La energía solar se debe a la fusión de núcleos de hidrógeno, según el ciclo protón-protón, lo que significa, para este astro, la transformación, cada segundo, de unos 4 millones de toneladas de su masa en energía (a este ritmo se puede asegurar una duración de cerca de 100 mil millones de años antes de que se agote la reserva de hidrógeno). Para la Tierra, el Sol representa un foco energético de 1, 779 × 1011 MW de potencia, que el hombre utiliza directa o indirectamente. La energía eólica y cualquier otra manifestación meteorológica, así como el desarrollo de la vida vegetal y animal, constituyen el aprovechamiento natural de la energía solar. De una manera artificial, el hombre hace útil la energía solar mediante la captación de la radiación solar y su conversión a energía eléctrica mediante las pilas fotovoltaicas, que pueden ser utilizadas en emisoras, radioenlaces, sistemas de bombeo para regadío, etc. Uno de los proyectos de mayor interés es el satélite de energía solar formado por un conjunto de pilas fotovoltaicas y situado en órbita geosíncrona. La energía solar convertida en electricidad se transmite a la Tierra mediante un haz de microondas que, captadas por antenas, es reconvertida en electricidad. Una utilización directa de la energía solar a bajas temperaturas (60 a 120 ° C) es la que se hace con los captadores solares planos que pueden ser utilizados para calefacción industrial y doméstica, en invernaderos, desalación de agua de mar, etc . A temperaturas medias (150 a 300 ° C), la energía solar puede sustituir los combustibles clásicos en procesos y centrales térmicas (centrales solares). Mediante la concentración de la energía solar con captadores parabólicos puede llegar a temperaturas superiores a los 3.000 ° C en los hornos solares de utilidad en tratamientos químicos que necesitan una fuente de energía limpia. Enciclopèdia.cat.