LA MULTICULTURALIDAD HA FRACASADO, LOS QUE LA TRAJERON TAMBIÉN
AERTÍCULO DE OPINIÓN
Josep Anglada Rius
Presidente de PxC i candidato a la presidencia a la Generalitat
Después de varias décadas engañándonos sobre el pretendido enriquecimiento que supone para Europa la inmigración, hace pocas semanas la canciller alemana, Angela Merkel, se atrevió a decir: “la multiculturalidad ha fracasado”. Lo hizo simplemente por temor a la emergencia de un partido identitario en Alemania, la derecha hipócrita actúa así, Alicia Sánchez Camacho y el PP hacen lo mismo en Cataluña. Pero el hecho es que tenía razón.
La multiculturalidad es la hipotética pretensión de que en las sociedades occidentales, europeos e inmigrantes vivan internamente según sus patrones culturales, pero exteriormente eran parte de una sociedad armónica que integraba esas diferencias de forma armónica. –nada más lejos de la realidad, la experiencia nos ha enseñado que las sociedades multiculturales se convierten en multipolémicas, sociedades caracterizadas por la hostilidad y la crispación permanente. La demostración la tenemos en los barrios y ciudades catalanas con alto índice de inmigrantes, el conflicto permanente y latente marca la relación entre autóctonos e inmigrantes.
No es sólo la multiculturalidad lo que ha fracasado, también el asimilacionismo. Al contrario que la primera opción, el asimilacionismo era la otra quimera de lo políticamente correcto, según la cual las masas de inmigrantes abandonarían rápidamente sus rasgos culturales específicos para adoptar los de las sociedades europeas de recepción y se convertirían en unos “ciudadanos” ad hoc. Previsión fallida, los turcos en Alemania siguen viviendo en sus barrios de espaldas a los alemanes; la tercera generación de inmigrantes musulmanes en Francia se sienten mucho más vinculados a Argelia y al Islam que sus abuelos que llegaron a Francia; y Cataluña lleva décadas llenándose de islotes de inmigración islámica, amerindia y oriental en los que la única relación con los catalanes consiste en quitarnos los puestos de trabajo, las prestaciones sociales, las ayudas, nuestro sistema sanitario, disparar la inseguridad ciudadanos, y llenar nuestras ciudades de mezquitas, locutorios y comercios que no respetan nuestra legislación.
El asimilacionismo y la multiculturalidad quedarán para el basurero de las utopías fallidas. Han fracasado tan rotundamente como la clase política que lo ha querido imponer durante las últimas décadas. Su tiempo ha pasado.
Las sociedades, para no convertirse en un agregado de individuos extraños e insolidarios entre sí, deben basarse en el arraigo y en la identificación entre los miembros de la comunidad que la constituyen, unidos entre sí por lazos de historia, de valores, de cultura; solidarios entre sí por reconocerse entre sí. Como decía Ortega y Gasset “Un pueblo no puede elegir entre varios modos de vida: o vive conforme al suyo, o no vive”.
La Cataluña de la multiculturalidad querida por el Tripartir y CiU, la Cataluña de la inmigración propiciada por los gobiernos del PP y sus regularizaciones masivas ha cerrado su ciclo. Es la hora de la Cataluña para los catalanes, de una Cataluña en la que los de casa seamos los primeros. Es la hora de la Cataluña que defiende la PxC.