Feminismo es libertad
El Mundo - 08/03/2019
Albert Rivera, durante la presentación del decálogo de feminismo...Albert Rivera, durante la presentación del decálogo de feminismo liberal de Ciudadanos. PEDRO RUIZ 

ALBERT RIVERA

Proclamaba el gran pensador Isaiah Berlin que todos debemos ser libres para ser, libres para decidir, libres para hacer. En esta acertada afirmación está el ADN de los que somos liberales. Por eso trabajamos por la igualdad real entre hombres y mujeres y para garantizar la libertad plena de todos. No puede haber igualdad sin libertad. Y no se garantizará ninguno de estos dos principios desde la división, el sectarismo, las trincheras y el odio. Se equivocan aquellos políticos que quieren convertir el feminismo en una ridícula guerra de sexos. Creo que hay que defenderlo desde la unión, dándonos la mano entre distintos por esa causa justa que es de todos.

Es cierto que los obstáculos que afrontan las mujeres en España son cada vez menores y sería injusto y absurdo no reconocerlo. A lo largo del último siglo hemos avanzado enormemente en materia de derechos y libertades. Los españoles tenemos una gran deuda moral con la valiente Clara Campoamor, una mujer liberal que protagonizó la conquista del voto femenino en los años 30. La Constitución de 1978 consagró la igualdad formal entre hombres y mujeres, y desde entonces no se ha dejado de dar pasos hacia adelante. Hoy son millones las mujeres libres que destacan y brillan en los más variados sectores, gozando de la carta de derechos más amplia de siempre. Pero no nos engañemos, queda mucho por hacer: muy a menudo ellas tienen que superar una carrera de obstáculos que para los hombres aparece casi siempre más despejada.

El principal de esos obstáculos se encuentra en el ámbito laboral, en forma de una brecha salarial muy relacionada con la maternidad. Muchas mujeres ven frenada su carrera profesional al ser madres y otras tantas se ven obligadas a renunciar a tener hijos o lo aplazan todo lo que pueden para evitar ese parón. No puede ser que en pleno siglo XXI tener un hijo suponga un impacto para la carrera de la mujer y otro muy distinto para la del hombre.

Por eso hay que apostar por la corresponsabilidad. Hace tres años el permiso de paternidad era de dos semanas; hoy, lo es de cinco. Y hay que seguir avanzando hacia la equiparación total de los permisos de paternidad y maternidad, como hemos liderado esta legislatura en el Congreso de los Diputados.

Si verdaderamente queremos igualdad, lo que hay que hacer es cambiar políticas, no cambiar palabras. Diciendo portavozasno se mejora en nada la vida de las mujeres. Cuando Podemos, intentando hablar en nombre del feminismo, plantea que Arturo Pérez-Reverte abandone la Real Academia Española, lo único que hace es practicar el sectarismo y alejar a mucha gente del feminismo. El camino que hay que recorrer es justo el contrario. Las cosas se cambian con políticas de conciliación, de educación y de igualdad. Tangibles, realizables, serias y transversales.

Creo que es fundamental que las escuelas de educación infantil de cero a tres años sean gratuitas y de acceso universal en toda España, que hay que ejecutar el pacto de Estado que hemos firmado contra la violencia machista, que hay que facilitar la conciliación con una racionalización de horarios y que hay que ayudar a las mujeres autónomas a que lo tengan más fácil. Impulsando y aprobando estas políticas con consenso, cuadrando las cuentas y sin desatar enfrentamientos estériles es como haremos de este un país mejor y más justo. Ahí está la clave del futuro, no en desdoblar el lenguaje ni en criminalizar a colectivos enteros.

¿A quién le molesta la transversalidad? ¿Por qué hay políticos y partidos que no quieren ver ni en pintura a otros para defender la igualdad y la libertad y prefieren hacer la guerra por su cuenta? No puedo entenderlo. Yo creo que esta causa debe ser una tarea de todos y que es una irresponsabilidad sembrar cizaña, señalar enemigos y generar enfrentamientos en nombre del feminismo. En materia de igualdad, no se trata de girar hacia la izquierda o girar hacia la derecha, sino de seguir avanzando unidos hacia adelante.

Esa será siempre mi apuesta, la del feminismo liberal. Creo que se lo debemos a nuestras madres y a nuestras hijas. He crecido viendo a mi madre deslomarse a trabajar para sacar una familia adelante junto a mi padre, a menudo teniendo todo en contra. Quiero que mi hija de siete años sea la única dueña de su futuro, que sueñe y que nadie le corte las alas. Y quiero un país donde nadie se atreva a ponerle la mano encima a una mujer.

Me metí en política para luchar por una España de ciudadanos libres e iguales, y precisamente por eso deseo una España de mujeres libres e iguales. Quiero vivir en un país donde no se divida a la gente en bandos de rojos y azules, hombres y mujeres, buenos o malos feministas, sino donde todos afrontemos juntos los retos del futuro. Hoy, Día Internacional de la Mujer, quiero volver a mostrar mi compromiso con esta causa convencido de que es así como conseguiremos una España mejor, como estaremos más cerca de que el conjunto de los ciudadanos tengamos los mismos derechos y las mismas oportunidades por el mero hecho de nacer en España. Porque feminismo es libertad. Libertad para ser, libertad para decidir, libertad para hacer.

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