Actualizado: 7 de diciembre de 2010 

Miles de militantes obreros del estado español han visto con interés solidario el combate de los trabajadores de Francia contra el recorte de pensiones, y se preguntan qué lecciones prácticas, útiles para su propia lucha contra los recortes del gobierno Zapatero, pueden sacar de la lucha de los trabajadores de Francia. Hay militantes que piden a los sindicatos hacer “como en Francia”, a lo que los dirigentes replican que los trabajadores franceses no han ganado. Hay que tener en cuenta que los recortes que ha hecho y prepara el gobierno Zapatero no son, en última instancia, otra cosa que la aplicación en España de las exigencias de las multinacionales, como las “reformas”de Sarkozy en Francia.

Analizar lo que ha sucedido en Francia es importante. Esta edición de la Carta Semanal se basa, en gran medida, en extractos del artículo “Francia: lecciones de diez meses de intensa lucha de clases”, que se publica en el número 4, distribuido en noviembre, de la revista bimensual de la IV Internacional, Correspondencia Internacional. Los lectores interesados pueden pedir la revista completa a los militantes del POSI al precio de 2 euros.

Dos primeras observaciones

Para analizar las lecciones de estos diez meses de intensa lucha de clases en Francia hay que empezar con dos cuestiones.

De una parte, ha habido un proceso de integración de los sindicatos en la aplicación de la contrarreforma de las pensiones. Esta integración ha sido desde el comienzo uno de los objetivos principales del gobierno en el marco de la “gobernanza” dictada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Unión Europea. Esta integración no se ha conseguido. De hecho los trabajadores y los jóvenes han buscado a todos los niveles utilizar a sus organizaciones como instrumentos de lucha tras la consigna de “retirada de la contrarreforma de las pensiones”.

Por otro lado, la huelga general para conseguir la retirada del plan del gobierno, que era el único modo de avanzar, en opinión de muchos trabajadores y de muchas organizaciones sindicales de ámbito local o departamental (equivalente a nuestro ámbito autonómico), no se ha producido. Ha habido, contrariamente a lo que ha dicho la prensa española, muchas “jornadas de lucha”, pero no ha habido ninguna huelga general en Francia.

La consigna que unificaba a la clase obrera: ¡retirada de la contrarreforma!

La combinación de estos dos elementos retrata la peculiaridad de este movimiento.. De hecho, el movimiento estuvo a punto de llegar a la huelga general. La característica esencial de la situación ha sido que, paso a paso, los trabajadores han ido haciendo suya una consigna ¡retirada de la contrarreforma!. Y ese proceso se ha llevado a cabo en oposición a todos los que llamaban abiertamente a conseguir una “buena reforma de las pensiones”, empezando por los dirigentes del Partido Socialista (PS), el Partido Comunista (PCF) y los dirigentes de los principales sindicatos.

La consigna de retirada ganó fuerza paso a paso. Levantada en primer lugar sólo por el sindicato Fuerza Obrera, rápidamente ganó fuerza en amplios sectores de la CGT, el principal sindicato. Al final del proceso, la mayoría de las Uniones Departamentales y Federaciones de Rama de la CGT llamaban a la retirada de la contrarreforma.

Pero los máximos dirigentes de la CGT se mantuvieron inflexibles. Bernard Thibault, secretario general de la CGT, en ningún momento adoptó la consigna de retirada. Pero aún, mantuvo su alianza con Chérèque, dirigente de la CFDT (sindicato derechista de origen cristiano), especialmente en relación con las peticiones de que se abrieran negociaciones para una “buena reforma”.

Esta alianza de los dirigentes de la CGT y la CFDT se basaba en la “gobernanza” promovida por todas las instituciones del capital financiero internacional, y fue utilizada contra el impulso hacia la huelga general durante este periodo de incremento de la lucha de clases. Pero no tuvo la fuerza suficiente para evitar que el movimiento creciera hasta el punto de arrastrar a la mayoría de los activistas y las organizaciones de la CGT. No tuvo fuerza bastante para evitar que millones de trabajadores fueran a la huelga y salieran a la calle en inmensas manifestaciones en siete ocasiones diferentes, contra la voluntad de Thibault, Chérèque, empujando a sus sindicatos a defender sus intereses de clase.

La clase obrera no ha ganado, pero no ha sido derrotada

Esta alianza neocorporativa tampoco consiguió evitar que, a partir del 12 de octubre, los trabajadores fueran a la huelga en muchos sectores, y que intentaran superar todos los obstáculos colocados en su camino por la burocracia sindical.

Se llegó a una situación que sin duda es nueva. Evidentemente, la clase obrera no venció, pero el sentimiento predominante no es el de derrota. Por el contrario, ni el gobierno ni la clase capitalista, que aplaudieron la promulgación de la contrarreforma, están lejos de cantar victoria.

El periódico patronal Les Echos escribe: “esta ruptura de la sociedad esta prueba democrática, ha dejado muy herida a la nación (...) sobre estas ruinas, el Ejecutivo tendrá que reconstruir un diálogo social. No como un fin en sí, sino como un medio para las reformas. La población francesa ve cada reforma como una amenaza (...) Puede que no estemos muy lejos de un momento en el que aquellos que se definen y se perciben a sí mismos como víctimas permanentes -que no son una minoría- lleguen hasta el fin en su respuesta a estas reformas”

Crisis política, crisis institucional y “Frente Popular del siglo XXI”

El gobierno Sarkozy y las propias instituciones de la V República han salido heridos. Por eso la “izquierda” ha salido a la palestra para salvar al régimen descompuesto. A lo largo del conflicto, los dirigentes del PS y del PCF han mantenido una doble postura. Mientras participaban abiertamente en las manifestaciones, declarando su apoyo al movimiento que buscaba el camino hacia la huelga general, al mismo tiempo multiplicaban las declaraciones sobre una “buena reforma” y sobre la necesidad de alargar la edad de jubilación.

No han dejado de actuar en la línea de lo acordado por Lionel Jospin, primer ministro socialista entonces, junto con Jacques Chirac, en la Cumbre de Barcelona de la U.E., donde se formuló la necesidad de retrasar la edad de jubilación.

El día siguiente a la aprobación de la Ley, los mismos líderes del PS y el PCF abrieron campaña para las elecciones presidenciales de 2012. Propusieron un programa para el “gobierno de izquierdas”, que incluía muchas cosas... pero no la retirada de la contrarreforma. A eso le llamaron un nuevo “frente popular del siglo XXI”. Según el programa fundacional de la IV Internacional, los Frentes Populares son, junto con el fascismo, las últimas opciones del imperialismo decadente contra la revolución.

Una situación completamente abierta

Estos 10 meses de luchas han llevado a una situación completamente abierta. Millones de trabajadores y trabajadoras han entrado en acción, mientras que decenas de miles de sindicalistas y activistas, a todos los niveles, han buscado cómo liberarse de las políticas impuestas por los dirigentes sindicales y políticos.

De momento, es sólo una búsqueda. Aún no es un movimiento consciente. Pero esta búsqueda ha llevado a muchos acuerdos de unidad de acción entre distintos sindicatos basada en la exigencia de retirada de la contrarreforma y el objetivo, abiertamente formulado, de una Huelga General hasta que el gobierno retirara su plan de contrarreformas.

Se han forjado lazos. Esta vanguardia busca cómo afirmarse y cómo ganar posiciones acordes con las necesidades de la clase trabajadora. Y esto es un elemento fundamental para el próximo periodo, que constituye a la vez las bases de un instrumento político que ayude a la clase trabajadora a abrir la vía para ganar batallas, y también las bases para el establecimiento y el fortalecimiento de un auténtico partido obrero independiente.

En relación con estos procesos ha organizado su actividad en este largo periodo la sección francesa de la IV Internacional, que participa en el combate para construir el Partido Obrero Independiente