En estas próximas elecciones, los catalanes, nos jugamos qué futuro elegimos para nuestros hijos. ¿Qué Cataluña les queremos dejar? Hay mil conceptos para tener en cuenta antes de efectuar el derecho de voto. Personalmente me pasan por la cabeza todo tipo de razonamientos y me parece que la opción de votar en pro de la soberanía del estado catalán es la más afortunada.
No obstante tengo dudas. Dudo en si quiero compartir mi país con personas que disfrutan del sufrimiento ajeno. Concreto. No quiero que a mi querido país, Cataluña, quepan opciones de ocio como los correbous. Me niego. Los ensogados y los toros embolados no pueden estar presentes en el “nuevo estado de Europa”. No. Porque no es ético jugar con fuego con el que no tiene ganas de jugar.
Aparte de los espectáculos taurinos, todas las actividades lúdicas en las que mueran terrícolas deben ser erradicadas de Cataluña antes de querer ser nada de Europa. Creo y amo Catalunya más que el votante más independentista, por eso no quiero de Cataluña uno más de los estados de Europa, si no, un Estado de referencia en Europa. La caza, por ejemplo, en todas sus modalidades, es una actitud deplorable que menos precio la vida ajena y la propia. En mi Cataluña tampoco cabe.
Por lo tanto, y mientras no pueda estar “demasiado” orgulloso de algunas de las personas con las que tengo que compartir nada, poco me importa si Cataluña es un estado independiente, asociado, región federal o autonomía. Yo te quiero de todas clases.
Creo en los principios, en los ideales, en el respeto y en la buena gente. No creo en los corruptos, los banqueros, los oportunistas, ni menos en los especista que disfrutan del sufrimiento de los demás. Cataluña ha de mejorar la calidad humana de sus habitantes y la relación con el resto de especies con las que compartimos esta tierra, antes de querer ser o no querer ser nada.
Por lo tanto, me parece que lo voy teniendo todo un poco más claro … Yo tengo voto, los animales ni derechos, ni voto. Bastante trabajo tenemos para defender sus derechos como para defender los derechos de quienes dicen ser mejores que sus vecinos.
Joan Grimal