Catalunya vive un momento trascendental. El adelanto electoral decidido por el presidente de la Generalitat para dar voz a todos los catalanes tras la masiva manifestación del 11 de Septiembre y después del portazo dado por el gobierno del Estado a la propuesta de Pacto Fiscal, nos obliga, a los partidos, a darnos prisa para preparar la campaña y para confeccionar las listas. En el caso de CiU, este proceso culminará el próximo domingo en una reunión conjunta de los consejos nacionales de CDC y de Unió que aprobará las listas y el programa de la federación para concurrir a las elecciones. En Unió, los candidatos serán elegidos por cada una de las asambleas intercomarcales del partido y, por tanto, los responsables directos de su elección habrían sido los militantes. Es una clara muestra de la radicalidad democrática puertas adentro, por la que también apostaremos en una campaña electoral que se centrará en apelar a la ciudadanía para que decida el futuro de Catalunya.

Perseguimos el objetivo de movilizar a todos los catalanes para que participen en un proceso que nos permita ejercer el derecho de autodeterminación. Sabemos que hay quien se opone frontalmente a este ejercicio de radicalidad democrática y, por ello, necesitamos sumar el máximo de voluntades. CiU está comprometida con la hoja de ruta que reclama un sector muy mayoritario de la sociedad catalana pero, para cumplirla, es imprescindible que seamos mayoría. No podemos iniciar este proceso con debilidad. Sin fuerza electoral, sin una sólida mayoría parlamentaria, difícilmente podrá llevarse a cabo.

Pero tampoco hay que llamarse a engaño. El ejercicio del derecho de autodeterminación no significa necesariamente independencia ni que ésta se vaya a producir pasado mañana. El proceso que queremos abrir será largo y requerirá grandes dosis de inteligencia y de generosidad. En primer lugar, habrá que decidir qué fórmula de consulta se adopta ya que, como hemos repetido en varias ocasiones, apostamos por la vía legal. No vamos a romper, vamos a dialogar. Queremos dialogar y pactar el proceso, pero no podemos obviar que el resultado será el que los catalanes decidan en la consulta.

Este objetivo no nos hace perder de vista la crisis económica. Por ello, en CiU tenemos muy claro que estamos obligados a desarrollar una campaña electoral tan austera como sea posible, de acuerdo con los ajustes que se han llevado a cabo a causa de las graves dificultades económicas por las que atravesamos. Esta política de austeridad se verá reflejada, además, en la financiación pública que reciben los partidos con representación parlamentaria, ya que el gobierno de la Generalitat aprobó el pasado martes una reducción del 20% de estas ayudas. Somos conscientes de que, en una situación de crisis económica y social como la que vivimos, todos, sin excepciones, debemos contribuir al ahorro. Los partidos no podemos ni queremos quedar al margen.
Estas elecciones son excepcionales. Inician un camino que seguramente será largo y difícil, pero también estará lleno de ilusión y de esperanza. Abrimos una nueva etapa. Ha llegado la hora de ejercer el derecho de autodeterminación y de llegar tan lejos como quieran los catalanes, pero este camino sólo lo podremos recorrer si construimos una sólida mayoría. El 25 de noviembre la voz de los catalanes decidirá la apertura de esta nueva etapa.

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