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Las bicicletas son para el verano, y para el invierno, y la primavera, ...

Política — Enviat per trinitro @ 16:09
La bicicleta es un medio de transporte que o bien es ignorado o diréctamente denostado por los defensores del transporte privado o bien endiosado por defensores de un modelo transporte mas sostenible. La bicicleta en el fondo no es mas que una herramienta de movilidad adicional a las disponibles, que tiene su espacio y que genera menos externalidades negativas que el coche y tiene efectos beneficiosos de forma indirecta.


El uso de las bicicletas como transporte urbano está muy generalizado en países como Holanda, Suiza, Alemania o Polonia, y de hecho es el principal medio de transporte urbano en China y la India.


Los beneficios del uso de la bicicleta enfrente al transporte en coche privado son evidentes para las propias ciudades. Ocupan menos espacio viario, no necesitan tanto espacio para ser aparcadas, generan muchos menos ruidos y ningún humo. Su promoción reduce la saturación de las vías urbanas, las emisiones de gases contaminantes, alivia la presión sobre las zonas de uso intensivo de aparcamiento. Son de cara a la movilidad beneficiosas.


Ahora bien, en las ciudades del sur de Europa su uso no es tan generalizado como en los países antes mencionados. El coche es el transporte privilegiado, y las campañas de promoción de este elemento de movilidad solo convencen a unos pocos, los carriles bici son invadidos por peatones y vehículos sin ningún miramiento, y en algunas ciudades circular por las vías urbanas con una bicicleta es asumir un alto nivel de riesgo.


Además la bicicleta no es una solución para largas distancias, requieren un mínimo de forma física, no permiten cargar objetos pesados o voluminosos, no permiten llevar un pasajero adicional (excepto niños pequeños), incrementa su peligrosidad en caso de lluvia y son inútiles ante una orografía compleja. A parte, la actual situación del uso del vehículo privado en las ciudades del sur de Europa hace del uso de la bicicleta un peligro.


Ahora bien, la bicicleta ha de ser contemplada como una solución para distancias intermedias, donde ir andando no es viable, pero donde se pierde tiempo en el transporte público. Enfrente de una velocidad de servicio de los autobuses urbanos de unos 13 km/h la bicicleta puede superarlo sin demasiada dificultad. Además la bicicleta puede ir por las vías urbanas como un vehículo más (con sus limitaciones para no acceder a vías rápidas urbanas), con la ventaja de poder realizar tramos por las vías peatonales que acorten distancias y permitan un desplazamiento de media distancia mas rápido y ágil.


La bicicleta no es la gran solución pero sí que ayuda a pacificar el tránsito de las grandes ciudades supersaturado y al que las políticas públicas buscan soluciones para intentar limitar el uso del transporte privado: desde los peajes de Londres, a las áreas verdes de Barcelona y otras ciudades europeas. El principal problema de las ciudades que funcionan y concentran actividad económica es poder absorver una creciente demanda de movilidad.


Pero el uso de la bicicleta depende de la decisión de los ciudadanos, no puede esperar la administración el hacer una campaña de promoción o crear un carril bici y esperar que en seguida se llene de ciclistas y se reduzca el tránsito. Esta decisión dependerá de los factores culturales, sociales, de la presión social contra el vehículo privado o contra la bicicleta, dependerá algo de las políticas públicas: la oferta de más carriles bici segregados de las aceras, actividades de promoción, apoyo a las entidades que promueven el uso de la bicicleta. Pero el éxito va a depender de los ciudadanos, y por tanto el combate es el de las ideas, el de la cultura y el del civismo. Los valores de una cultura de la movilidad que asociada al vehículo privado no se pueden eliminar de golpe y porrazo, los ciudadanos valoran el transporte privado como una herramienta de movilidad prioritaria que ofrece independencia, agilidad y prestigio, y esa cultura de la movilidad no la va a cambiar una, ni dos “semanas sin coches”.


Es necesario el cambio de cultura de movilidad en los países mediterráneos, ¿cómo conseguirlo? Tal vez de la misma manera en que desde los poderes públicos y privados se impulsó la cultura del vehículo a motor privado. Favoreciendo el uso de las formas de transporte alternativo, desde el colectivo a las alternativas privadas como la bicicleta, normalizando su uso y garantizando la seguridad del ciclista en las vías urbanas mediante una mayor dureza por parte de las policías urbanas en contra de las invasiones de vehículos de las vías segregadas para bicicletas, y de las infracciones donde se ponga en riesgo al ciclista.


Lo que es indudable es que la movilidad de los modelos de ciudades densas como las europeas no puede pasar por un incremento indefinido del vehículo privado y han de favorecerse todas las alternativas posibles que maximicen las externalidades positivas. Y la bicicleta es una.. sea en verano, o durante el resto del año.




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