La cita mantenida este martes en Lledoners entre representantes de ERC y de Junts no sirvió para encarrilar el acuerdo de investidura, aunque sí para dar pasos adelante en el diseño del Govern. Sin embargo su principal efecto ha sido el mensaje enviado de puertas para adentro en el seno de la formación posconvergente. La reunión, al más alto nivel, con Pere Aragonès y Oriol Junqueras involucrados en la negociación por primera vez, no se celebró en Waterloo ni en la sede barcelonesa de Junts, sino en la cárcel y con Jordi Sànchez como máximo dirigente en el otro lado. El secretario general se reivindicaba así como el líder efectivo del espacio y el hombre que tiene la llave de los acuerdos para echar a andar la próxima legislatura catalana.