Cuando Dinamarca aprobó su ley sobre personas trans, en 2014, y reconoció el derecho a la autodeterminación de género, Amnistía Internacional sacó un comunicado diciendo: "el mundo debe seguir el ejemplo de Dinamarca y su histórica ley sobre personas transgénero". En aquel momento, el país danés –uno de los lugares del mundo donde la igualdad de género mejor puntuación recibe y que hace pocas semanas aprobó una histórica ley que reconoce que el sexo sin consentimiento constituye una violación– fue el primero de la Unión Europea en permitir que las personas trans solicitasen la rectificación registral de su sexo legal sin aportar informes psicológicos, psiquiátricos ni someterse a una intervención quirúrgicas o tratamiento hormonal.