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Viernes, 8 de Febrero de 2008
 

Nuestro camarada Pierre Boussel, conocido como Pierre Lambert, falleció en la mañana del 16 de enero.
Militante obrero francés, ha dedicado su vida a la causa de los trabajadores como militante de la IV Internacional.


  •   Comunicado de prensa
  • ¿Para quién trabajan estos jueces?
    (Declaración del POSI ante la sentencia contra la mesa del Parlamento Vasco)

    Ver nota: Polémica sobre el trotskismo

    Actualizado: 4 de febrero de 2008


    Con una sola voz

    Los días 2 y 3 de febrero se ha celebrado en París una conferencia europea de trabajadores, contra el Tratado de Lisboa. La conferencia ha contado con la participación de más de 120 delegados de 17 países de Europa, tanto de dentro de la Unión Europea como de fuera de ella (Suiza, Moldavia, Turquía…). Paralelamente, 67 jóvenes de 8 países celebraban una reunión propia, cuyas conclusiones se aportaron al plenario de la conferencia. La conferencia ha aprobado un llamamiento a constituir un Acuerdo Europeo de Trabajadores.

    Al comienzo de la conferencia intervino Miron Cozma, dirigente sindical minero de Rumania, que ha pasado 10 años en prisión por defender, en cumplimiento de su mandato sindical, las reivindicaciones de los mineros, que combatían contra el cierre de las minas. Cozma ha recordado que la política de cierre de minas es una constante en toda la Unión Europea, y cómo la Comisión Europea ha “preparado” el ingreso de Rumania en la UE desmantelando la producción, recortando los derechos sociales, privatizándolo todo. Quienes conocimos los gobiernos de Felipe González antes de la entrada de España en la Unión Europa recordamos cómo se preparó el ingreso cerrando astilleros y altos hornos en todo el Estado español.

    Pero Cozma explicó otro aspecto quizá menos aparente de la acción de la UE: su actitud ante las organizaciones sindicales. Cuando fue encarcelado, una amplia campaña internacional exigió su libertad. Finalmente, el presidente de Rumania, Iliescu le concedió el indulto en 2005. Entonces la Comisión Europea declaró que “aun respetando la prerrogativa presidencial de gracia”, consideraba un hecho muy negativo la liberación de Miron Cozma. Un día después de ser liberado, el Presidente de Rumania revocó el indulto ¡desde Bruselas!

    Sin duda, la Unión Europea puede tolerar responsables sindicales que colaboren con sus planes. Puede alimentar, como lo hace, estructuras como la llamada “Confederación Europea de Sindicatos”, basadas en la colaboración con esos planes. Pero lo que no puede tolerar, lo que considera “muy negativo” es la existencia de organizaciones independientes, que defiendan los derechos obreros. La UE sabe perfectamente que defender los derechos de los trabajadores choca con sus planes. Por tanto, quiere a los Cozma en la cárcel.

    A la luz de este ejemplo, se entiende que hoy en el Estado español haya decenas de sindicalistas procesados, se entiende la persecución contra los trabajadores del Prat. Los jueces franquistas se mueven como pez en el agua en esta política de la UE ¿perseguir a sindicalistas? ¡Para eso se educaron ellos!

    Frente a los Miron Cozma de cada país, está la llamada “Confederación Europea de Sindicatos”. En su recién publicado Memorando a la presidencia eslovena de la Unión Europea, la CES expone claramente qué papel quiere para los sindicatos: la colaboración, la colegislación con la Unión Europea: “Siempre en este espíritu, la CES recuerda el papel de colegisladores de los interlocutores sociales en el ámbito de las políticas sociales, así como la necesidad de garantizar su consulta plena respecto a todos los reglamentos que afecten a las cuestiones sociales, ya se trate de reglamentos de naturaleza económica, social o medioambiental”

    Y, por si hubiera dudas, la CES ofrece esa colaboración también cuando se trate de recortes de derechos: “La CES insiste en que cualquier iniciativa de simplificación, incluida la codificación de las directivas sociales, esté sujeta a la consulta de los interlocutores sociales, conforme al Tratado, y recuerda que actualmente la evaluación del impacto de las iniciativas comunitarias que tratan del capítulo social la realizan los interlocutores sociales” ¡qué delicadeza, referirse pudorosamente a “simplificaciones”!, que según la CES no tienen que ser malas: “La simplificación no debería suponer una reducción de los derechos existentes a nivel europeo o nacional. Si la Comisión considera que debería realizarse una evaluación de impacto adicional, los resultados del ejercicio deberían formar parte del proceso de consulta.” Anotemos cómo la CES se ofrece a colaborar en todo el proceso.

    La Conferencia ha partido de un punto de vista diametralmente opuesto al de la CES. Los que hemos participado en él defendemos que ninguna institución tiene legitimidad para recortar los derechos y conquistas sociales, y que ninguna organización de los trabajadores puede colaborar en ese empeño. Frente a la CES, algunos nos proponen arrojar a todo el movimiento sindical por la borda. Olivier Besancenot, portavoz de la LCR francesa1 mimado por los medios de comunicación, explicaba así recientemente su propuesta de construir un “partido anticapitalista”: “no soy anticapitalista por nostalgia, no se trata de las viejas y gloriosas luchas de la clase obrera”. Besancenot da la espalda a un hecho: los derechos sociales, las libertades, la sanidad y la enseñanza pública, el sufragio universal, el voto de la mujer, la seguridad social, etc. son el resultado de esas luchas que él viene a considerar como las batallitas del abuelo. Trotsky no opinaba como Besancenot cuando decía que quien no defiende lo conquistado en las luchas anteriores no podrá nunca conseguir algo nuevo (mejor dicho, es Besancenot quien desprecia las opiniones de Trotsky).

    Frente a la CES, algunos nos proponen arrojar a todo el movimiento sindical por la borda. Olivier Besancenot, portavoz de la LCR francesa1 mimado por los medios de comunicación, explicaba así recientemente su propuesta de construir un “partido anticapitalista”: “no soy anticapitalista por nostalgia, no se trata de las viejas y gloriosas luchas de la clase obrera”. Besancenot da la espalda a un hecho: los derechos sociales, las libertades, la sanidad y la enseñanza pública, el sufragio universal, el voto de la mujer, la seguridad social, etc. son el resultado de esas luchas que él viene a considerar como las batallitas del abuelo. Trotsky no opinaba como Besancenot cuando decía que quien no defiende lo conquistado en las luchas anteriores no podrá nunca conseguir algo nuevo (mejor dicho, es Besancenot quien desprecia las opiniones de Trotsky).

    Un delegado de Moldavia, país al que “preparan” para entrar en la UE, ha explicado la política de su gobierno, presidido por el Partido Comunista de Moldavia, miembro del denominado Partido de la Izquierda Europea (que ha organizado precisamente en Moldavia su último encuentro): privatizaciones, cierre de empresas, recortes de derechos sociales, persecución contra los sindicalistas y los obreros que se resisten a esta política. El caso moldavo ejemplifica cómo dentro de la sumisión a la Unión Europea no cabe una política de izquierdas. Gobernar para los trabajadores exige romper con la UE.

    Carmelinda Pereira, delegada portuguesa, ha ilustrado qué significan bajo la Unión Europea la democracia y la soberanía nacional. El primer ministro de Portugal, Sócrates, incluía en su programa electoral la promesa de un referéndum sobre el tratado europeo. Pero el tratado de Lisboa se ha redactado con una premisa: que se haga todo lo posible por evitar los referendos en todos los países. Por tanto, Sócrates ha anunciado que no habrá referéndum. En el Parlamento portugués, el portavoz del PCP le preguntó a Sócrates si él se considera responsable ante el pueblo portugués o ante Bruselas. La respuesta de Sócrates fue terminante: “mi compromiso político es con Europa”. Lo que supone que ni las promesas electorales ni el mandato de los electores cuentan. Para hacer aún más sangrante la cuestión, basta recordar que precisamente Sócrates fue elegido para acabar con la política de Durao Barroso… que hoy es presidente de la Comisión Europea.

    El delegado de Kosovo, responsable sindical del sector eléctrico, explica cómo “lo primero que hizo la OTAN fue bloquear con sus tanques las centrales eléctricas, parar su funcionamiento, expulsar a 8200 trabajadores, albaneses, serbios, montenegrinos, bosnios, trabajadores entre los cuales no hubo jamás ningún conflicto étnico y cuya única participaron en la guerra ha sido como victimas solidarias”. Precisamente por eso fueron despedidos.

    Quizá lo que defina mejor el espíritu del Encuentro Europeo sea la intervención de dos delegados belgas, que subieron juntos a la tribuna y hablaron en francés y neerlandés. Los belgas explicaron que en su país viven “una ofensiva sin precedentes del capitalismo para dislocar todos nuestros derechos”, y cómo esa ofensiva trata de “poner en competencia a los trabajadores flamencos y valones como ponen en competencia a los de un país contra otro”, de “destruir el modelo social diferenciando salarios, derechos y ayudas sociales en las tres regiones (Flandes, Valonia y Bruselas)”.

    Bélgica es la sede de la Comisión Europea, y a los trabajadores belgas les coge cerca el laboratorio de todos los recortes. Pero saben cómo responder. Frente a esta ofensiva, recordaron la movilización emprendida por la principal organización sindical, la FGTB, que demuestra que “los trabajadores que hablamos flamenco y los que hablamos francés lo hacemos con una sola voz” Una frase que resume en sí misma los trabajos de la Conferencia Europea.

    1 La LCR es la sección del llamado Secretariado Unificado que usurpa el nombre de cuarta internacional con una política contraria a la de Trotsky

     
     
     
     

    Polémica sobre el trotskismo

    Coincidiendo con las calumnias vertidas en el 90 aniversario de la Revolución de Octubre por los grandes medios de comunicación capitalistas, José Gutiérrez publicó en “kaosenlared” un refrito de falsedades que son lugares comunes en la “literatura” de encargo contra “el lambertismo”, es decir, contra la IV Internacional.

    Luis González, autor del riguroso y clarificador libro El trotskismo en España, ha contestado rebatiéndole y mostrando cómo, además de los motivos que inspiran en general las campañas contra el marxismo, en este caso hay un interés particular, que es echar tierra sobre traiciones a los trabajadores tan sonadas como las que protagoniza la corriente de José Gutiérrez, en el gobierno del Brasil o en la mayoría gubernamental de Italia.

    Podéis ver el artículo y la contestación de Luis González en la Web de kaosenlared
    Información sobre el libro "El trotskismo y los trotskistas" de Jean-Jacques Marie
    Información sobre el libro "El trotskismo en España" de Luis González