Obsessions |
06/02/08 |
Us recomano que llegiu aquest interessant article de Germà Bel, publicat avui al diari La Vanguardia
Obsesiones
Germà Bel
Los alarmistas de la unidad de mercado han viajado poco o tienen pereza intelectual
Entre las pocas materias en que ha avanzado la transferencia de competencias a Catalunya está la Inspección de Trabajo, las bases de cuyo futuro modelo se acordaron en la última reunión de la comisión bilateral Estado-Generalitat. Esta transferencia ha suscitado el rechazo de centrales sindicales como UGT y CC. OO. (aunque, hay que precisar, la han apoyado las organizaciones catalanas de ambas centrales) y patronales como Cepyme y CEOE, por considerar que atenta contra la unidad de mercado. Más en general, la CEOE ha hecho del refuerzo de la unidad de mercado signo de identidad de sus reclamaciones a los poderes públicos. Vistas estas preocupaciones, se diría que la unidad de mercado en España está en riesgo. ¡Y la Comisión Europea sin enterarse!No conozco muchos economistas que estén contra la unidad de mercado, beneficiosa para empresas y para consumidores. Éste es uno de los factores base de los procesos de integración económica a nivel regional, uno de cuyos mejores ejemplos es la Unión Europea. Se trata de que unas reglas básicas garanticen a empresas y consumidores una posición de partida igual en diferentes jurisdicciones administrativas. Esto ni implica ni exige que todos y cada uno de los detalles de la regulación en un sector deban ser idénticos en todas las jurisdicciones del espacio económico integrado. Y esto último, la uniformidad, es lo que parecen desear los temerosos de la ruptura de la unidad de mercado.La uniformidad no es necesaria - ni quizás deseable- para que la economía sea flexible y eficiente. El caso de EE. UU. lo ilustra con claridad. ¿Se imaginan tipos de IVA diferentes en las comunidades españolas? Pues en EE. UU. el impuesto sobre ventas depende de cada estado, y los tipos oscilan desde el 0% (en Alaska y otros) hasta el 7,25% (California). Además, los municipios pueden fijar su propio tramo del impuesto. Las solicitudes de reparación mecánica están sujetas a requisitos particulares de presupuesto en California, Florida y Utah, y las tarjetas de crédito de consumo tienen un estatuto particular para los casados residentes en Wisconsin. ¿Y las placas de vehículos? Lejos de un único tipo de placa en toda la Unión, cada estado tiene su placa propia. Además, cuando un ciudadano cambia de residencia a otro estado debe poner al vehículo las placas de este (eso sí, a un coste económico muy bajo). Aunque ya se sabe que esto de las placas no le importa a nadie.
Que en EE. UU. se den estas situaciones no implica que debamos emularlas, pero no sería más que una ocurrencia sostener que la unidad de mercado está allí desgarrada por tales diferencias. Es posible que los alarmistas de la unidad de mercado en España padezcan de pereza intelectual o que hayan viajado poco. Aunque no cabe descartar que sea, sencillamente, una cuestión de cinismo político.