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que da a conocer las posiciones mantenidas por las corrientes que se reclaman del trotskismo
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sindicalista y militante de la IV Internacional en el Estado Español, que se concentra en las posiciones de las corrientes que se reclaman del trotskismo en España
 
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Viernes, 10 de Noviembre de 2006
 
Resultados del POSI en las elecciones al Parlamento de Cataluña
2006 2003 1999
5.431 4.226 2.784

Actualizado: 6 de noviembre de 2006


Primer balance de las elecciones al Parlamento de Cataluña


Los trabajadores, jóvenes, desempleados y ciudadanos en general de Cataluña y de los demás pueblos y naciones del Estado han seguido con extraordinaria atención estas elecciones, así como las valoraciones que de ellas han hecho los diferentes partidos políticos. Se preguntan por las consecuencias que van a tener para el futuro de los trabajadores, hermanos de clase de todo el país, y de los pueblos de España.

El POSI ha promovido candidaturas en las cuatro provincias que reunieron a 146 responsables sindicales, trabajadores, jóvenes, parados. Ha señalado a lo largo de toda la campaña, en continuidad con su actividad política, que no hay salida que satisfaga los derechos nacionales de Cataluña y responda a las aspiraciones de los trabajadores sin avanzar hacia la constitución de una unión libre de Repúblicas del Estado español, en el marco de la cual pueda formarse una República Catalana.

Esta perspectiva ayuda a la acción de cada día en defensa de los derechos y libertades, pues cada uno de éstos es incompatible con la pervivencia del aparato heredado del franquismo –que el Rey encabeza–, con el poder y los privilegios de los grandes bancos, de las multinacionales que obtienen fabulosos beneficios a costa de los trabajadores. Cada reivindicación de los trabajadores y jóvenes choca con la Unión Europea, que busca destruir las conquistas democráticas y sociales así como la economía productiva en nombre de los intereses de las multinacionales.

Desde esta perspectiva, el POSI recoge la aspiración común a los trabajadores que se han abstenido y a los que han votado socialista: que los partidos que se reclaman de los trabajadores, en particular el Partido Socialista, gobiernen a favor de la mayoría, lo que implica romper con las dictados de Bruselas y con los privilegios del aparato franquista.


Por qué han sido defraudadas las aspiraciones de la mayoría

Todos los comentaristas, todos los dirigentes políticos han lamentado la elevada abstención, el despego creciente, particularmente de los trabajadores y de amplios sectores de lo que llaman capas medias, respecto de los que dicen representarlos. Esto contrasta con la elevada participación electoral en noviembre de 2003 (para echar a CiU) y el 14 de marzo de 2004, cuando la mayoría de trabajadores y pueblos de toda España votaron por el Partido Socialista y por Zapatero para acabar con Aznar, para que volviesen las tropas, para anular todas las contrarreformas sociales que Aznar había impuesto y para hacer posible una solución democrática de la cuestión vasca y de todas las cuestiones nacionales.

Hay abstención porque la mayoría de las decisiones del Gobierno ZP y del tripartito han ido contra los intereses de la mayoría electoral que los llevó al poder. Han preferido seguir los dictados de la Unión Europea, facilitando las deslocalizaciones y cierres de empresas, profundizando las contrarreformas de las pensiones y el mercado de trabajo –lo que sólo ha provocado más precariedad–, creando un Estatuto Básico del Empleado Público que disgrega y desestabiliza la función pública y a los trabajadores públicos.

Así, el tripartito promovió el “Acuerdo para la Competitividad”, que sacrifica derechos de los trabajadores para apoyar a las empresas que deslocalizan: en los últimos 10 años sólo en la provincia de Barcelona se han perdido 45.000 empleos industriales. Renunció a exigir financiación suficiente de la sanidad pública. Promovió un Pacto por la Educación que disloca la escuela pública y fomenta los negocios de la Iglesia.

Si, para la mayoría de los trabajadores de Cataluña y de todo el Estado, el Gobierno de ZP y el tripartito no han gobernado como correspondía a los intereses de los trabajadores.

Así, por su negativa a romper con los privilegios y el poder de las instituciones franquistas, siguen sin resolver la cuestión vasca propiciando la convivencia libre y fraterna entre los pueblos de España. ¿Acaso se puede asegurar la paz en el País Vasco manteniendo la ilegalidad de partidos, sin amnistía, sin resolver el problema de los presos? El deseo de la mayoría es que se resuelva esa cuestión, para eso fue votado ZP.

En contra de estas exigencias de la mayoría, los estatutos de autonomía han sido o están siendo reformados para introducir la relación directa entre las regiones y la Unión Europea. Así el nuevo estatuto de Cataluña dice que las instituciones catalanas aplicarán la normativa de Bruselas en todas las cuestiones en que tiene competencias. Antes de las elecciones, Pascual Maragall inauguró en Bruselas una delegacion diplomática y allí declaro que Cataluña está al servicio de esa Unión Europea que cierra fábricas y arranca cultivos.

Y luego los políticos se preguntan porque ha habido tanta abstención.


La realidad de los resultados

Estas elecciones son las octavas al parlamento de Cataluña restablecido por el estatuto de autonomía de 197 sobre la base de la Constitución monárquica que niega el derecho de autodeterminación.

Si sumamos el 43% de abstención y el 2% de voto blanco, esta vez ha habido más rechazo a las ofertas de los partidos representados que en ninguna convocatoria anterior. Y sin embargo querían presentar estas elecciones como la ocasión de dar nuevo brío y credibilidad a las instituciones regionales gracias al nuevo Estatuto impuesto tras el referéndum del 18 de junio de 2006.

¿Podemos olvidar que en ese referéndum sólo participó el 45% del electorado y casi un tercio de los votantes se pronunciaron contra el nuevo estatuto? ¿Podemos olvidar que esta “desafección” es la continuidad de la inmensa abstención y voto no, que sumados llegaban al 70%, en el referéndum de la Constitución Europea de febrero de 2005? Todo ello en contradicción con la masiva participación con la masiva participación en marzo del 2004 y la notable participación en noviembre de 2003 cuando el objetivo era claro: echar a Aznar en un caso y a CIU en el otro.

No hay cansancio ni indiferencia en la mayoría, lo que hay es rechazo a los dirigentes que gobiernan sometidos a Bruselas y la Monarquía, despreciando el mandato de su electores.

Así se entiende que el PSC pierda 241.697 votos, particularmente en poblaciones obreras que rige como poder municipal, en Cornellá, Sant Boi, Hospitalet, Santa Coloma, Sabadell, Tarrasa, Rubí, en la propia Barcelona, en el Prat. O sea, en el corazón industrial de Cataluña. Los trabajadores del Baix Llobregat y del Vallés han visto cómo los candidatos de la izquierda ignoraban el combate de los compañeros de Domar, de Nacam y de Eaton contra el cierre de sus empresas.

ERC pierde 130.257 votos. Por más que Carod se haga la víctima, algo tendrán que ver sus opciones políticas. Han aplicado desde el Gobierno las políticas de Bruselas y proclaman que su máxima aspiración es que Cataluña se convierta en un protectorado de Bruselas como Montenegro. Si Lluís Companys levantara la cabeza…

Artur Mas y CiU pierden 95.914 votos, pues no pueden conciliar lo inconciliable, defender a machamartillo las exigencias de las multinacionales y responder al electorado popular de este partido.

El PP pretende ocultar la perdida de 80.020 votos. Probablemente muchos pasaron a un supuesto nuevo partido que no es más que una reedición de lo más rancio y cutre del españolismo con acentos lerrouxistas (por el nombre de un demagogo de los años 20 y 30) promovido directamente por una fracción del aparato de Estado franquista y su división Brunete mediática (El Mundo, la Cope y La Razón).

Es verdad, la candidatura de Iniciativa por Cataluña-Verdes-Izquierda Unida y Alternativa ha recuperado una miaja del esplendor del antiguo PSUC, particularmente entre las capas medias. Pero salta a la vista lo que un comentarista expresaba el 30 de octubre, que Cataluña sufre “un enorme vacío político”: “el vacío más evidente y más grave es de propuesta política… las diferencias entre las opciones políticas parece de detalle y de estilo” (Jordi Borja, El País 30 de octubre).

En efecto, todos los grandes candidatos parecen salidos del molde de la Unión Europea, pasado por el tamiz de la Monarquía: respetan el orden de Bruselas, el poder de las multinacionales, los privilegios de las instituciones franquistas. Y la mayoría no encuentra cómo expresarse, unos se abstienen y otros votan a regañadientes.


Ayudar a abrir una salida politica

La inmensa mayoria que se identifica con el socialismo solía dirigirse a los partidos ligados históricamente a los intereses de la clase obrera y la reivindicación nacional de Cataluña, particularmente al Partido Socialista. Esperaba de ellos que dieran respuesta al conjunto de aspiraciones y reivindicaciones frustradas desde la transición pactada tras la muerte de Franco.

Partiendo de este sentimiento profundo, los candidatos del POSI dirigieron una carta abierta a Montilla que decía:

“…hace falta un gobierno que se apoye en la voluntad de cambio de la mayoría para cerrar el camino a la derecha en Barcelona y en Madrid, que se proponga: Poner freno al desmantelamiento industrial (…) Acabar con la privatización de los servicios públicos. (…) Levantar unas instituciones catalanas soberanas (…) Establecer relaciones fraternales con los demás pueblos del Estado español basadas en la defensa de las libertades y la lucha común contra las políticas destructivas de la Comisión de Bruselas.”

En efecto, la soberanía de Cataluña no tiene nada que ver con gestionar las 4/5 partes del presupuesto que antes competía al Estado, si se gestiona aplicando lo decidido en Bruselas contra los trabajadores. Esto es “subsidiariedad”. Soberanía es decidir con plena independencia, en función de los intereses de los trabajadores y el pueblo de Cataluña y de todos los pueblos del Estado español.

Los trabajadores de UH, Braun, Domar, Nacam, Eaton, como Autotex en Asturias, Reckitt en Valmaseda o Casa en Getafe, se han dirigido a los gobernantes para que salven las fábricas y los puestos de trabajo. Pero los gobiernos sometidos a Bruselas no pueden mover ni un dedo para defender esas fábricas. ¿De dónde ha venido el conflicto del Prat? De que Bruselas decidió privatizar Iberia, rifar los aeropuertos entre especuladores. Para responder a las exigencias de los trabajadores, y del país, que nacionalicen si es necesario. Pero eso choca con la Ley de Hierro de “libre competencia” que impone Bruselas.

Pero ¿hay otra salida que asegure el pan, el trabajo, los derechos y la libertad?

El POSI, con otros compañeros, promueve un manifiesto por la Unión de Repúblicas Libres del Estado español y un Encuentro de Trabajadores y Jóvenes por la democracia, por la República el 20 de enero próximo, para agrupar a militantes que quieren combatir por liberar a las organizaciones del sometimiento a las exigencias de la Unión Europea y de la Monarquía.

Porque República no es cambiar un rey por un presidente. Para los trabajadores y los pueblos, República significa barrer el aparato franquista, sus jueces, su Monarquía y su corrupción. Significa acabar con fabulosas ganancias especulativas de la banca y las inmobiliarias que ahogan a las familias obreras y a la juventud.

República es separación de la Iglesia y el Estado. La religión en las iglesias, la instrucción en la escuela. República es recuperar las conquistas del Estatuto de los Trabajadores eliminadas por las reformas laborales, dictadas por la Unión Europea e impuestas por sucesivos gobiernos.

Con esta perspectiva, fieles a los 5.000 votos que hemos recibido (cada elección avanzamos) el POSI continúa el combate dirigiéndose a todos los partidos que hablan en nombre de los trabajadores para decirles: defender los intereses de la mayoría exige acabar con los dictados de Bruselas y los privilegios de la Monarquía. Apoyaremos cualquier paso por ese camino.