Es absolutamente imposible entender el asalto al Capitolio en Washington sin valorar la extraordinaria importancia que ha tenido la comunicación en todo el proceso. En realidad, lo ocurrido parece hoy la conclusión lógica a la concatenación de multitud de fenómenos que se han ido sucediendo desde la aparición de Trump en el tablero político. La excepcionalidad de lo vivido es perfectamente compatible con la lógica de que algo así iba a acabar pasando alguna vez. En mitad de la explosión de la emergencia sanitaria en Estados Unidos, Anthony Fauci, el Fernando Simón norteamericano, explicó en una comparecencia pública que una de las lecciones más trascendentes que había aprendido mientras la pandemia se extendía de forma descontrolada es que "siempre hay que esperar lo inesperado, porque sucede".