Comparto contigo mi arenga…
Mayo 29th, 2009Carta de Ana Pozo, segunda en las listas al parlamente europeo del partido Por Un Mundo Más Justo.
El partido Por Un Mundo Más Justo se presentó por primera vez en las últimas elecciones europeas de 2004 y las listas de entonces las guardo como si fuesen de broma porque se llenaban con mi marido, mis hermanos, cuñados, varios amigos y conocidos. Eran de chiste. Desde entonces siempre os he pedido que votaseis al partido, de medio “lao”, sin mojarme de verdad. Pero ahora que enfrento las,… ¿qué? ¿cuartas? elecciones, tengo que ir un poco más allá del “VOTA PUM+J y ya está”.
¿Cómo?, ¿pero es que no para todo el mundo no hay nada más convincente que acabar con la POBREZA en el mundo? ¿Es que no todo el mundo piensa que es el mayor problema que tenemos que resolver? ¿Es que hay alguna otra mejor opción política?…
Así que allá voy. Seré breve. Os contaré qué pasa por mi cabeza en estos días de campaña, por qué os pido que votéis al partido Por Un Mundo Más Justo y por qué especialmente en las elecciones al Parlamento Europeo.
En principio parece que a nadie le molesta el hecho de acabar con el hambre en el mundo. Es un “lugar común”, podría/debería estar en cualquier programa de cualquier partido político. Es una “causa” que mola, quedaría mal decir que es algo de lo que pasas olímpicamente.
Sí, sí, pero a mí que no me toquen mis lentejas.
Empecemos por lo más simple. .. ¿Estamos de acuerdo en que un español = un congoleño = un francés = un somalí = un alemán = un nicaragüense = un danés = paquistaní?
(Si estás de acuerdo sigue leyendo, si no, cierra el correo)
Pero no,
la pregunta iba con trampa, un español no vale lo mismo que un somalí porque el voto de un español no vale lo mismo que el voto de un somalí porque las decisiones que tome el parlamento que elige un español no valen lo mismo que las que tome el parlamento de Somalia (no elegí el mejor ejemplo con Somalia, pongamos Parlamento Tanzano). Las decisiones que se tomen en Europa, que tomen los políticos elegidos por los europeos, influyen, ¿y cómo influyen? en la vida de los Tanzanos, pero las decisiones que toman en el parlamento tanzano influyen poco, digamos nada, en los europeos. El poder que tenemos en Occidente es totalmente desproporcionado.
Bajando a lo concreto, un senegalés no compra tomates senegaleses en el mercado de Dakar sino tomates franceses (hiperextrasupersubsidiados), que le salen más baratos (y a él si que no le toques sus escasas lentejas).
Y a mí, y aquí ya si me pierdo y olvido lo políticamente correcto, me importa más que el productor de tomates senegalés venda sus tomates en el mercado de su pueblo, que el productor francés, o español, u holandés, venda unos tomates no a su precio de producción sino a un precio fuera de toda ley básica de mercado.
Buf ¿Un descanso para tomar un chocolate?…
Ajá, pero, si el cacao se compra en bruto a los países productores la generosa Europa no te cobra aranceles, pero no se te ocurra procesarlo, molido, 20% de arancel, ¿qué te atreves a empaquetarlo?, ¿cómo osas, “espabilao”?, 50% de arancel. Tú, materia prima básica, majo, especialízate que, de eso, tienes mucho. Me río yo de dar la caña para enseñar a pescar. Europa arranca la caña y ahí te las apañes. Y aquí ya no puedo esquivar más la palabra…. Dejemos de lado las causas por las que hemos llegado a donde estamos pero, ¿es JUSTO que 1.000 millones de personas en el mundo vivan en extrema pobreza (no, pobreza, sin más, que eso serían las 2/3 partes, EXTREMA)? Y ¿ es o no injusto que no haya perspectiva de que eso deje de ser así y pase a la historia como un sinsentido más propio de la Edad Media?
Votar al Partido Por Un Mundo Más Justo es dar voto a esos 1.000 millones de personas cuyo voto no importa. Aprovechemos que nuestro voto vale mucho porque elige a los que toman las decisiones que verdaderamente pueden cambiar las cosas. Lo siento pero la Ayuda al Desarrollo sola no vale, es el chocolate del loro (de nuevo el chocolate). Llevo toda la vida trabajando en desarrollo, creo en esa labor y constato los resultados continuamente, pero no es suficiente. La ayuda internacional es irrisoria frente a los datos comerciales: TRADE NOT AID (comercio, no ayuda) gritan los países en desarrollo.
La “pobreza en el mundo”, que suena tan abstracta, está en el origen de problemas muy concretos que nos afectan a todos, como por ejemplo, inmigración, inseguridad o terrorismo, por ir a lo más tangible. Eso sin nombrar de nuevo la injusticia.
España se queda pequeña para ofrecer soluciones. Creo que Europa, con el Parlamento como plataforma, necesita una “mosca cojonera” (con perdón) que recuerde constantemente que las decisiones políticas en materia de defensa, inmigración, comercio y, claro está, ayuda oficial al desarrollo, por nombrar las más obvias, no repercute sólo en los europeos, sino que castra en muchos casos las opciones de desarrollo de las personas del resto de los países que, habíamos quedado (y, si no, no habrías llegado a leer hasta aquí), valen lo mismo que los europeos.
Me está quedando largo lo sé pero trato de terminar defendiendo este coqueteo con la utopía que existe precisamente para ser alcanzada. ¿O no lo era la abolición de la esclavitud o los derechos de las mujeres (¿votar una mujer? ¡qué horror!), o de los trabajadores (¿vacaciones pagadas? ¿pensiones para las viudas? ¡qué desfachatez!).
Tras la Segunda Guerra Mundial EE.UU., a través del Plan Marshall, estuvo “insuflando” pasta a Europa durante años. En la década de los 50 donó (donación, no crédito) entre un 2 y un 3% de su PIB a Europa (ahora su ayuda no llega al 0,2%). Fue un Plan de Ayuda Masivo para reflotar a Europa, ¿necesitaba mercado? ¿les dio un ataque inexplicable de solidaridad?, no sé, pero funcionó, y, sin tocar sus propias lentejas, Europa llegó hasta dónde está ahora.
Si la historia nos ha demostrado que es posible, si la humanidad se ha planteado retos más complicados y lo ha conseguido y tenemos mayores recursos, medios, técnicos, humanos y tecnológicos. ¿Por qué no proponernos ser la generación que acabó con la pobreza en el mundo?, ¿por qué no luchar porque la siguiente generación no alucine cuando lea en los libros de historia que las masas no se levantaban ante semejante injusticia?.
Soy ambiciosa, lo se, aquí no se pide una contribución del 0,7%, no, aquí se pide el 100% de vuestro voto. Espero haberos convencido de que es un voto útil y de que no hay mejor opción.
Un beso,
Ana