CATALUNYA NECESITA MEDIDAS VALIENTES Y CONTUNDENTES.
Artículo de opinión
Josep Anglada i Rius
Presidente de PxC i concejal en el Ayuntament de Vic
Estas últimas semanas diversos incidentes violentos y noticias relacionadas con desarticulación de redes de delincuentes han puesto de manifiesto algo que Plataforma per Cataluña viene denunciando hace años: La estrecha relación que existe entre inmigración la inseguridad ciudadana y la delincuencia. No lo decimos nosotros, simplemente nos atrevemos a poner sobre la mesa lo que las estadísticas y los datos objetivos demuestran cada día.
Sin embargo los sucesos de estos últimos días, tienen una implicación mayor de la que podía parecer en un principio. Las detenciones, las agresiones, las medidas de contención propuestas, significan un grado más en la escalada de la delincuencia con consecuencias inmediatas y futuras de gran calado y gravedad sobre las que conviene una reflexión.
Pocos días después de que una banda de magrebíes agrediera salvajemente al interventor de un tren en Vic, se anunció la creación de una División especial de los Mossos para controlar el transporte de aeropuertos, metros y trenes. No nos oponemos a la medida, pero esto significa que se va a necesitar más dinero público –es decir con el de los ciudadanos catalanes autóctonos- para controlar y evitar el incremento de una violencia ejercida principalmente por inmigrantes.
En definitiva más gasto público por culpa de la inmigración. Si a esto añadimos el “gasto indirecto” que produce la inmigración en personal sanitario, seguridad privada, incremento de las pólizas de seguros, se confirma que la partida de los gastos generales derivados de la inmigración es la primera partida del gasto público, algo intolerable para los catalanes en tiempos de crisis. Lo hemos dicho y lo repetimos una vez más, para la inmigración la única solución es la repatriación. Una solución radical y eficaz para una Catalunya que necesita de medidas valientes y contundentes.
Hay otro aspecto todavía más preocupante que el que acabo de señalar. Los hechos ocurridos, las tendencias observadas y las medidas adoptadas, nos recuerda de forma clara y nítida a la situación que se vive hace desde años en Francia, donde los trenes de cercanías a París, de Marsella o de Lyón, se han convertido en territorio hostil para los franceses autóctonos, y en los que, a partir de cierta hora, sólo viajan bandas de magrebíes que se desplazan por los barrios y ciudades de la periferia de estas ciudades, convertidos en territorios fuera de la ley, donde la policía tiene orden expresa de no entrar, y en los que la única ley válida es la sharia islámica.
Son esas zonas “calientes” en las que regularmente se organizan violentos altercados que el gobierno de Sarkozy sólo puede solucionar derivando más y más dinero público para que los inmigrantes-invasores sigan viviendo de la ayuda pública sin trabajar. Y esto es el peligro al que nos empezamos a enfrentar hoy, en una Catalunya cada vez más invadida, Vic, Manlleu y otros puntos de la comarca de Osona corren el peligro de convertirse en zonas controladas por la violencia inmigrante.
El ejemplo francés es claro y cercano, que nadie diga que no estamos advertidos.