Actualizado: 25 de mayo de 2011 

En medio de la movilización de jóvenes en la Puerta del Sol de Madrid y que se ha extendido por todo el país exigiendo democracia, las elecciones municipales y autonómicas han supuesto una derrota histórica del PSOE.

Barcelona, Sevilla, La Coruña, Tarragona, Gerona, Toledo, San Sebastián, Vitoria, Palma son sólo algunas de las ciudades que los trabajadores confiaron al Partido Socialista y el gobierno Zapatero-Rubalcaba ha entregado a la derecha. Quedan en manos de franquistas y otras derechas los ayuntamientos y autonomías en el momento en que la mayoría trabajadora, con 5 millones de parados y los servicios públicos en bancarrota, más necesita una verdadera política socialista, a la que la dirección del PSOE ha renunciado.

Ni la moderada subida del PP (sube 440.000 votos, un 5% de los votos que tuvo en 2007), ni los leves aumentos de las derechas nacionalistas, ni el crecimiento de IU (190.000 votos, un 15,5%), explican el vuelco producido. La abstención es similar, incluso menor que en 2007, pero la paga muy especialmente el PSOE. La única clave es el hundimiento del Partido Socialista, con casi 1.600.000 votos menos. Uno de cada cinco votantes le ha dado la espalda. Una fracción muy importante de los trabajadores y los jóvenes que llevaron a Zapatero al gobierno en 2004 y 2008, y que han mantenido al Partido Socialista en los ayuntamientos durante 32 años, esta vez se abstuvo o ha votado blanco-nulo.

Es el rechazo de la política seguida por Zapatero especialmente desde el 12 de mayo de 2010, cuando siguió la orden de Obama y de Bruselas de aplicar el plan de ajuste.

Las elecciones han evidenciado la ruptura de importantes sectores de trabajadores y de la juventud con el partido mayoritario que ha hablado en su nombre. Una ruptura que a su modo expresan las movilizaciones de un importante sector de la juventud que a partir del movimiento 15 de mayo exige una verdadera democracia en las plazas de 160 ciudades, como si respondiesen al “no nos falles” que gritaban jóvenes a Zapatero cuando ganó las elecciones en 2004. ¿Y ahora?

El capital lo quiere todo, ya

La posición común del capital podría resumirla el editorial del diario económico Cinco Días del 23 de mayo de 2011: “El castigo electoral no debe frenar las reformas”. Dice: “Los resultados abren importantes incógnitas sobre el calendario político de los próximos meses, algo nada aconsejable para la economía. […] la coyuntura económica que vive España hace imprescindible que los elegidos se pongan manos a la obra con firmeza y sin demora. […] nueve comunidades autónomas cerraron 2010 con un déficit superior al exigido, […] la posibilidad de que los cambios de gobierno hagan aflorar bolsas de déficit oculto en algunas comunidades autónomas constituye un factor de riesgo añadido. [……] Sanear esas cuentas y limpiar esos balances no es tarea fácil y requerirá una buena dosis de sacrificio, pero resulta absolutamente necesario.

[…]el presidente del Gobierno ha reiterado que el Ejecutivo no está dispuesto a adelantar el calendario electoral. Tiene razones para ello. Pero debe hacerlo con el objetivo irrenunciable de seguir avanzando en las reformas […] ni las instancias internacionales ni los mercados –que continúan fustigando a la prima de riesgo– las dan por terminadas. En esa agenda destaca la reforma del sistema de negociación colectiva, cuyo retraso resulta inaceptable [...…] A nadie debe temblarle el pulso, porque no hay tiempo que perder.”

Dice esto cuando en la dirección de la CEOE la línea Botín de endurecer el pacto sobre negociación colectiva ha arrasado dejando aislado al nuevo presidente de la patronal.

A partir de esta posición común, algunos sectores piden directamente que Zapatero adelante las elecciones, opción que puede imponerse en cualquier momento.

En cualquier caso, el Gobierno, los gobiernos autonómicos y los ayuntamientos –antes de constituirse– están sometidos al ultimátum de profundizar el ajuste, acelerar los cierres, los despidos, las privatizaciones de servicios públicos.

Ayudar a desarrollar la resistencia de los trabajadores y la juventud

La mayoría trabajadora necesita todo lo contrario. Con 5 millones de parados, con las familias en una situación límite y los servicios públicos en vías de desmoronarse, la población trabajadora necesita parar la ofensiva del capital. Hemos visto en Barcelona el día 14 tal vez cien mil manifestantes contra los recortes presupuestarios, en defensa del plan de ajuste. En todo el Estado los trabajadores de servicios públicos están alerta ante las amenazas, muy concretas, de despidos, cierres, privatizaciones de servicios que esperaban a las elecciones.

Esta preocupación coincide con la exigencia de los jóvenes movilizados con el movimiento 15M que reclaman que no gobiernen los banqueros. El paro del 45% de los jóvenes, resultado de la política impuesta por Bruselas durante 25 años, y sobre todo en los dos últimos, es insoportable.

La clase obrera tiene fuerzas para impedir que el plan de ajuste impuesto por el FMI y la UE siga destrozando las vidas de la mayoría.

El obstáculo es que Zapatero anuncia que quiere seguir hundiendo a los trabajadores y al propio Partido Socialista.

El obstáculo es que los dirigentes de UGT y CCOO, en lugar de comprometerse a llevar hasta el final la lucha de Cataluña y extenderla a todo el Estado, se aprestan a colaborar en el desmantelamiento de los servicios públicos aplicando el “Estatuto Básico del Empleado Público”, como firmaron en el Acuerdo Social.

Ni Zapatero ni Toxo-Méndez tienen ningún mandato para seguir hundiendo las bases de existencia de la mayoría.

Por eso muchos sindicalistas, militantes obreros comparten al 100% la exigencia de democracia que a su modo han levantado en las plazas del país decenas de miles de jóvenes desde el 15 de mayo.

Para la mayoría trabajadora es una cuestión de supervivencia recuperar sus organizaciones, en particular rompiendo el Acuerdo Social por el que se pretende recortar las pensiones un 20% y aumentar la edad de jubilación a los 67 años a más de la mitad de la población activa, y negando todo apoyo a los ajustes y recortes presupuestarios de gasto social y productivo.

La batalla contra el secuestro de las organizaciones levantadas por los trabajadores es la primera tarea en la lucha inaplazable por un plan de creación de empleo público y desarrollo de los servicios públicos, abriendo un futuro a la juventud.

Es una batalla por la soberanía de los pueblos del Estado español frente a la UE y el FMI, sin la cual no puede haber democracia.

Los 313.000 votos de Bildu

Con los 313.000 votos de Bildu la izquierda abertzale recupera el espacio político que los franquistas y el gobierno Zapatero-Rubalcaba le quitaron. Es una victoria de la democracia que amarga a los franquistas su victoria electoral.

En cambio, esa presencia de la izquierda abertzale en las instituciones representativas suscita en sectores obreros y populares la esperanza de que ayude a la lucha unida contra los planes de ajuste impuestos por el FMI y la UE que hunden al pueblo vasco y a los demás pueblos. De que contribuya a un cambio democrático que incluya la autodeterminación de los pueblos al igual que las plenas libertades. No faltarán presiones para que se presten a aplicar esos planes entrando en el juego de división de trabajadores y pueblos.

Trabajadores, jóvenes, militantes

Se ha terminado un ciclo. El futuro inmediato no está escrito. Actuemos para impedir que continúe con resultados trágicos la aplicación del plan del FMI y de Bruselas, que el gobierno Zapatero aplica.

El POSI, sección de la IV Internacional –que no tiene intereses distintos a los de los trabajadores y no pretende tener soluciones para todo– entiende que la tarea central es resolver la crisis de representación política de los trabajadores y de la juventud. Por eso apoyamos la reciente propuesta de 100 responsables obreros de levantar un nuevo movimiento político por los derechos de los trabajadores y de los pueblos, por la democracia, por una política verdaderamente socialista. Un movimiento que coloque en el centro el lugar y la responsabilidad de la clase obrera, única capaz de dar una salida a los pueblos del Estado español y a la juventud. Contribuyamos a preparar el Encuentro Estatal que proponían.

Esta tarea debemos realizarla desde la lucha de clases:

Apoyemos todas las propuestas que contribuyan a acabar con el régimen político antidemocrático de la Monarquía y con el sometimiento a la dictadura de Bruselas. Establezcamos la democracia mediante la convocatoria de una Asamblea Constituyente que instaure la República, una unión de Repúblicas Libres de los pueblos del Estado español, en el camino hacia la unión de pueblos soberanos de Europa, liberados de la UE y de la OTAN.