Aquest blog no és al Twitter/Este blog no está en Twitter

Ni tampoc els seus membres. Tot i així, ens arriben ben sovint missagtes a l'adreça d'e-correu dient que en tal o en pasqual ens segueixen al Twitter. Com pot ser això? Perquè no ens segueixen pas a nosaltres, sinó  algú que ha associat el nostre e-correu al seu compte del Twitter, tot i que nosaltres no n'hem rebut cap petició de validació. Meravelles de les condicions de seguretat i privacitat de la xarxa.

El cas és que no cal que ningú ens cerqui al Twitter, perquè no hi som.

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Ni tampoco sus miembros. Aun así, nos llegan a menudo mensajes a nuestra dirección de correo donde fulano o mengano nos dicen que nos siguen en Twitter. ¿Cómo es eso posible? Porque no nos siguen a nosotros, sino a alguien que ha asociado nuestro e-correo a su cuenta en Twitter, a pesar de que nosotros no hemos recibido ningún mensaje de validación. Maravillas de las condiciones de seguridad y privacidad de la red.

El caso es que no es necesario que nos busquen en el Twitter, porque no estamos.

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29/01/2010 14:39 Enlace a esta entrada.Tema: ¿Quiénes somos?/Qui som?. No hay comentarios. Comentar.

La situación actual de la norma lingüística del castellano, II: La ortografía académica

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[Viene de aquí.]


2. La ortografía académica


La versión vigente de la Ortografía de la lengua española (OLE) es de 1999, aunque hubo una edición posterior en el 2000 que corrigió diversos errores de la primera (no todos).

Tiene una versión en pdf, descargable, correspondiente a la edición de 1999, pero sin los apéndices dedicados a abreviaturas, siglas y símbolos, toponimia y gentilicios, y sin el índice alfabético.

Está prevista una nueva edición, con reformas y ampliaciones, sin fecha de publicación estipulada. En la presentación de la NGLE se dijo que a lo largo del 2010 se esperaba aprobar el nuevo redactado.

Hay algunos avances a la nueva norma ortográfica en la Nueva gramática de la lengua española.

Según ha trascendido, la próxima ortografía académica se propone corregir errores, imprecisiones y ambigüedades de la edición actual, ampliar su contenido ortotipográfico (pese a carecer de especialistas en esta materia y a no haberse aventurado en ella con muy buen tino ni en la Ortografía ni en el DPD), incluir una lista de abreviaturas SMS, y revertir una novedad normativa de la edición vigente (1999). Esta es:

A efectos de tildación, la Ortografía de 1999 pasó a considerar diptongos aquellas palabras donde se dieran combinaciones de dos vocales:

una abierta tónica (/á/, /é/, /ó/) + una cerrada átona: (/u/, /i/), en el orden que sea; p. ej.: guión > guion; truhán > truhan;

o dos vocales cerradas (u, i) distintas, una de ellas tónica y la otra átona; p. ej.: pié > pie; huí > hui.


La consideración normativa preferente como diptongos afectaba a estos grupos vocálicos incluso en los casos en que se percibieran y se pronunciaran mayoritariamente como hiatos en el mundo hispánico.

Y pasó a considerar triptongos aquellas palabras donde se dieran combinaciones de tres vocales:

una abierta tónica (/á/, /é/, /ó/) y las otras dos cerradas y átonas (/u/, /i/); p. ej.: friáis > friais; liéis > lieis.


La consideración normativa preferente como triptongos afectaba a estos grupos vocálicos incluso en los casos en que se percibieran y se pronunciaran mayoritariamente como hiatos en el mundo hispánico.

Como consecuencia, ciertas voces bisílabas donde aparecen estos grupos vocálicos pasaron a recibir preferentemente el tratamiento acentual de los monosílabos, aunque también se permitió seguir tratándolos como bisílabos; seguir una opción de tildación u otra quedaba a elección del hablante.

La norma afectaba a las palabras: crie, crio, criais, crieis (de criar); fie, fio, fiais, fieis (de fiar); flui, fluis (de fluir); frio, friais (de freír); frui, fruis (de fruir); guie, guio, guiais, guieis (de guiar); hui, huis (de huir); lie, lio, liais, lieis (de liar); pie, pio, piais, pieis (de piar); rio, riais (de reír); los sustantivos guion, ion, muon, pion, prion, ruan y truhan; y, entre los nombres propios, Ruan y Sion. En la conjugación que da el DRAE en línea de aquellos verbos algunas que cuyas formas se vieron afectadas por esta novedad normativa sólo se da el tratamiento acentual como voces monosílabas, para confusión del usuario, a pesar de estar permitidas las dos tildaciones: como formas bisílabas o como formas monosílabas.

Dados los problemas a que ha dado lugar esta norma (uso vacilante, formación de homógrafos...), se ha anunciado que esta norma se revertirá en la nueva Ortografía.


En el DRAE se encuentra también la grafía normativa de las palabras registradas.


En el DPD se da también el siguiente contenido ortográfico:

Letras del abecedario y sonidos que representan.

Uso de la tilde.

Palabras con doble acentuación admitida.

Palabras de acentuación dudosa o frecuentemente errónea.

Verbos que plantean dudas sobre la acentuación de algunas de las formas de su conjugación.

Palabras con variantes gráficas admitidas.

Vulgarismos gráficos frecuentes.

Voces o locuciones que admiten o rechazan su escritura en una o en varias palabras.

Uso de los signos ortográficos.

Uso de mayúsculas y minúsculas.

Escritura y uso de abreviaturas, siglas y símbolos.

Escritura y uso de las distintas clases de numerales (cardinales, ordinales, fraccionarios y multiplicativos).

Uso de números arábigos y romanos.

Expresión de la fecha y de la hora.

Voces de forma similar, pero sentido diverso, que se confunden con frecuencia en el uso.

Neologismos.

Extranjerismos de uso corriente en español.

Topónimos y gentilicios de grafía dudosa o vacilante.


Pese a que las obras académicas nunca referencian las fuentes bibliográficas de las que beben, una parte de la normativa ortográfica presente en el DPD está tomada de la OLE académica, otra es corrección de la anterior, otra es novedosa (particularmente la que afecta a los extranjerismos, los neologismos y la toponimia) y otra se ha adaptado, con cierta arbitrariedad, a partir de la normativa que emiten organismos autorizados de normalización documental, científica y técnica, e integraciones geopolíticas (Unión Europea y Organización de Naciones Unidas), así como de las obras sobre ortografía (general y tipográfica), redacción y estilo, y dudas léxicas y gramaticales de José Martínez de Sousa y Manuel Seco, según algunos académicos han reconocido extraoficialmente.


Probablemente, a día de hoy, la codificación ortográfica sea el trabajo normativo que la RAE y la Asale realizan con menos acierto y que menos responde a las necesidades gráficas de los hablantes. Dos son las razones principales:

1) La ausencia en su seno de especialistas en ortografía, en el sentido amplio de la materia. El ninguneo académico del principal experto en este campo, José Martínez de Sousa, es tan escandaloso y absurdo como lo fuera en su momento la exclusión de María Moliner, sobre todo si se tiene en cuenta que RAE y Asale no sienten el menor pudor por utilizarlo, sin referenciarlo, en la elaboración de sus obras con contenido ortográfico.


2) El carácter secularmente escolar de la ortografía académica, que hasta hace poco la ha limitado (no por efecto de la ley, sino por desidia académica) a la regulación de aspectos gráficos que sólo afectan a la escritura manual ordinaria y, a lo sumo, a las necesidades lexicográficas de la propia Academia (en lo referente a la determinación de las letras del alfabeto).


(Continuará...)


Silvia Senz



 

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Corregir amb-sense paper

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Que el títol d’aquesta nota no us confongui: no tinc pas tirada a parlar con en Joan Clos. Passa que he ensopegat amb un sistema digital de correcció de textos que, encara que sembli paradoxal, es fa damunt del paper i es completa en pantalla.

És a dir, amb-sense paper.

És una aplicació de la tecnologia d’i-paper, es diu PaperProof, està desenvolupat per una empresa suïssa, i s’integra en el programa de processament de textos de codi obert OpenOffice (infinitament millor que el Word).

Segons he entès, aquest sistema empra un bolígraf digital, un paper (imprimible) i un sistema d’edició interactius, i un programari de reconeixement òptic de caràcters, marques de correcció, indicacions i esmenes. Tot plegat, permet corregir en la còpia en i-paper allà i quan convingui, com si fos paper normal, i, un cop activat l’i-paper i el programari, transmetre diversos tipus de correccions i comentaris del document en paper al document font en pantalla, on després es validen. És una mena d’híbrid entre el mètode i la tècnica de correcció d’originals en paper i el mètode i la tècnica de correcció en pantalla, que suma els avantatges de tots dos sistemes:

1) Permet al corrector fer una lectura òpticament menys fatigosa.

2) La còpia en paper és transportable i facilita al corrector la visualització global del text.

3) Pel fet de ser la lectura en paper menys feixuga i perceptivament més discernible que en pantalla, la tasca de correcció en paper és sempre més eficaç. Fugen de l’ull menys errors.

4) Alhora que corregeix en paper, el corrector introdueix les marques de correcció a la pantalla.

5) Es poder fer comentaris marginals per al client.

6) El client pot conservar una prova de les esmenes fetes. Per a les editorials, tenir una prova tangible de les diverses fases de correcció és fonamental com a prova pericial en cas de litigi amb l’autor. Per a les empreses acollides a una certificació de qualitat que obligui el corrector a fer una tasca molt acurada, la prova en paper té també aquest valor.


Vegeu-ne un parell de demos:

 

 

 

 

Sembla el mètode perfecte, ¿oi? Doncs no; té un munt de problemes:

1) El paper interactiu i intel·ligent és, de ben segur, molt més car que el paper tanoca i corrent de tota la vida. I no sabem si és reutilitzable. Els preus de mercat no permeten aquests luxes.

2) Aquest sistema només és apte per a la correcció de textos seguits, amb no gaires problemes de redacció, no per a textos amb greus mancances textuals. Prou sabem que la reescriptura i la correcció d’originals només estan separades per una fina línia vermella, que el client sovint «convida» a traspassar.

3) Aquest sistema tampoc no és apte per a la correcció de textos tipogràficament editats i muntants en pàgina

4) A la majoria de clients se’ls refum conservar o no una prova en paper de la feina feta, malgrat el seu valor pericial en cas de litigi.


Així doncs, dubto molt que aquesta eina tingui gaire futur, excepte que es faci molt econòmica i obri el ventall de possibilitats de correcció a tipus de documents més sofisticats.


Silvia Senz

 

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Ni castellano ni español: lengua hispánica

O así la denomina el botón correspondiente a lo que mayoritariamente se denomina castellano o español de este diccionario visual trilingüe en línea. Vean:

Estaría bien fijarse en qué otras webs usan la denominación hispánico u otras alternativas al usual castellano/español. Si alguien tiene localizados casos similares, remítanlos a la e-dirección del blog o inclúyanlos en los comentarios.

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La situación actual de la norma lingüística del castellano, I: La gramática académica

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Tradicionalmente, el organismo oficial encargado de establecer la norma general del español (pero no la norma terminológica, ni la ortotécnica, ni la ortotipográfica, ni la norma documental) es la Real Academia Española, conjuntamente con la Asociación de Academias de la Lengua Española desde el 2005.

La norma general del español está sustentada en tres códigos normativos básicos: la gramática, la ortografía y el diccionario de la lengua española.


1. La gramática académica

 

En materia gramatical, como ya hemos comentado (1, 2, 3) acaban de aparecer los dos primeros volúmenes (Morfología y Sintaxis; aprox. 4000 pp.) de la primera versión (extensa) de la Nueva gramática de la lengua española (NGLE), que sustituye a la hasta ahora gramática normativa vigente, de 1931.

A lo largo del 2010 aparecerán el tercer volumen (Fonética y Fonología) y dos versiones más: una versión manual (aprox. 750 pp.) y un compendio básico para uso escolar (aprox. 300 pp.), del estilo del Compendio y del Epítome oficiales que se elaboraban por ley para la primera y segunda enseñanza mientras estuvo en vigor la Ley Moyano de Instrucción Pública (más de un siglo). La Academia acaba de firmar un acuerdo con Mapfre, que se hará cargo de la financiación de la edición escolar, al igual que Caja Duero y Altadis han financiado la (incompleta) versión extensa y la (inédita) versión manual.

Téngase en cuenta que el Esbozo de una nueva gramática de la lengua española, de 1973, era simplemente un texto provisional, no oficial. Pese a haberse publicado bajo auspicio académico, tampoco la Gramática de la lengua española de Alarcos Llorach (Espasa Calpe, 1994) ni la Gramática descriptiva de la lengua española, dirigida por Ignacio Bosque y Violeta Demonte (3 vols., Espasa Calpe,1999) pueden considerarse gramáticas normativas oficiales. Ambas son descriptivas; es decir, estudian y describen la naturaleza y el funcionamiento de una lengua en un periodo determinado, sobre la base de ciertos modelos teóricos, pero no establecen norma prescriptiva o, lo que es lo mismo, un uso preferente u obligado.

Esta nueva gramática se inscribe en la nueva política lingüística panhispánica, instituida por las academias en el 2004 siguiendo la estela del hispanoamericanismo decimonónico, según la cual:

 

1) El nuevo lema académico es «Unifica, limpia y fija» (a menudo reinterpretado como «Unidad en la diversidad»). En virtud de esa voluntad unitarista y con el fin de evitar la realización de obras normativas independientes en cada área o país donde el español disponga de academia de la lengua, desde la elaboración del Diccionario panhispánico de dudas (DPD, 2005), las nuevas obras normativas, si bien siguen dirigiéndose desde Madrid (sede de la Comisión Permanente interacadémica y centro del trabajo básico y de publicación) se establecen por consenso entre la RAE y las academias filipina y americanas, reunidas en la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale) desde 1951 y formalmente completada por sus actuales 22 integrantes en 1961.

Las academias asociadas a la Española desempeñan hoy un papel de consultoras y revisoras de las nuevas obras normativas, a fin de incluir (según su conocimiento o apreciación de ellos) los usos generales en la variante culta (e incluso en las variantes populares) de sus respectivas regiones dialectales o de sus países. Los textos básicos del DPD y de la NGLE han sido preparados por filólogos y académicos de la RAE. Elena Hernández coordinó en Madrid el equipo de redacción del Diccionario panhispánico de dudas. El lingüista español Ignacio Bosque ha sido el ponente de los volúmenes I y II de la NGLE; el diseño, proyecto y redacción inicial de todos los capítulos de estos dos volúmenes (el borrador de la nueva gramática) fueron obra suya. José Manuel Blecua es el ponente del inédito volumen III. Este trabajo fundamental se ha enviado a todas las Academias, organizadas en ocho grupos por zonas (México y América Central, Chile, Río de la Plata, Andes, Caribe Continental, Antillas, Estados Unidos y Filipinas, y España), para su revisión. Los textos revisados y anotados se reenviaban a una comisión interacadémica constituida expresamente para la realización de cada nueva obra. La comisión creada para la NGLE estaba compuesta por el director de la RAE, Víctor García de la Concha, el de la Asale, Humberto López, los dos ponentes de la gramática, Ignacio Bosque y José Manuel Blecua, y los coordinadores de cada una de las ocho áreas (José Luis Samaniego,Chile; Juan Carlos Vergara, Caribe continental; José Moreno de Alba, México y Centroamérica; Rodolfo Cerrón-Palomino, área andina; Alicia Zorrilla, Río de la Plata; Amparo Morales, Antillas; Joaquín Segura, Estados Unidos y Filipinas; y Guillermo Rojo, España), que establecían la forma definitiva del texto, atendiendo a las observaciones y documentación facilitada por los grupos académicos.

Según lo referido por el director de la Asale en la última edición del Día de los Hispanistas, no existe aún una comisión interacadémica para la elaboración de la 23.ª edición del Diccionario, prevista para el 2013.

 

2) Las nuevas obras académicas sobre léxico y gramática se fundamentarán en el conocimiento descriptivo disponible, particularmente de la variedad oral culta y del registro escrito (no exclusivamente literario) en su etapa actual de la historia del idioma, y en una tendencia al descriptivismo y al prescriptivismo moderado.

 

3) La ortografía buscará fundamentalmente la preservación de un código escrito unitario.


Como consecuencias de estas nuevas orientaciones normativas, en la nueva gramática:

a) hay casos en los sólo se describen los diversos usos de las variantes de España y América, según el conocimiento (aún limitado) que se tiene de ellos, sin dar norma alguna (de lo que se inferirá que todos los usos serán válidos en su propio contexto geográfico);

b) hay casos en los que, tras la descripción de estos usos, se recomiendan unos y se desaconsejan otros, en función del prestigio social que la RAE y la Asale les atribuyen, sin censurarlos del todo, emitiendo con ello una norma laxa;

c) hay casos en los que, tras la descripción de los diversos usos, se asienta una norma firme, que marca usos correctos e incorrectos, generalmente en favor de usos etimológicos, formales, cultos o literarios.


Por ejemplo, aunque en la NGLE se dice que el pronombre de relativo cuyo prácticamente ha desaparecido de la lengua oral en todo el mundo hispánico y tiene cada vez menos uso en el registro escrito (especialmente en el periodístico), y se describen las formas gramaticales que se usan en sustitución de cuyo (que su), se recomienda seguir usándolo en registros escritos y orales formales.

Así, da preferencia en estos usos a construcciones como Mi cuñada, cuyo marido murió hace un mes, está pasando un mal momento, en lugar del uso al que se tiende: Mi cuñada, que se le murió su marido hace un mes, está pasando un mal momento.

Otro ejemplo: al describir los cambios en el paradigma etimológico de los pronombres personales átonos (v. 1 y 2), no censura en absoluto algunos de los que están establecidos y generalizados en un ámbito territorial determinado incluso entre los hablantes cultos. Es el caso de la pronominalización se los por os lo o se lo, muy extendida en diversas zonas de América (v. aquí C. Company Company: «Gramaticalización, género discursivo y otras variables en la difusión del cambio sintáctico» [2008], pp. 25-29), donde se traslada a la forma singular del pronombre átono de acusativo en función de complemento directo (lo) el rasgo de plural correspondiente al complemento indirecto cuando este va representado por la forma invariable se:


Ya compré el uniforma a los niños. > Ya se los compré.


En este caso, por cierto, hay contradicción entre el DPD, que rechaza este uso, y la NGLE, que lo acepta.

No hay versión en línea ni en pdf de la Nueva gramática de la Lengua española. Sólo está disponible para descarga el prólogo y un capítulo de los dos primeros volúmenes, y otro del tercero.


El Diccionario panhispánico de dudas (DPD), es una obra académica complementaria, de consulta, aparecida en el 2005, que incluía novedad ortográfica, léxica y gramatical y que habrá de revisarse para armonizarla con lo establecido en la nueva gramática, como se ha visto. Tiene la particularidad y la ventaja de disponer de dos versiones en Internet:

1) La de la web de la RAE:

<http://buscon.rae.es/dpdI/>.

 

2) La elaborada por un profesor de EE.UU., igual en contenido que la anterior, pero con un lemario y grandes mejoras en el sistema de búsquedas:

http://hhh.gavilan.edu/fmayrhofer/spanish/RAEdpd/dpdI/index.htm

 

Los contenidos gramaticales del DPD son los siguientes:

entradas correspondientes a diversas construcciones y locuciones;

entradas correspondientes a formas verbales que presentan variación o vacilación en el uso;

entradas independientes de cada una de las formas preposicionales;

entradas independientes de cada uno de los determinantes (artículos determinados e indefinidos y adjetivos demostrativos);

entradas independientes de los sufijos con que se forman los superlativos;

entradas independientes de los adverbios y adjetivos comparativos;

entradas independientes de los adverbios de lugar que presentan variación o vacilación en el uso;

entradas independientes de los adverbios de lugar, relativos e interrogativos

entradas independientes de los pronombres indefinidos, relativos e interrogativos;

entradas independientes de verbos regulares e irregulares que plantean dudas;

los siguientes artículos temáticos:


clíticos, reglas y dudas de uso de los pronombres

http://buscon.rae.es/dpdI/SrvltGUIBusDPD?lema=cl%C3%ADticos


colores, morfología de los nombres de

http://buscon.rae.es/dpdI/SrvltGUIBusDPD?lema=colores


concordancia, reglas y dudas de

http://buscon.rae.es/dpdI/SrvltGUIBusDPD?lema=concordancia


conjugación verbal, modelos de

http://buscon.rae.es/dpdI/apendices/apendice1-pres.html

 

dequeísmo

http://buscon.rae.es/dpdI/SrvltGUIBusDPD?lema=deque%EDsmo


género, reglas y dudas sobre el

http://buscon.rae.es/dpdI/SrvltGUIBusDPD?lema=g%E9nero2


laísmo

http://buscon.rae.es/dpdI/SrvltGUIBusDPD?lema=la%EDsmo


leísmo

http://buscon.rae.es/dpdI/SrvltGUIBusDPD?lema=le%EDsmo


loísmo

http://buscon.rae.es/dpdI/SrvltGUIBusDPD?lema=lo%EDsmo


plural, reglas y dudas sobre el

http://buscon.rae.es/dpdI/SrvltGUIBusDPD?lema=plural


proclíticos, reglas y dudas de uso de los pronombres

http://buscon.rae.es/dpdI/SrvltGUIBusDPD?lema=procl%EDticos


pronombres personales átonos, reglas y dudas sobre los

http://buscon.rae.es/dpdI/SrvltGUIBusDPD?lema=pronombres%20personales%20%E1tonos


pronombres personales tónicos, reglas y dudas sobre los

http://buscon.rae.es/dpdI/SrvltGUIBusDPD?lema=pronombres%20personales%20t%F3nicos


queísmo, reglas y dudas sobre el

http://buscon.rae.es/dpdI/SrvltGUIBusDPD?lema=que%EDsmo


voseo, reglas y dudas sobre el

http://buscon.rae.es/dpdI/SrvltGUIBusDPD?lema=voseo


El Diccionario de la RAE (DRAE) también proporciona información gramatical:

1) la categorías gramaticales de las entradas y acepciones (señaladas mediante marcas gramaticales);

2) los cambios normativos de estas categorías (por ejemplo, la aceptación en la norma académica de la transitivación de un verbo hasta entonces intransitivo, o la flexión de género femenino de palabras hasta entonces de género invariable).


No obstante, como el DPD, el DRAE tampoco está aún armonizado con la NGLE.

[Continúa aquí.]

 

Silvia Senz

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El ojo experto de un corrector profesional

Decíamos en la nota anterior que no había ya más comentario que añadir al desolador panorama que presenta la corrección editorial en el mundo (al menos, en Europa). Bien, tal vez sí. En esta bitácora, al fin y al cabo, estamos en parte para eso: para reivindicar la necesidad que toda publicación de calidad tiene de someterse a la revisión de profesionales que verifiquen, en fases progresivas, si un texto que va a publicarse y comercializarse se acomoda a los estándares (no sólo lingüísticos) pertinentes.

La bondad de la corrección editorial puede constatarla cualquier productor con una idea más o menos clara de lo que implica corregir, simplemente cotejando el texto sin corregir con el texto corregido. Pero aunque quede persuadido de la conveniencia de aplicar procesos de corrección, es probable que no vea la diferencia entre encargarle esa tarea a un profesional afín y encargársela a un corrector formado y de oficio.

En este vídeo se muestra de manera bien gráfica, mediante el seguimiento del recorrido del ojo en la pantalla, el décalage en la atención, la eficacia, la concentración, el método y el rigor que hay entre una corrección en pantalla realizada por una experta en comunicación escrita y la corrección del mismo texto llevada a cabo por una correctora profesional. Tomen nota los editores que suelen cargar esta tarea a redactores o traductores con tal de ahorrarse al corrector:

 

 

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Correctors editorials a França, tan malament com arreu

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Als dos articles que segueixen no els calen més comentaris que els que ja hem publicat en diverses seccions d’aquest blog (1, 2, 3). És prou evident que el món de l’edició (de premsa o de llibres) és avui dia global, però més per mal que per bé:

En el web del sindicat de correctors francesos:

Sophie Brissaud «La lecture angoissée ou la mort du correcteur», Cahiers GUTenberg, n.º 31: <http://www.correcteurs.org/brissaud.pdf>.

En el diari Libération (mercès a la Gema):

Culture 06/01/2010 à 00h00

Correcteurs à rude épreuve

grand angle

Discrets et isolés, les correcteurs employés par les maisons d’édition voient leur métier disparaître peu à peu.

41 réactions

Par EDOUARD LAUNET

Ils ne bloqueront pas les routes, ni les ports. Ils ne s’allongeront pas sur les voies ferrées. Ils ne paralyseront pas le pays. Ils n’en essayent pas moins, avec leurs pauvres moyens, de nous prévenir que notre langue - le vecteur de la pensée, de la création, de la liberté d’expression - est en danger parce qu’on les maltraite. Les correcteurs de l’édition sont les nouvelles victimes de la précarisation des professions intellectuelles. Victimes discrètes parce que travaillant pour la plupart d’entre eux à domicile, travailleurs invisibles puisque leur rôle est méconnu. Et pourtant maillons nécessaires de la chaîne du livre car, sans eux, la lecture de bien des auteurs, parfois très connus, serait une épreuve. Vous voulez des noms ? Nous verrons.

En mars dernier, le mal-être des correcteurs s’est fait moins discret lorsqu’une cinquantaine d’entre eux ont manifesté sur le boulevard Saint-Germain à Paris, devant le siège du Syndicat national de l’édition, aux cris de : «La précarité, ça suffit!» Salaires, protection sociale, volume de travail : tout est à la baisse. Ces dernières semaines, le conflit s’est cristallisé autour de la maison Gallimard. Non pas que cet éditeur soit pire que les autres en matière de correction, bien au contraire : la maison de la rue Sébastien-Bottin est connue comme l’une de celles qui, avec les éditions du Seuil, apportent un soin méticuleux à la préparation de copie. Mais justement : si le standard de qualité se met à baisser chez Gallimard, il est à craindre qu’il chutera partout. Sauf là où il est déjà nul. Des noms ? Plus tard peut-être.

Un paiement modeste et à la tâche

«Nous sommes payés à la tâche, donc aléatoirement, et de surcroît bien modestement en regard des compétences que notre employeur et l’état de certains manuscrits exigent de nous», clamait en novembre un tract distribué aux salariés de Gallimard par «les lecteurs-correcteurs et correcteurs» de la maison. Car notez qu’il y a deux familles de correcteurs. La première, celle qui s’occupe de la préparation de copie, est d’une certaine manière l’élite de la profession. Le lecteur-correcteur est, avec l’éditeur, la première personne à avoir le texte brut de l’auteur entre les mains. Il est chargé d’en vérifier la cohérence, la structure, les informations. Il doit l’alléger de ses lourdeurs, parfois le réécrire un peu et faire éventuellement au passage un premier travail de correction sur la syntaxe, la grammaire, l’orthographe, la typographie. Le correcteur, lui, travaille en aval sur les épreuves pour en chasser définitivement toutes formes de fautes et veiller à ce que les corrections précédentes soient bien reportées.

Marie-Hélène Massardier, 52 ans, fait partie de la quinzaine de lecteurs-correcteurs qu’emploie Gallimard (en sus d’une soixantaine de correcteurs). C’est elle qui a préparé le texte du dernier Goncourt, Trois Femmes puissantes, de Marie N’Diaye. Un manuscrit d’emblée presque parfait, sur lequel il y a eu très peu à faire, rapporte Marie-Hélène. «Mais plus le texte est bon, plus j’ai envie de peaufiner, poursuit-elle. Je me mets à pinailler à un point inouï, par exemple sur des répétitions qui ne me semblent pas être intentionnelles.» Elle constate : «J’ai eu un dialogue passionnant avec Marie N’Diaye, qui est une femme magnifique.»

Marie-Hélène Massardier a également travaillé, «avec autant de bonheur», sur le dernier roman de Patrick Modiano, qui est «très à l’écoute, il y a chez lui une demande». Et Modiano a pensé - veuillez le noter, amis auteurs - à envoyer à sa première lectrice un exemplaire très gentiment dédicacé de son Dans le café de la jeunesse perdue. D’autres expériences sont plus rudes ; la préparation de copie s’apparente alors à un parcours du combattant. «Le lecteur-correcteur doit être un caméléon qui s’imprègne d’une écriture afin de faire des propositions en accord avec le style de l’ouvrage, et non avec ce qu’il pense être la norme.»

Dominique Froelich, 60 ans, dont vingt-cinq chez Gallimard, a passé quatre mois sur le manuscrit fleuve des Bienveillantes, de Jonathan Littell, prix Goncourt 2006. La phase de discussion avec l’auteur a duré «trois semaines, à raison de huit heures par jour». Un travail «ardu, heurté» avec un romancier «intransigeant». Celui-ci tonnait : «Je ne veux pas faire de belles phrases !» Sa lectrice rétorquait : «Il y a des incorrections qui apportent du sang neuf à la langue, et d’autres qui sont inadmissibles.» Voyez l’ambiance sur 800 pages ! Dominique Froelich résume : «J’ai fait un immense trajet vers lui, et lui vers moi.» Force est de constater que ni l’un ni l’autre n’ont eu à le regretter puisque l’auteur a obtenu le Goncourt, et la lectrice, euh… la satisfaction du travail bien fait. Car il est loin le temps où Gaston, puis Claude Gallimard distribuaient des enveloppes au personnel quand la maison décrochait un grand prix.

Dominique Froelich touche un salaire mensuel net de 1 900 euros. C’est le seul lecteur-correcteur de la maison qui bénéficie d’un salaire fixe. Les autres sont «travailleurs à domicile», une catégorie spécifique dans la convention collective de l’édition, payés 13 euros net de l’heure (treizième mois et primes diverses comprises, sachant que le lecteur-correcteur est censé travailler à la vitesse de 9 000 à 10 000 signes l’heure). Soit 1 800 euros net par mois pour des semaines de 35 heures, à supposer qu’il y ait suffisamment de copie pour travailler tout le mois. Les correcteurs, eux, sont encore moins bien lotis avec un salaire de 11 euros de l’heure, à raison de 12 000 signes par tour d’horloge. Et ce sont là les tarifs Gallimard, pas les pires du secteur. «On fait passer les correcteurs pour des privilégiés, travaillant tranquillement à domicile, alors que la réalité du métier, c’est une course contre la montre pour avoir un revenu juste décent, indique Marie-Paule Rochelois, correctrice pour Gallimard, Albin Michel et Robert Laffont. Certains doivent cumuler les employeurs et travailler jusqu’à 250 heures par mois. Beaucoup touchent moins de 1 000 euros mensuels.»

A l’origine, les correcteurs étaient attachés aux ateliers de typographie. Mais avec la naissance de l’édition moderne, vers la fin du XIXe siècle, ils ont rejoint les maisons d’édition où «leur culture générale et leur intelligence de l’écrit étaient des compétences centrales», souligne Marie-Paul Rochelois, laquelle aime à rappeler que Victor Hugo comparait les correcteurs à de «modestes savants habiles à lustrer la plume du génie» (lui-même étant le génie, bien sûr!).

0,085 euro : le coût du correcteur par exemplaire

Aujourd’hui, les éditeurs chercheraient plutôt à s’en débarrasser. Au Seuil, le dernier plan social a décimé le service : le nombre de préparateurs de copie salariés en fixe est passé d’une douzaine à seulement quatre ou cinq, avec le renfort de travailleurs à domicile. Chez beaucoup d’éditeurs, le travail de lecture-correction est transféré vers les éditeurs et leurs assistant(e)s, en particulier dans les sciences humaines. Parfois les phases de correction deviennent des préparations de copie déguisées. Et fini le temps où les grandes maisons faisaient travailler deux correcteurs sur le même texte pour renforcer la qualité.

L’informatique fait, elle aussi, ses ravages. Certains textes ne connaissent plus qu’un «décoquillage» avec des logiciels comme ProLexis. Les ouvrages passant de l’édition brochée à l’édition poche ne sont plus corrigés, certaines premières éditions ne sont même plus relues du tout. En conséquence, le volume de travail proposé aux quelque 8 000 correcteurs et lecteurs-correcteurs de l’édition ne cesse de baisser. La correction représente pourtant un faible coût dans la chaîne de production du livre, selon les calculs faits par les correcteurs de Gallimard. Ils l’estiment en effet à 0,085 euro par unité pour un ouvrage tiré à 8 000 exemplaires, soit 0,47 % du prix de vente (pour un prix moyen de 17,90 euros). Et c’est pour cela qu’on décimerait une profession?

Il a fallu aux correcteurs se battre pour être payé en salaire et non en droits d’auteur (plus favorables pour l’employeur, qui paie alors moins de cotisations sociales). Au terme d’une procédure de près de dix ans, Gallimard, qui est allé jusqu’en cassation, a été condamné en février 2007 pour cette pratique assimilée à du «travail dissimulé». Aujourd’hui, c’est le recours croissant à des auto-entrepreneurs, qui eux aussi permettent de réduire le coût des charges sociales, qui inquiète les correcteurs.

Ceux-ci passent volontiers pour des emmerdeurs. On les dit névrosés, obsessionnels, sous-diplômés, dégoûtés de l’écrit. C’est généralement faux. Marie-Hélène Massardier et Dominique Froelich ont eu des parcours très semblables : études supérieures, enseignement, séjour à l’étranger (Nouvelle-Zélande pour l’une, Cameroun pour l’autre), puis retour un peu désenchanté dans l’enseignement français. L’une et l’autre entendent alors parler du métier de correcteur par un ami. Elles suivent une formation spécifique à Coforma (l’école du Syndicat des correcteurs, devenue Formacom en 1998), font leurs premières armes dans la presse et passent rapidement dans l’édition. A ces deux passionnées de littérature, le métier de lecteur-correcteur n’a pas fait passer le goût des romans. Au contraire, disent-elles, l’un des plaisirs du job est de découvrir (parfois) de beaux textes, ou d’aider à l’accouchement de l’écriture d’un auteur qui a vraiment quelque chose à dire.

Chaque préparateur de copie a sa propre approche. Marie-Hélène Massardier, par exemple, aime mettre des images sur les textes, les visualiser comme au cinéma, pour détecter d’éventuelles incohérences. Si Dominique Froelich travaille souvent avec de grands auteurs (Pierre Guyotat, Pascal Quignard, JMG Le Clézio), elle dit éprouver une joie particulière en découvrant des premiers romans de qualité. Au nombre desquels Antibes, de Corinne d’Almeida, à paraître ce mois-ci.

Préparateur de copie au Seuil depuis 1985, après une hypokhâgne et une formation au secrétariat de rédaction, Gilles Toublanc apprécie, lui, la diversité d’un métier qui le fait travailler aussi bien avec Maryline Desbiolles, «très à l’écoute» des propositions, qu’avec Antoine Volodine, qui remet des textes presque définitifs et avec lequel les discussions peuvent en conséquence être difficiles. Mais c’est souvent avec les traducteurs que les négociations sont les plus ardues, note-t-il. Par-dessus tout, les préparateurs redoutent le mauvais texte, mal écrit et sans intérêt, qui va demander beaucoup de travail pour finalement pas grand-chose, puisqu’un mauvais livre restera un mauvais livre.

Presse et Internet, vers un monde sans correcteurs

Les correcteurs sont des professionnels isolés, rarement syndiqués, communiquant peu entre eux, au contraire des correcteurs de la presse quotidienne. Il fut un temps où le Syndicat des correcteurs CGT gérait l’embauche dans les quotidiens, mais la presse, elle aussi, tend à se passer des correcteurs (Libération a été le premier quotidien sans correcteurs après la dissolution du service au printemps 2007, déléguant désormais cette tâche aux éditeurs et aux chefs de service). Du coup, le Syndicat redéploie ses efforts vers l’édition : sa secrétaire générale, Anne Hébrard, a récemment créé une liste de diffusion sur Internet pour fédérer les isolés et faire circuler l’information : 150 travailleurs à domicile de l’édition y sont aujourd’hui inscrits, sans être nécessairement syndiqués. Le Syndicat songe à créer un prix de la Coquille d’or, décerné chaque année au livre le plus mal corrigé.

Avec Internet et les portables, la rapidité prime désormais sur la qualité. Sur le Web, seul Lemonde.fr a des correcteurs. En mars dernier, quand Livreshebdo.fr, le site du magazine des libraires, a rendu compte de la manifestation des correcteurs, son article comptait trois fautes en cinq lignes ! La suppression progressive de la correction et de la préparation de copie dans le monde numérique comme sur le papier, c’est une accumulation de petites violences faites aux lecteurs, de microbarbaries en apparence anodines mais qui, en se multipliant, font du langage un véhicule plus incertain, charriant des idées imprécises. Et à terme une démocratie approximative?


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La campanya pro-Estatut i pro-federalisme de les Publicacions de la Generalitat de Catalunya

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Estic subscrita a l’Informatiu personalitzat en línia de les Publicacions de la Generalitat de Catalunya, i en el butlletí d’avui he rebut, juntament amb la breu ressenya de cinc novetats (que és del que solen informar), el que s’anuncia com «una selecció de publicacions sobre l’Estatut d’autonomia de Catalunya editades per diversos departaments i organismes de la Generalitat».

Hi faig un cop d’ull i veig que, majoritàriament, són publicacions (llibres i números monogràfics de revistes) sobre l’Estatut dels darrers cinc anys, però també m’hi trobo amb una edició facsimilar de La constitució interior de Catalunya, d’Antoni Rovira i Virgili, feta pel Departament de Governació i Administracions Públiques, i amb tres obres del Departament d’Interior no concretament sobre l’estatut sinó sobre federalisme (en un dels casos, una apologia del federalisme).

Després de l’editorial conjunt de la premsa catalana ja no m’hauria d’estranyar de res. Tot i així, personalment desitjaria que els serveis de novetats de les editorials catalanes on hi estic subscrita no s’afegeixin a la campanya que ha endegat el servei de novetats de les Publicacions de la Generalitat. O, si de cas ho fan (ja dic que no em sorprèn res, hores d’ara), els pregaria que fessin seleccions de llibres del seu catàleg des d’un punt de vista més plural. Les opcions polítiques dels seus subscriptors segur que són diverses. En el meu cas, coneixent el que és Espanya (i no somiant amb el que podria ser), van força més enllà del federalisme.


Silvia Senz

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Millán y la NGLE. Reseña de una reseña

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Como era de esperar, se publicó en El País la reseña de José Antonio Millán a la última producción académica (la Nueva gramática de la lengua española, o NGLE). Como ya es habitual en él cuando aborda la obra de la Corporación por encargo del otrora periódico del progresismo español y hoy diario global, su examen se mueve en el terreno de lo políticamente conveniente, dejando muy atrás los tiempos en los que El País hablaba de la RAE sin tapujos; tal vez porque por entonces Cebrián no ocupaba aún su sillón V.

Una frase que no me explico si no es (bien)pensando que Millán la formuló como un sutil sarcasmo:

«La versión electrónica debería incluir urgentemente las numerosísimas referencias bibliográficas que han debido de servir para su redacción, y de las que la edición en papel ha prescindido, sin duda para no alargar la obra.»

Teniendo en cuenta que los dos primeros volúmenes de esta obra ya ocupan casi 4000 páginas, pensar que la ausencia de bibliografía tiene por fin la brevedad es un absurdo. Así que, suponiendo que la observación de Millán sea eso: humor absurdo, mucho me temo que este matiz haya pasado desapercibido a la mayor parte de lectores de El País. Mejor hubiera sido decir abiertamente que, siendo que probablemente la NGLE recoge la producción descriptiva sobre el español de los últimos años, lo científico (y ético) habría sido referenciar las fuentes teóricas empleadas. De este modo, quedaría reconocido el esfuerzo que otros han realizado y del que se beneficia la NGLE; y de este modo también cualquier estudioso podría replicar y juzgar el camino intelectual que los autores de la nueva gramática han realizado. Así se obró en la voluminosísima gramática descriptiva codirigida por Bosque y Demonte y publicada con auspicio académico en 1999. En esta obra puramente académica dirigida de nuevo por Bosque, sin embargo, no sólo se ha omitido la bibliografía correspondiente, sino que ni siquiera se ha publicado en versión digital, en la página de la RAE, del mismo modo que se ha colgado el prólogo y un capítulo de la NGLE.

Llama la atención el almibarado aderezo que utiliza este reseñador en su presentación de algunos de los rasgos distintivos de la nueva edición de la gramática académica, una melosidad que tanto podría atribuirse a un exceso de comedimiento o a la tendencia de Millán a contemporizar, como a una presumible falta de margen de maniobra. Ahí va una pequeña muestra.

Dice Millán:

«Siguiendo un uso inaugurado en 1999 con la Ortografía, la Nueva gramática aparece avalada por las academias de la lengua de los países hispanohablantes, por cuya intervención tanto ha hecho la dirección de García de la Concha.»

Valga señalar que está más que puesta en duda la labor común de la RAE y la Asale en la Ortografía de 1999. Por los propios académicos, sin ir más lejos. En el año 2002 vio la luz la obra del académico ecuatoriano Gustavo Alfredo Jácome, Gazapos académicos en “Ortografía de la lengua española” (publicada en España en el 2003) en la que, además de cuestionar la consistencia doctrinal de la nueva Ortografía y corregir las muy abundantes contravenciones a la propia norma académica vigente, el autor ponía en entredicho la afirmación de que hubiese sido efectivamente supervisada por las veintiún Corporaciones asociadas a la Española.

De hecho, está incluso puesta en duda la labor interacadémica en pie de igualdad posterior a esa Ortografía, un asunto que ha ocupado recientes tesis doctorales y que ocupará obras en prensa, de las que ya daremos noticia.

Continúa Millán:

«La nueva gramática académica no rehuye señalar que hay temas debatidos: en ese sentido no habla ex cátedra, sino como una obra científica (aunque este aspecto quede lamentablemente mermado por no incluir bibliografía). Tampoco aporta, como las antiguas gramáticas, un elenco de usos dignos de imitación: las numerosas citas de autores y artículos de prensa, españoles y americanos, ya no constituyen "un canon de excelencia", sino en muchas ocasiones la simple documentación del uso. Pero quizás su aportación más novedosa sea el intento de dar una perspectiva de la lengua española en todas sus manifestaciones geográficas. [...] La Nueva gramática da un gran salto científico y político al distinguir sistemáticamente por un lado el "español general", común a todo el ámbito de nuestra lengua (que tiene un notable grado de unidad, sobre todo en la sintaxis y en su registro escrito y culto), y por otro, y en plano de igualdad, los españoles específicos: el "europeo", de Canarias o de Valladolid, o el "español americano" de México o Chile. Cuando se describe un uso, se asigna sencillamente a las zonas donde se produce: los diminutivos en -ito se dan en todo el mundo hispanohablante, pero ande por "donde" se usa en el español dominicano y en el andaluz. A veces se añade un juicio: ande es una "variante desprestigiada".»


Un vuelco de tal calibre hacia el pseudodescriptivismo (ya apuntado en el Diccionario panhispánico de dudas) debería darle materia al reseñador para, al menos, señalar muchos de los asuntos que de este giro pueden desprenderse y a los que tanto la RAE y la Asale como quienes estudian la política lingüística del español deberían estar atentos; por ejemplo:

1) Cuál será la reacción de los hablantes (particularmente de los que manejan la norma en su labor profesional) ante esta relajación de la tarea prescriptiva, y cuál será la reacción de los propios directores de academias de la lengua española que actúan en zonas con necesidades de regulación propias.
Incluso Lodares planteó lo que funcional, identitaria y políticamente supondría abrir la norma al carácter pluricéntrico de la lengua: restringir los juicios de valor y ampliar la base de la selección equivalía, según su fino olfato, a abrir la vía a la proliferación de nuevos agentes normativos y a la modificación de las tendencias en la autoevaluación y la autocorrección de los hablantes.

¿En qué se traduce esto? Para empezar, en la difuminación de la idea de corrección. La legitimación de formas verbales regionales o sociolectales hasta ahora marginadas o reprobadas por la obra académica pueden mejorar nuestro conocimiento del idioma y ampliar la tolerancia lingüística hacia formas extrañas, pero también pueden llevar a considerar, si no se dan indicaciones más precisas sobre la validez contextual de esos usos, que no hay expresiones o construcciones mejores que otras y que todo vale, en cualquier circunstancia. Cabe decir que no es fácil señalar a qué nivel de lenguaje o registro corresponden los usos actuales. Fundamentalmente porque lo no aceptable hoy en el uso social del lenguaje puede serlo mañana, y lo aceptable puede dejar de serlo. Son necesarios corpus mejor elaborados y más representativos que los académicos (de hecho, en esta ocasión no ha bastado con ellos y se ha usado también el de Mark Davies) y estudios sociolingüísticos periódicamente actualizados, de los que el español apenas dispone, para evaluar la idoneidad de una cierta forma de expresión en el uso social, y ese es un hueco en el conocimiento de la lengua en uso que hasta ahora había quedado cubierto por la arbitrariedad y la subjetividad académicas.

Para continuar, la relajación de los tradicionales modos prescriptivos académicos y el margen que la NGLE deja para la decisión personal (algo que ya hacía el Diccionario panhispánico de dudas e incluso la Ortografía de la lengua española) pueden conducir a quienes necesitan opciones concretas a buscar otros referentes, particularmente en los libros y manuales de estilo generales o específicos.

Yendo más allá, el ampliado catálogo de usos aceptables que introduce esta gramática y la concesión de autoridad normativa a las academias asociadas puede llevar a las academias americanas a sentirse en condiciones de establecer repertorios propios y más selectivos de usos aceptables, aptos para las necesidades locales de planificación lingüística, sobre la base de la NGLE o según su propio criterio; de esto (que sería verdadero pluricentrismo normativo) ya vimos una muestra.

2) Como todas las obras académicas, y más aún desde que en ellas intervienen, con mayor o menor intensidad, las academias asociadas, esta gramática no es hija de su padre y de su madre, sino de tantos padres y tantas madres que, por un lado, la falta de una línea constante y sistemática es evidente y debería mencionarse en una reseña del alcance de la de El País; por otro, es fácilmente previsible que el derrotero del papel de la RAE no quede en absoluto fijado en el camino que marca esta gramática, y esto también podría haberse apuntado.

La tendencia de la NGLE hacia la descripción sin norma o hacia la norma arbitraria sin descripción (que ambas cosas se combinan en ella, como Millán deja entrever) choca frontalmente con otras corrientes académicas predominantes sobre el rumbo que ha de seguir la normalización del castellano: la del propio director de la Asale, Humberto López Morales, partidario de un estándar internacional único (muy restrictivo), inspirado en los neutros de los medios internacionales y de la industria audiovisual, o la de los partidarios del estándar ideal unitario (de tipo composicional) que proponía Lope Blanch.

La lengua castellana es variada hasta un punto que la NGLE ni siquiera refleja (ya lo hemos dicho), pero la norma hasta ahora sólo era una y habrá que ver si, después de ella, va a seguir siéndolo. En buena medida, el devenir de la RAE y la Asale como organismos normalizadores dependerá de la idea que sobre el lenguaje y su codificación tenga quien suceda a Víctor García de la Concha, a punto de concluir su prolongado mandato al frente de la casa rectora. Bosque tiene números.

Sigue Millán:

«Repárese en que el lema académico desde el XVIII, "Limpia, fija y da esplendor", se refería únicamente a esta tarea normativa. Sin haber abdicado de ella, la Academia actual, desde la dirección de Fernando Lázaro, ha abordado también la construcción de un gran corpus científico sobre el español, del que esta Nueva gramática es parte. [...] Si añadimos a los seis años que duró la elaboración de la Gramática descriptiva los 11 años de la Nueva Gramática, podemos concluir que ahora culminan casi dos décadas de investigación sobre el español.»


No se culminan dos décadas de investigación sobre el español en absoluto. Ni la RAE ni la Asale llevan dos décadas promoviendo la investigación idiomática; eso es directamente falso y extraña leérselo a Millán. A lo sumo llevan dos décadas modernizando precariamente sus métodos y sus herramientas de trabajo, pero poco más.

Fíjense los lectores: un proyecto de estudio del idioma tan necesario y ambicioso como es la Sintaxis histórica de la lengua española (que dirige Concepción Company y Company y que prevé una publicación en 10 volúmenes) no encontró apoyos en España y ha podido salir adelante con el respaldo de la UNAM y del FCE. Incluso el estudio del habla culta, básico para una norma que siempre ha restringido su modelo de lengua a este grupo sociolectal, está casi paralizado desde que murió Lope Blanch. Lo único que puede agradecerse a la RAE es haber auspiciado la gramática descriptiva de Alarcos primero (que la RAE rechazó como propia) y la dirigida por Bosque y Demonte después (que no fue un encargo de la Academia).

El verdadero aporte de Lázaro Carreter fue salvar a la RAE de ser sustituida por un organismo de planificación lingüística de nueva planta, del estilo del Conseil international de la langue française, coordinado, junto con el Instituto Cervantes, por un organismo general de política lingüística para el castellano. El mérito de Lázaro fue el de hacer valer el ascendente social de la RAE en todo el mundo hispánico y el de poner el valor simbólico y diplomático del estándar académico y la estructura interacadémica global que es la Asale al servicio de una nueva unidad panhispánica según las necesidades internacionales de la economía y la política global de la Madre Patria. A cambio de ello logró un apoyo político, mediático y financiero del que la institución no gozaba desde hacía décadas.

Hay otros datos que se echan de menos en la reseña y que su autor debería haber expuesto, aunque fuera someramente y con su habitual delicadeza:


1) No se seleccionan ejemplos relevantes de los capítulos principales ni se analiza su tratamiento en la NGLE, para mejor guía del lector.

2) Siendo Millán un experto en edición y políticas editoriales, podría haber cuestionado la razón de ser de tres versiones sucesivas. De haberse seguido en la NGLE un proceder sistemático de descripción y normativización, habría bastado con dos versiones (una descriptiva y normativa, y otra sólo normativa), que deberían además haberse publicado íntegras y simultáneamente, para dar al comprador la oportunidad de elegir. Teniendo en cuenta que la versión extensa no está al alcance de todos los bolsillos (completa, rondará los 200 ), habría sido interesante disponer ya de una opción más económica.

Por fortuna, sí se dice algo sobre la necesidad de publicar una versión paralela disponible en línea, aunque sin mencionar una de las razones principales que justifican su edición electrónica: que esta gramática tiene ya cubierto su coste por patrocinio privado específico para las tres versiones de la obra y por subvención pública (puesto que usa herramientas e infrestructuras pagadas por el Estado español, es decir, por los ciudadanos españoles).

En cambio, no se menciona, ni de pasada, la oportunista fecha de publicación de la versión más cara, aun incompleta, para hacerla coincidir con la campaña de ventas navideña y garantizar los buenos resultados comerciales que al menos sus dos primeros volúmenes están teniendo.


Con una voluntad más crítica o tal vez con condiciones de libertad de expresión mayores, se han publicado también otras opiniones y reseñas que manifiestan una lectura más o menos detenida de la NGLE y un cierto posicionamiento ante las muchas cuestiones que plantea. Aunque sus argumentos puedan ser discutidos, recomiendo la lectura de «Sobre la nueva gramática» y de «La Nueva gramática: primeras impresiones». Complementan a Millán.

Aunque tampoco me extrañaría que Millán, menos comedido en su web que en el diario global, acabe complementándose a sí mismo, como ya ocurriera con su reseña del Diccionario panhispánico de dudas (compárense la versión de El País y la posterior versión modificada en jamillan.com).


Silvia Senz


 

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Curso gratuito «Corrección tipográfica en castellano» del Gremi d'Editors de Catalunya

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PROGRAMA

I. LA CORRECCIÓN EN EL PROCESO DE PREIMPRESIÓN

1. Conceptos preliminares

2. Tipos de corrección y profesionales

II. NORMA Y FUENTES DE NORMATIVA EN EDICIÓN
1. Conceptos de norma y reglamento

2. Tipos de normas

3. Normas que afectan al corrector tipográfico

4. Bibliografía y recursos en red para la corrección tipográfica

III. TIPOGRAFÍA Y CORRECCIÓN TIPOGRÁFICA

1. Terminología tipográfica básica para la corrección

2. Norma tipográfica
– Normas de composición y compaginación: aplicación de blancos (sangrías, líneas de blanco, corondeles, espaciado, prosa, y páginas de birlí, de cortesía y blancas...), de tipos de párrafo a cada elemento textual y extratextual, de jerarquía tipográfica de los títulos, partes, párrafos y apartados y de la compaginación (distribución del contenido por páginas).

3. Norma ortográfica (ortografía general, ortografía tipográfica, ortografía bibliológica y ortografía técnica)
– Convenciones ortográficas y estándares normalizados: palabras que pueden escribirse juntas o separadas; alternancias acentuales, alternancias grafemáticas, grafía de grupos vocálicos, grafía de las palabras compuestas; formación, grafía y uso de abreviaciones (abreviaturas, siglas, acrónimos, símbolos, etc.); empleo de mayúsculas y minúsculas; grafía de antropónimos y topónimos; sistemas de medidas y tablas de equivalencias entre sistemas; grafía y uso de signos y símbolos; grafía de las cifras y cantidades; empleo de los signos de puntuación en tipografía; puntuación de diálogos y pensamientos; normas sobre alineación; sistemas de alfabetización; sistemas de división y separación de palabras; uso de las distintas variantes de letra (cursiva, versalita, negrita); normas de partición de títulos; etcétera.

IV. EL PROCESO DE CORRECCIÓN TIPOGRÁFICA

1. Tipos de corrección tipográfica

2. Perfil y competencias profesionales del corrector tipográfico

3. La corrección de primeras pruebas (galeradas o precompaginadas)
3.1. Objetivos de la corrección de primeras
3.2. Método y técnicas de la corrección de primeras en papel

4. La corrección de segundas pruebas (compaginadas)
4.1. Objetivos de la corrección de segundas
4.2. Método y técnicas de la corrección de segundas en papel

5. La corrección de terceras pruebas (de comprobación)
5.1. Objetivos de la corrección de terceras
5.2. Método y técnicas de la corrección de terceras en papel

6. La corrección de fotolitos y de ozálidas (plotters)
6.1. Objetivos de la corrección de fotolitos y de ozálidas
6.2. Método y técnicas de la corrección de fotolitos y de ozálidas

7. Taller práctico


Fecha de inicio:
18/01/2010

Fecha de finalización: 03/03/2010

Horario: lunes y miércoles de 18.30 a 21.30 h

Profesora: Silvia Senz

Duración: 36 h presenciales

Más información en: Editrain-Gremi d’Editors de Catalunya
http://www.editrain.com/content/seccionweb7.php

C/ Comte Borrell, 235. 08029 Barcelona

Tel.: 34 93 488 08 84

Fax: 34 93 487 50 75

Revilla y la expansión del español, o a quién beneficia el valor económico del idioma

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Revilla dice que en torno al español hay una industria "que no tiene EREs"

16.12.09 | 14:31 h.  Agencia EFE


El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, ha apuntado hoy al idioma como el "activo" de España para liderar un cambio en el modelo económico y ha afirmado que "en torno al potencial de la lengua española hay toda una industria que no tiene EREs, porque es imparable". [...]

 

Quien haya leído (no sin dificultades) el ya clásico y muy técnico estudio de Ángel Martín Municio sobre el valor económico del español y algunos de los que se han publicado más recientemente, en la misma línea, tendrá mucho que objetar a estas (ya habituales) declaraciones de Miguel Ángel Revilla, ese presidente bigotudo que maravilla. Entre otras razones porque entre la prudencia que muestran las conclusiones de esos estudios y lo que proclaman Revilla y tantos otros hay un auténtico abismo. Lean:

[...] el carácter todavía pionero y experimental de los métodos empleados recomienda cierta prudencia sobre los resultados obtenidos, cuya validez sólo puede evaluarse adecuadamente mediante futuras extensiones y contrastes del trabajo y su discusión en el ámbito científico nacional e internacional. [Francisco Javier Girón González-Torre, Agustín Cañada Martínez: «La contribución de la lengua española al PIB y al empleo: una aproximación macroeconómica», Documentos de Trabajo. El valor ecónomico del español, n.º 11, 2008, p. 31]

Las reservas que se muestran en estos estudios no responden a razones exclusivamente metodológicas. Una de sus limitaciones fundamentales es que obvian el análisis multidimensional con el que hay que abordar el estudio de una lengua en sociedad. En el caso del castellano, sin ir más lejos, pasan por alto:

que los casi 400 millones de hispanohablantes utilizan modalidades mucho más distintas de español de lo que se nos suele asegurar;

que son en buen número bi o plurilingües, y

que tienen filiaciones identitarias, culturas y lealtades también diversas y complejas, a las que a menudo las industrias culturales, que consideran a los castellanohablantes como una masa compacta, monoglósica y homogénea lista para la explotación, no atienden en absoluto (en lo relativo a la industria editorial, v. 1 y 2).

Por no hablar de la objeción más evidente que cualquier persona puede plantear a Revilla: que el castellano es un condominio de los 21 países que lo reconocen como lengua (co)oficial de facto o de iure, y que tienen idéntico derecho a obtener beneficio de lo que pueda dar de sí el idioma en campos como la educación, las (tele)comunicaciones, las industrias de la lengua ( tecnología lingüística, interpretes y traductores...), la industria editorial, los servicios de información y atención al cliente, y la publicidad. Es más: también es un condominio entre las comunidades autónomas españolas que, como la suya, tienen el castellano como lengua propia, y las disputas entre Cantabria y La Rioja que ocasiona la genealogía del idioma así lo demuestran.

Y eso de que la industria del español no tiene EREs ofende directamente a muy buena parte de los trabajadores del Instituto Cervantes que, como ya hemos ido viendo, viven en la pura precariedad y en el puro maltrato laboral. Pero eso nunca lo divulgarán ni EFE ni Revilla. Cualquier aspecto oscuro o criticable de la política lingüística española para el español no trasciende prácticamente nunca a los medios masivos.

En sus obras propagandísticas y en sus apariciones mediáticas, lo que todos los apologistas del valor del español olvidan mencionar siempre es:

que la expansión de este mercado va de la mano del chovinismo, del imperialismo y del nacionalismo unitarista, en detrimento de otros pueblos, de sus derechos y de sus culturas,

y que los réditos (relacionales u económicos) que rinde van mayoritariamente a manos de los intelectuales orgánicos que dirigen el I. Cervantes y sus sedes, y de los cuadros y accionistas de empresas como Telefónica, Grupo Planeta, Grupo Prisa, Endesa, BBVA, La Caixa, Aguas de Barcelona, Unión Fenosa, Grupo Santander, Repsol-YPF, etc. (casi todas ellas presentes en el Real Instituto Elcano [de Estudios Internacionales y Estratégicos], en la Fundéu-BBVA y en la Fundación pro Real Academia), que, con el apoyo público del Gobierno español y valiéndose de la ventaja que les ofrece el idioma, siguen dominando los mercados de Latinoamérica (también el editorial), donde algunas de ellas generan deuda ecológica (1 y 2), deuda social y deudas financieras ilegítimas, son moralmente sancionadas por el Tribunal Permanente de los Pueblos por atentados contra los derechos humanos, logran acceder de forma altamente sospechosa al índice de inversiones ético FTSE4Good Ibexy, y ejercen el control de la palabra (1 y 2).

 

 

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Contra las autoridades lingüísticas arbitrarias. Métodos revolucionarios para el profesional de la lengua, 1: las recomendaciones de la Fundéu y el consultorio de la RAE

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Supe que ahora la lista de la Fundéu, Apuntes, puede seguirse en Internet sin necesidad de estar inscrito. Como estoy recopilando recomendaciones de la Fundéu y objeciones a ella, me interesa mucho poder leer lo que allí se dice.

Vi que estos días un suscriptor ponía en tela de juicio que la Fundéu dé algunas recomendaciones (normas light, pero normas de corrección al fin y al cabo) a la prensa exentas de una mínima argumentación (v. aquí el hilo «Recomendacion - emiratos»).

Está muy bien plantear este tipo de objeciones a los responsables de la Fundéu. Entiéndanme: no creo que haya que corregirles los errores que cometen en sus recomendaciones. De hecho, cuando se les ha corregido alguno (y sé por un buen amigo que se ha hecho más de una vez), nunca han publicado una rectificación reconociendo el error cometido primero y enmendándolo luego; eso pondría en evidencia sus limitaciones, mostraría su falibilidad y debilitaría su autoridad referencial. Lo que, en mi opinión, ha de exigirles el profesional (corrector, editor de textos, traductor, periodista...) que consulta sus recomendaciones o incluso quien plantea dudas en su consultorio es transparencia normativa siempre que le quepa alguna duda sobre los fundamentos de una recomendación o de una respuesta a una consulta. Para ello dispone de dos vías de acceso directo: e-correo y lista Apuntes.

De igual modo puede obrar el profesional que utilice el consultorio de la RAE, que por desgracia no ha dispuesto aún otras vías de contacto con el usuario. Cuando reciba una respuesta a su consulta, si está disconforme con ella o no le resulta clara, puede enviar una nueva consulta, identificándola como réplica a la respuesta de una duda anterior. De este modo, en no pocas ocasiones, muchos usuarios profesionales hemos acabado manteniendo una conversación fluida y en tiempo real con el amable, esforzado y creativo personal contratado en el departamento de Español al Día, que atiende este servicio.


Corolario y recomendación revolucionaria:

Siempre que tengamos modo de hacerlo, hay que exigir transparencia normativa, esto es:

1) las credenciales de quien da una norma/recomendación o responde a una consulta, y

2) una explicación sucinta de las bases de la norma en cuestión (a partir de qué criterios y conocimientos de la lengua se ha elaborado), que un profesional podrá entender fácilmente.

Es bueno para nosotros, los que trabajamos con la lengua, porque seremos en adelante capaces de aplicar esos mismos criterios (si los juzgamos válidos) y conocimientos a casos análogos, y porque de este modo la autoridad se reparte entre quienes emiten la norma y quienes tienen la opción de juzgarla antes de aplicarla.

Es bueno para la norma, porque si sabemos en qué se fundamenta, podemos contribuir a mejorarla, para bien de todo el que ha de aplicarla en su trabajo.

Por supuesto, no es bueno para el emisor, que con ello cede autoridad, es decir, poder, que en el caso de la codificación y normativización de una lengua es mucho más que poder estandarizador: es poder social, poder político y poder económico. (Que se lo digan, si no, al BBVA y a los patrocinadores corporativos de la RAE.)

Esta es una de las maneras de acabar con autoridades arbitrarias e inmerecidas. Seguiremos proponiendo otros métodos.


Silvia Senz

 

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La NGLE, o cuando la RAE quiere estar en misa y repicando

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[Viene de aquí.]

Es una verdadera delicia ir siguiendo el tratamiento que la prensa da a la publicación de la Nueva gramática de la lengua española. Ahí es cuando se ve quién tiene oficio y sabe darle a la noticia la vuelta de tuerca que merece, y quién no pasa de repetir como un loro el comunicado de prensa de turno (la mayoría de los periodistas, oficio degradado donde los haya).

En lo primero se han destacado, especialmente, Marta Caballero, de El Cultural, y hoy los del 20 Minutos. En un artículo que desgrana, de la A a la Z, la novedad gramatical de esta obra académica, han sabido poner en evidencia algo fundamental: que la  RAE, en su pretensión de convertirse en una institución democrática, tecnificada y científica, no ha previsto que la mentalidad de unos hablantes educados en la ignorancia lingüística, la arbitrariedad y la prescripción no puede evolucionar a ese ritmo. Porque quien espera que alguien que siempre se ha dedicado a emitir norma según un ideal de lengua que no puede fundamentarse científicamente (a lo sumo, en criterios de legibilidad y comprensibilidad que no están científicamente definidos para el castellano) le dé con cada nueva obra eso mismo: norma de corrección, se cae de culo cuando abre la nueva (y muy técnica, por cierto) gramática y se encuentra con esto:

La ’Nueva gramática’, de la A a la Z

  • Las 22 Academias han invertido 11 años en la elaboración de la ’Nueva gramática de la lengua española’.
  • En los dos primeros volúmenes hemos encontrado curiosas aclaraciones sobre términos como ’azafato’ y ’upa’.
  • Fue presentada por los Reyes este jueves.
R.R.. 11.12.2009 - 06.59 h

Hasta once años han necesitado la Real Academia Española y las 21 instituciones que forman la Asociación de Academias de la Lengua Española para elaborar un código esencial para el mundo hispanohablante.

Los Reyes presidieron este jueves la presentación oficial de la Nueva gramática de la lengua española, una obra académica que no se publicaba desde 1931.

Un tercer tomo, el de Fonética y Fonología, se publicará en 2010. Por ahora, están a la venta los dos primeros volúmenes, con las áreas de Morfología y Sintaxis. Entre sus 3.885 páginas hemos encontrado curiosidades como éstas.

Azafato: Uno de los pocos nombres masculinos de profesión en -o formados a partir de sustantivos femeninos en -a. Se usa en España, México y parte del área caribeña.

Barajo: En el habla popular de algunos países americanos, se usa para anular el insulto o la maldición lanzados por otra persona.

Cacica: Ésta, la variante femenina del sustantivo cacique, se recoge, aunque como forma "de escaso uso".

De gorra: Significa gratis, sin pagar. En países centroamericanos se emplean otras expresiones como de fai, de grolis y de cachete.

En los países centroamericanos, ’De fai’, ’De cachete’ y ’De grolis’ significa gratis.

Evacuan: Esta forma se considera tan correcta como evacúan, por ejemplo en la oración "Los servicios médicos evacuan a una mujer".

Felicidades: Es una de las interjecciones más usuales para dirigirse a alguien felicitándolo, pero también se utilizan enhorabuena y, en América, felicitaciones.

Guapérrimo: Se recoge el uso con intención sarcástica o paródica de derivados como éste y buenérrimo, elegantérrimo o tristérrimo.

Habemos: Se recoge en ejemplos como "Habemos maestros que tienen 25 años de enseñanza", pues se encuentra en el habla coloquial.

Imprimido: Concurre con el participio irregular más culto impreso. Se acepta en oraciones como "En total se han imprimido 35.000 carteles".

Joseíto: Uno de los diminutivos recogidos del nombre propio José. Se registran también Josecito, Joselito y Josito.

K (en búnkeres): Aunque se recomienda esta forma para el plural, se registran numerosos usos de la variante búnkers.

Leche: O leches o la leche, se cita como ejemplo de interjecciones creadas a partir de nombres, igual que caracoles y narices.

Maradona: Su libro Yo soy el Diego figura en la nómina de textos citados. En concreto, porque el futbolista argentino emplea en él el término jueza.

Novelón: El aumentativo -ón puede dar al nombre el significado de novela extraordinaria, pero también larga, compleja o insoportable.

Ñoquis: Uno de los curiosos sustantivos recogidos porque, aunque no rechaza el singular, se utiliza más comúnmente en plural.

Onceavo: No debe usarse con el valor de ordinal. Es incorrecto, por tanto, "La onceava copa de campeones".

Palabrita del Niño Jesús: Variante, igual que palabra de honor, de palabra, una interjección que equivale a la expresión te lo prometo.

Se acepta "Palabrita del Niño Jesús" para expresar una promesa

Quiquiriquí: Es una de las pocas onomatopeyas de más de una sílaba recogidas, como blablablá, cataplum, cricrí, gluglú y rataplán.

Roer: Es, junto con corroer, el único verbo vocálico terminado en -o.er. La primera persona del singular del presente presenta tres variantes: yo roo, roigo o royo.

Sofases: Se recoge como plural "muy desprestigiado" de sofá, igual que cafeses de café.

’Sofases’ y ’cafeses’ se consideran plurales "muy desprestigiados"

Ve doble: Nombre que recibe en algunos países americanos la uve doble (w), además de doble ve y doble u. Su plural es uves dobles.

Toma mientras: Se usa para manifestar admiración y aplauso, de la misma manera que, en otras áreas geográficas, bravo, olé, chapó, corro y echa.

Upa: Se usa, como aúpa, cuando se levanta a un niño en brazos, igual que úpale y la más compleja upalalá.

Whisky: Aunque existe la adaptación güisqui, las originales whisky y whiskey siguen siendo mayoritarias.

X (de ex abrupto): La expresión significa repentinamente, y no debe confundirse con el sustantivo exabrupto, que se refiere a una salida de tono.

Y sanseacabó: Concluye de forma tajante una declaración o explicación, igual que y punto, y ya está, y listo el pollo y y chau pinela.

Zurriagazo: Engrosa una vastísima lista de nombres de golpe acabados en -azo, como botellazo, cachiporrazo, escobazo y martillazo.

 

Y para muestra de las reacciones que suscitan la científica descripción de habemos o la aceptación de imprimido, lean los suculentos comentarios a la noticia.

Es que no se puede estar en misa y repicando. Una gramática no puede ser descriptiva y comprehensiva y a la vez unitaria y normativa. O se describe todo lo que se conoce, y entonces no se juzga, o se juzga, y entonces se reduce la realidad de la lengua al molde académico de lo que se considera estético, común, grafiable y prestigioso. Pero las dos cosas son incompatibles  por mucho que alguien que goza del prestigio científico de Ignacio Bosque se empeñe en repetir, incluso en la radio, tonterías unitaristas pannacionalistas sobre la lengua, como que los elementos idiomáticos que nos unen son muchos (cuando ni se sabe cómo es el castellano en la mayor parte de España o de América, ni siquiera el culto), ¡o que el prestigio es una propiedad de las construcciones! Sí, señores: ahora resula que el prestigio no es ya un fenómeno psicosocial relacionado con la atracción que ejercen los signos externos de poder (la lengua entre ellos), no: es una propiedad de las construcciones. Hay que jorobarse... A Bosque, quién lo ha visto y quién lo ve...

Miren, si quieren ser una institución científica (y bien harían en dedicar al estudio de la lengua todo lo que ingresan), entonces abdiquen de una vez de su labor normativa (en favor de una institución de normalización y armonización terminológica que el castellano aún no tiene, vista la inoperancia del Termesp) y empiecen a educar a la gente en lo que realmente es el lenguaje y no en lo que ustedes siempre les han dicho que es. Pero, claro, eso significa clausurar la Academia y edificar en su lugar una institución VERDADERAMENTE moderna, democrática, tecnificada y científica. Y eso, al menos mientras está al frente Víctor García de la Concha y mientras esté detrás el patrocinio de las multinacionales españolas, va a ser que no.


Silvia Senz

Actualización: Algunos comentarios de los lectores de 20Minutos a los contenidos de la NGLE:

Los tipos estos que se dicen académicos "academicistas" están locos, o están arrancándose los huevos todo el día del año y después corre que te corre a toda prisa para colocar palabras "nuevas en el diccionario y lo único que hace es meter la pata hasta el corvejón. Es inaguantable e inaceptable. A los académicos los tiene que poner o colocar el pueblo y no ponerse ellos a dedos. El pueblo es el verdadero academicista de España.
Hay va una de Andaluz y ponerlo en la R.A.E.
To er mundo e mu güeno, a ta mi mare, er tio eze e un roñoso y no e ma que probe ia lo estrujare quillo déjamelo a mi zolito. Esto es Andaluz

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Estos cambios son cojonudérrimos.


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Vien! ha partir d aora puedo ablar i scrivir como m de la gana! Tard o tmprano la RAE m dara la rason.
E dicho.

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Habemos: Se recoge en ejemplos como "Habemos maestros que tienen 25 años de enseñanza", pues se encuentra en el habla coloquial.


Cuántos años se han pasado currando para acabar aceptando semejante barbarismo?

Más que una Nueva Gramática parece la Nova-Lingua del libro 1984!

¿Y por qué no han aceptado también: mentiendes, el verbo aber (muy utilizado también), pantumaca, hoygan o furbo?


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Más se oye por ahí lo del "asín", ¿lo van a poner también? Joder. A mí cada vez me revientan más. Como lo de hacer "opcionales" las tildes diacríticas en solo/sólo o los demostrativos/pronombres este/éste etc... y solo ponerlas cuando haya riesgo de ambigüedad. Cuando leo un "este" sin tildar, asumo SIEMPRE que es un demostrativo lo que hace que me "pierda" al seguir leyendo y tener que comprender por el contexto que es un pronombre. Diossss... es que me pone de los putos nervios.

¿Lo del "habemos" implica que también se va a poder escribir "habían cuatro coches" y "hayn siete libros en la estantería"?

Jodeeeer...

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Total....en 4 años incluirán "haber" (haber si despiertas)...porque como "habemos", está muy utilizada.
Yo sugeriría también...
"Veros" (veros al carajo)
"Compremos"(compremos una peazo de tele plasma ayer)
"Emosionante"(que partido del Guayaquil tan emosionante)
"Ande" (ande vaaaaaaaaaaaaaaaas con las cabraaaaas)
"Endevé"(endevé que bonito)
Y "asín" un largo etcétera.

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Aunque no lo dicen, hace ya unos veinte años que la Academia debió de cambiar su lema de "Limpia, fija y da esplendor" por el de "Si un paleto lo dice, a mí me vale", y este es el resultado.

El trabajo de la Academia debería ser filtrar lo que surge en el uso popular del idioma, y no aceptar cualquier cosa sin más.
Hemos pasado a la exaltación de la burricie, donde cualquier coz atizada al idioma por un ignorante (o ignoranta) se convierte automáticamente en regla aceptada y respetada.

La obra que nos presentan ahora, creada con esa actitud, podría ser una simpática "antología del disparate", pero nunca una Gramática de la lengua española.

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