Actualizado: 10 de marzo de 2008
El resultado electoral del 9 de marzo
Polarización extrema
Once millones de votos de trabajadores, jóvenes, ciudadanos (el 43,6%) han dado al Partido Socialista 169 diputados y la responsabilidad de defender los intereses de la mayoría en una situación difícil, de hundimiento económico, de amenazas de enfrentamiento entre la población. Han concentrado sus votos en el Partido Socialista para frenar a la reacción, a los franquistas, a los jueces reaccionarios, a la Conferencia Episcopal. Quieren defender el trabajo, los derechos y conquistas sociales, los servicios públicos, las libertades, traer la paz y la convivencia fraterna entre los pueblos del Estado español.
Al mismo tiempo, el PP (40%, 153 diputados) no sólo se mantiene, sino que gana votos y algunos diputados, arañando incluso en determinadas zonas donde el PSOE era mayoritario. ¿No es el resultado de una política del Gobierno que ha sostenido a la reacción franquista? En efecto, el Gobierno, al aplicar la misma política dictada por Bruselas, al defender las instituciones que vienen del franquismo y mantener el recorte de libertades (ley de Partidos) y la política “antiterrorista” de Aznar, ¿no ha legitimado la política del PP?
Después de las provocaciones de jueces, generales, empresarios y políticos franquistas durante estos cuatro años, en una situación en que se anuncia el hundimiento de la economía con miles de despidos, al día siguiente de un atentado que subraya el riesgo de enfrentamiento entre los pueblos, los ciudadanos han concentrado el voto de parte de los trabajadores en el PSOE y de la otra parte en el PP como preparándose para los próximos combates sociales y políticos.
Una disyuntiva decisiva
El nuevo gobierno que forme Zapatero se encuentra ya con dos rutas trazadas.
La Unión Europea, todas las instituciones internacionales del capital, han dado instrucciones precisas para que Zapatero haga pagar a los trabajadores la crisis del capital financiero. Que recorte impuestos al capital, privatice los servicios públicos, dé dinero público para que los especuladores puedan resarcirse de las pérdidas. Que recorte las pensiones y flexibilice más aún las relaciones laborales.
Los trabajadores, con una oleada de huelgas y manifestaciones sin precedentes en una campaña electoral, exigen al nuevo gobierno que defienda los puestos de trabajo, los salarios y pensiones, las condiciones de vida y de trabajo, como lo hacen los trabajadores de Justicia que tras 35 días de huelga dirigen una carta a Zapatero pidiendo su intervención. Que tome medidas decididas a favor de la mayoría, porque la situación es difícil. ¿No ha de nacionalizar las fábricas amenazadas, promover vivienda pública, desarrollar la sanidad pública, mal que le pese a la Unión Europea?
¿Qué ha de hacer el Gobierno? ¿Subordinarse a la Comisión Eu-ropea que prohíbe ayudas públicas y exige privatizaciones, al Banco Central Europeo que arruina Europa en nombre de los mercados americanos? ¿O ponerse al servicio de los trabajadores, de las pensiones, de los salarios, de la sanidad y la enseñanza pública?
Zapatero ha anunciado que convocará a empresarios y trabajadores. ¿Es para aplicar lo que la Unión Europea exige, en beneficio de las multinacionales? ¿Quién podría admitirlo?
¿No martilleaban las cuñas radiofónicas del PSOE que “en Vallecas, Baracaldo, Castellar… en todas partes, los trabajadores estamos con Zapatero”? ¿No tienen derecho a esperar que el nuevo gobierno esté con los trabajadores?
El nuevo gobierno tiene dos caminos ante sí.
Bruselas, el Rey, la patronal, todos los grandes medios de comunicación le exigen el consenso con el PP para hacer una política “de Estado”. Es decir, que sostenga a las instituciones franquistas, desde jueces infames y militares progolpìstas hasta la Corona, y afirme ese Estado de las Autonomías que provoca enfrentamientos entre los pueblos, las campañas anticatalanas o antivascas, las guerras del agua, el fraude de las balanzas fiscales.
No, los pueblos no quieren nuevos Kosovos
Pero en estas elecciones, más claro que nunca, el pueblo del País Vasco ha dado la mayoría al Partido Socialista para que acabe con el enfrentamiento y la violencia y traiga la paz.
Más claro que nunca, el pueblo de Cataluña y el pueblo del País Vasco han dado la mayoría al Partido Socialista tendiendo la mano a los trabajadores de todo el Estado español. Porque no quieren que entre el PP y los regionalistas, incluidos los dirigentes de ETA que no han dudado con el asesinato del compañero Isaías de dar armas a la reacción contra los derechos del pueblo vasco, transformen este país en una nueva Yugoslavia, no quieren Kosovos. En efecto, los pueblos no quieren supuestas independencias bajo la bandera americana, la tutela de la Unión Europea y las tropas de la OTAN. Quieren defender juntos las conquistas democráticas y sociales. Quieren acabar juntos con la amenaza franquista. Quieren luchar unidos para conquistar la soberanía que la Unión Europea niega a todas las naciones.
La experiencia muestra que someterse a la política de la Unión Europea, a las instituciones del franquismo, refuerza a la reacción. Cada reforma que el gobierno emprendiese perjudicando a los trabajadores, cada paso de acercamiento al PP, sembraría la división en la mayoría del 9 de marzo y daría alas a los franquistas.
La alianza de los trabajadores y los pueblos puede, mal que pese a Bruselas, a la Bolsa y a la Corona, defendernos y alumbrar soluciones democráticas que permitan un futuro de progreso y democracia. Ése es el consenso que los trabajadores reclaman, el consenso para la paz y las libertades, para defender los puestos de trabajo y la protección social. Y no el consenso con los enemigos de la libertad y de la convivencia.
La responsabilidad del nuevo gobierno Zapatero
Más aún que el 14 de marzo de 2004, con ansias redobladas, los trabajadores y los pueblos exigen que el nuevo gobierno de pasos decisivos en defensa de los intereses de la mayoría. Ninguno de ellos será posible sin avanzar por el camino de la ruptura con la Monarquía y la Unión Europea. En todo caso, toda acción que realice Zapatero y la dirección del Partido Socialista en defender los derechos de la mayoría contará con el apoyo de los trabajadores y de sus organizaciones.
Hacen bien los trabajadores en preparase para los próximos choques entre clases. Les va todo en ello y han de poder contar con todas sus organizaciones.
En esta encrucijada, el Partido Obrero Socialista Internacio-nalista -partidario de la Unión de repúblicas libres de los pueblos del Estado Español- invita a trabajadores y jóvenes a continuar en el empeño al que han contribuido nuestras candidaturas en 43 provincias: la exigencia al Partido Socialista y a todas las organizaciones de los trabajadores para que garanticen un gobierno fiel a la mayoría. Esta exigencia fue impulsada por militantes de diversas filiaciones en el Encuentro de Trabajadores y Jóvenes por la República del 19 de enero, encuentro en el cual fue aprobada una carta dirigida a los candidatos del Partido Socialista y a todos los candidatos que se reclamaban de los derechos de los trabajadores y de los derechos de los pueblos, que entre otras cosas decía:
“Necesitamos un gobierno que no anteponga nada a la voluntad de la mayoría. Que apoyandose en las organizaciones de los trabajadores desarrolle una verdadera política socialista, tome las medidas que pueden unir a trabajadores y pueblos”
Ahora, debemos arreciar, en todas partes, desde cada sector, por cada reivindicación, la exigencia de unidad para que tengamos un gobierno que responda al mandato del 9 de marzo.
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