Actualizado: 30 de noviembre de 2010 

Este sábado 100.000 trabajadores irlandeses se manifestaron en Dublín contra la intervención de su país por el FMI y la UE para efectuar un plan de saqueo de la economía y las conquistas sociales. La manifestación, convocada por la confederación sindical ITUC, terminó delante de la central de Correos, donde se enfrentaron en 1916 los partidarios de la independencia con las tropas británicas.

Los trabajadores y el pueblo irlandés sufren ya un duro plan de ajuste (incluye un recorte del 15% del salario de los funcionarios) para pagar el agujero de los bancos radicados en Irlanda, utilizados por los especuladores de todo el mundo, y que el Estado ha hecho suya por exigencia de la UE, dejando a cada irlandés con una deuda de 60.000 €.

Ahora el Gobierno acepta la intervención del país por el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, que imponen un plan de recorte presupuestario de 15.000 millones de euros. El PIB de Irlanda en 2008 fue de 9.697,8 millones. El equivalente en el Estado español sería un ajuste de 1.879.132,6 millones de euros (el ajuste de ZP aprobado en mayo fue de 15.000 millones).

El nuevo plan de ajuste de Irlanda incluye, entre otras agresiones:

Sólo es el principio, pues se irán tomando nuevas medidas de ajuste según convenga.

Pero no sube el bajísimo impuesto de sociedades (12,5%), tan bueno para las multinacionales.

“Como contrapartida”, el FMI y la UE establece un fondo de 85.000 millones para Irlanda que obliga a este país a poner 17.000 (parte de ellos sacados del dinero de las pensiones). El resto, es una “ayuda” de 68.000 millones, que Irlanda ni necesitaba ni pedía, pero que sanea las cuentas de los bancos alemanes y británicos que habían jugado con la deuda del estado irlandés y de los especuladores internacionales que utilizaron la banca irlandesa para jugar con las subprime norteamericanas y demás burbujas.

Esa deuda, a un interés variable que en este momento sería por término medio del 5,8% (el rescate de Grecia es al 5,2% fijo), convierte al pueblo irlandés en esclavo de los especuladores. Como sucedía en Bangladesh, el gobierno real del país serían los acreedores.

El desgastado gobierno, formado por el partido tradicional ‘nacionalista’ de la derecha, Fianna Fail, y por los verdes, anuncia que dimitirá… después de que entre en vigor este plan, impuesto por el FMI y la UE. Para negar al pueblo irlandés el derecho a decidir sobre todo esto.

La oposición (Fine Gael, Partido Laborista y Sinn Fein) anuncian que cuando formen gobierno no echarán atrás el plan, sino que lo aplicarían aunque renegociarían con el FMI y Bruselas cambios concretos, en particular el recorte de un euro del salario mínimo. El Sinn Fein pide que el interés del rescate sea más bajo y que los tenedores de deuda pública paguen una parte. El FMI ya prevé que el nuevo gobierno haga cambios, con tal de que sustituya unas medidas por otras equivalentes. Así, todo el arco parlamentario abdica y entrega el gobierno al FMI.

Sin embargo, los trabajadores han salido masivamente a la calle (100.000 en Irlanda equivale a más de un millón aquí) porque rechazan el ajuste y quieren la soberanía de su país, por la que tanto lucharon contra la dominación británica. “El Gobierno ha declarado la guerra a los pobres, el pueblo irlandés no somos súbditos sino ciudadanos, ¡Que nos devuelvan nuestra República!”, dijo uno de los oradores. El presidente de ITUC dijo que el Gobierno y los banqueros habían puesto de rodillas al país y varias generaciones tendrían que pagar la factura. Sin embargo, la consigna de la convocatoria, “Hay un camino mejor y más equitativo” significa aceptar el ajuste para que el BCE no corte la financiación pero hacerlo en 7 años en lugar de 4 y con otras medidas.

Los trabajadores no quieren el ajuste, no quieren pagar ni en 4 años ni en 7, ni al 5,8% ni a otro tipo, una deuda que no es suya.

¿Salvar el euro?

El pueblo irlandés votó por dos veces contra los tratados europeos. Hoy en nombre de esos tratados le someten a la ruina y la servidumbre.

¿Para qué? Supuestamente para cortar el contagio a otros países de la zona euro, y en definitiva para salvar al euro.

Ya la UE y el FMI se empeñan, a pesar de los mentís, en imponer a Portugal otro plan de ajuste similar, supuestamente para evitar el contagio de España, que pondría en peligro al euro.

Ya “la apuesta en los mercados a que España necesitará la ayuda de la UE y el FMI ha dejado de ser marginal [… alcanza las primeras páginas de] The New York Times, Financial Times, The Wall Street Journal, la prensa alemana en pleno”. Muchos consideran inevitable “que los bancos europeos fuercen a las autoridades y al FMI para que estas impongan a España un plan de rescate”. El País añade que sólo nos puede salvar “la UE (con Alemania a la cabeza) y el BCE”.

Pero Merkel disparó con sus propuestas esta oleada especulativa y Almunia acaba de cuestionar la solvencia de España… Todo para salvar al euro.

Bruselas, los gobiernos y sus asesores discuten la forma que podría tener un “rescate” impuesto a España: si se amplía el fondo de rescate para poder imponer a España un préstamo de 420.000 euros, o se puede resolver con un préstamo de Francia o Alemania, o tienen que pagar parte los bancos. Discuten si hay que echar algunos países del euro, si puede sostenerse el euro.

El Wall Street Journal desafía: “Ahora veremos hasta dónde llegan los líderes europeos para salvar al euro”.

No es ese el problema de los trabajadores. El euro está cumpliendo su papel: fue creado como una moneda al servicio de los mercados, un instrumento de especulación y por tanto de saqueo de los países miembros. La UE nos ha entregado al FMI, a los bancos. El único camino es recuperar la soberanía de los pueblos de Europa, lo que requiere romper con la UE.

Zapatero pone nuestras barbas a remojar

“O muy valiente o muy estúpido”, dice el Financial Times del supuesto desafío de ZP a “los mercados” afirmando que su plan de ajuste permanente garantiza la solvencia de España, como si ese fuese el problema para los especuladores. Salgado dice que no necesitamos ningún préstamo, lo mismo que decía el gobierno irlandés.

El problema es que Zapatero y su Gobierno, pero también el PSOE y los demás partidos, las autonomías, están dispuestos a llegar hasta donde haga falta para salvar el euro y contentar a los mercados. ZP acaba de comprometerse de nuevo a ello con los jefes de las 37 principales empresas españolas, que no son de capital español, chupan del Estado y nos sangran para invertir el 70% fuera… Reformar ya las pensiones, los convenios, liquidar las cajas, rebajar los salarios públicos y privados, privatizar todo. El Rey maniobra para impedir que nadie rompa esa línea.

El problema para los trabajadores es ante todo hasta dónde van a llegar Toxo y Méndez en permitir y acompañar este curso de las cosas, cuando millones de trabajadores han demostrado el 29S y todos los días que están dispuestos a dar un vuelco a la situación.

Como lo han demostrado los trabajadores portugueses con la mayor huelga general de su historia. Como los 100.000 manifestantes irlandeses. Como los universitarios, carteros y bomberos ingleses. Como los trabajadores y jóvenes franceses. Como los metalúrgicos, pensionistas y los estudiantes italianos…

La pregunta que se hacen miles de militantes es si las organizaciones que ha levantado la clase trabajadora y que constituyen su principal instrumento de lucha deben acompañar los planes de destrucción u organizarla resistencia en defensa de las conquistas de los trabajadores. Elegir el primer camino lleva a la catástrofe y los trabajadores catalanes acaban de rechazarlo también en las urnas. Elegir el segundo exige que las organizaciones tengan total independencia respecto de la Unión Europea, de su instrumento dentro del movimiento sindical, la CES, y del diálogo social que ambas animan.

La Conferencia Obrera Europea que se celebró en Berlín en junio de 2010 acordó la creación de un comité de enlace para coordinar el combate en toda Europa contra los planes de ajuste. Ante los acontecimientos de Irlanda se ha convocado una próxima reunión de ese comité. Hay que preparar una delegación del Estado español a esa reunión a partir del combate por agrupar fuerzas por la unidad, para impedir que el gobierno Zapatero realice las promesas que acaba de hacer a los empresarios.