Cuando los políticos hablan mucho de periodismo, los periodistas deberían empezar a mirar a todos los lados para ver por dónde les van a caer los golpes. Cuando los periodistas retuercen la realidad para beneficiar a sus partidos favoritos o atacar sin pruebas a los que consideran enemigos, sólo sale ganando la política en su versión más sectaria, no el periodismo. Todos los medios de comunicación tienen una ideología, o un punto de vista sobre la sociedad, y eso es legítimo. Cuando la polarización se hace más intensa –es lo que ocurre ahora en España–, los partidos tienen la tentación de reclutar a algunos medios para la batalla. Algunos no tienen inconveniente en unirse a la pelea.