas. Y también un poco por recuperar la temática económica para el cachondeo. Hay que darse cuenta de que la economía también es nuestra.

Cito un fragmento de su libro: “Como Norma Desmond, una vieja gloria del cine mudo que fue desplazada por el sonoro, la economía ha empezado a delirar: crea modelos matemáticos cada vez menos realistas, imagina sistemas que nunca podrán aplicarse y se ensimisma hablando un extraño lenguaje que ni siquiera entre sus lunáticos fans es ya comprensible”. ¿Cuál es ahora el cine sonoro?

Esta posteconomía chillona. Todo es un show casi futbolístico. Parece que estemos escuchando Carrusel Deportivo: sube la prima, baja la prima... En el fondo se trata de intoxicar mediante superabundancia de mensajes.

“Hay un proyecto, quizá inconsciente, de manufacturar ciudadanos que no sean malos, pero sí tontos”. Un fragmento de una columna de Eduardo Mendoza que retoma en el libro.

Exacto, que sean sabios pero tontos. Miguel Brieva -ilustra la portada del libro- decía que cada vez le dan más espacio en los telediarios al tiempo. Pero es que hasta la información económica es meteorológica: la que está cayendo, las oleadas... E insisto, también tiene que ver con la información futbolística: a veces se gana, a veces se pierde, mal resultado, una prima que se puede remontar... Hay una mezcla perversa del lenguaje y de los mensajes. Se analiza absolutamente todo para que nada sea importante. Además está la educación en el entretenimiento. Hemos llegado al punto de ver un temporal, cambiar, ver la prima, cambiar, ver el fútbol, cambiar... Todo son colorines.

¿Y ahora mismo el mapa es solo de borrascas?

Sí, pero es que podemos ver un mapa del tiempo casi como si fuera la bolsa pero sin trascendencia. Son colorines, datos.

¿Vendrá algún anticiclón?

Tendría que llegar en forma de resistencia. Siempre ha habido ricos, pero es que siempre ha habido también resistencia a esos ricos. Y algunas muy poderosas y constantes. El movimiento obrero. Aparecía una realidad, aparecía una resistencia. Lo que ahora me da miedo es que la nueva realidad, infinitamente más opresiva, no ha generado una resistencia en proporción, sino una aún débil y un poco despistada.

¿Despistada?

Nos han despistado, mareado.

¿Nos hemos dejado despistar?

Hemos dejado que todo fuera banal. Antes de la crisis, si ibas a un bar y hablabas con alguien de política te echaban.

Pero eso sí ha cambiado.

Ojalá no sea solo una cuestión de trendy y que se haga solo porque ahora se lleva la política. Quiero decir que se había banalizado todo tanto que tu propia vida no tenía un sentido por sí misma, sino según la tendencia del momento. No había una preocupación real. Nos habían dicho que todo iría bien. No se puede culpar a la gente de que le han robado la educación, pero sí de no haber sabido transmitir los valores de la cultura de la resistencia, de desconfianza al poderoso. Llegó un momento en que el rico era el bueno.

En España está eso de la Cultura de la Transición (CT).

El término lo inventó Guillem Martínez, un amiguete. Es una idea muy chula. Después de la Guerra Civil se dijo: “Bueno, anulemos la política y disfrutemos, que venimos de una guerra”. ¿Para qué vas a pensar en justicia social si puedes comprarte un Audi? Entonces parecía razonable. ¿Voy a dedicarme al estudiar el marxismo si puedo estar en La Manga del Mar Menor? Lo peor es que les funcionó. Se instaló la exaltación del consenso, que parecía bueno pero significó el exilio absoluto del disenso. Si todos estaban de acuerdo más o menos en una cosa, como la cultura del consenso era tan extensa, se hacía. Ahora nos hace falta gente que diga que no, que disienta, que no pase.

¿Hay que ser intolerante a veces?

No debes tolerar que contigo hagan cosas que no deben. Si todo es consenso, falta disenso. Volvemos al pensamiento crítico. Y en España claro, como las ideologías trajeron la guerra, pues vamos a pasar de ellas.

¿Falta educación económica?

Más bien política. Yo vivo en un barrio en Sant Andreu que era muy obrero. Había un montón de ateneos obreros entonces para la autoeducación obrera. Lo que falta ahora es justamente eso: educación política y social. Eso que llamaban afectos, sentir que uno pertenece a una comunidad política. Esa es la cultura que falta también. Tú no eres Gandía Shore o Jersey Shore, eres el crío de un currante. Solo asumiendo eso nace la solidaridad entre asalariados, entre explotados, los verdaderos valores. La educación económica ya vendrá después. Al fin y al cabo, la economía consiste en que no te roben. Con eso ya vale.

Pero eso determina la existencia de un problema sistémico, que hay alguien que quiere robar.

Pero al menos así generas una resistencia. Te alías, creas un sindicato.

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Javier Marías: "En este país hay una tendencia a politizarlo todo"

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El escritor Javier Marías en la presentación de 'Mala índole'. Foto: Efe

Javier Marías tomó la decisión de no recibir ningún premio institucional o estatal en el año 1998, justo después de recibir un galardón de la Comunidad de Madrid. Si bien la noticia hubiese sido que hoy aceptase el Premio Nacional de Narrativa con el que le ha galardonado el Ministerio de Cultura, el autor de Los Enamoramientos ha visto oportuno explicar el por qué a este rechazo: "Es una cuestión de consecuencia. No se trata de un desdén, un feo ni un agravio hacia nadie. Sería indecente y una sinvergonzonería desdecirme de lo manifestado y aceptarlo".

El escritor ha negado en rueda de prensa que su determinación se deba a que gobierne el Partido Popular. Haría lo mismo "independientemente del partido que gobernase". El motivo principal, ha dicho, fue siempre el evitar verse involucrado "en esa parte de la prensa que siempre habla de favoritismos cuando alguien recibe esta clase de premios". "En este país hay una tendencia a politizarlo todo. Siempre lo achacan al partido gobernante y yo no quiero prestarme a eso", ha señalado.

Existen, sin embargo, más razones que explican el no. Entre otras cosas, Marías ha reconocido que el Estado no debe darle "nada" por su "tarea de escritor". "Es algo que he elegido yo", ha argumentado.

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