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Regeneración democrática es el motivo por el cual milito y estoy aquí como candidato de Ciudadanos al congreso. Básicamente son unos pocos factores los que proponemos y, igual que muchos otros elementos de nuestro discurso, desearíamos que fuesen copiados y aplicados:

  1. Limitación de mandatos a dos legislaturas para el mismo cargo. Esto no evitaría que uno echase raíces en la política, pero permitiría que hubiese alternancia en los diferentes órganos de gobierno, tanto internos (de los partidos) como externos. En la empresa privada, en la gran multinacional, cuando uno lleva mucho tiempo en trabajando para ella, deja de ser “UNO”, para ser “ALGO” de la empresa. Es como una parte del mobiliario, un instrumento que la empresa mueve a su antojo. En la empresa pública ocurre todo lo contrario. Cuando un político lleva demasiado tiempo en un cargo, cree que le pertenece y puede actuar a su antojo. ¿Queremos consentirlo?
  2. Reforma de la ley electoral para conseguir una representación más real de la voluntad de los ciudadanos. En la ley actual los más beneficiados son los dos grandes partidos, dejando fuera de juego a los minoritarios. Luego tenemos que no cuesta lo mismo (en nº de votantes), un escaño en Soria que en Barcelona, por ejemplo. Hay fórmulas y muchas para tener una mejor representatividad, tanto de los territorios, como de la nación entera. Esta reforma tendría que otorgar sentido al Senado, una cámara totalmente inútil hoy en día. La aportación más significativa que presentamos, seguramente heredera de la formación “escons insubmisos”, es la de dejar tantos escaños vacíos como % de votos en blanco se recojan. Viendo peligrar su escaño, seguro que los partidos políticos se esforzarían algo más en complacernos y dejar de pelearse.
  3. Reforma de la ley electoral para que permitiese un sistema de listas abiertas en el que los ciudadanos pudiesen escoger indistintamente a una y otra persona fuesen del partido que fuesen. Después también habría que tratar en profundidad cómo se debe plantear para que pudiese haber gobiernos estables sin necesidad de depender de las voluntades de partidos con interés únicamente territorial, si segunda vuelta como los franceses u otros sistemas (lo mismo para gobiernos autonómicos y municipales).
  4. Interiorizar estas reformas. Sistemas más abiertos y democráticos jamás se podrán plantear a nivel público mientras no se apliquen a nivel interno. Los propios partidos son los que deben dejar de llenarse la boca con las palabras “nosotros somos demócratas” y empezar a demostrarlo, sin miedo a perder sus puestos y con ánimo de sumar para avanzar.

Con todos los defectos del mundo, por juventud e inexperiencia, Ciudadanos aplica estos principios internamente. Así llegué yo a ser cabeza de lista al Congreso. or ello, pienso votar a Ciudadanos y te pido que nos votes.

Paco García, candidato al Congreso

La teoría del esperpento se le ocurrió al genial escritor gallego Ramón Mª del Valle-Inclán.
De modo sincopado, Valle la explicó por boca de algunos de sus personajes más logrados. Así, por ejemplo,

Max: La tragedia nuestra no es una tragedia.
Don Latino: ¡Pues algo será!
Max: El Esperpento.

Max: El esperpentismo lo ha inventado Goya. Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato.

Max: Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.

Max: España es una deformación grotesca de la civilización europea.
De “Luces de bohemia”, 1920

D. Manolito: Indudablemente, en la literatura aparecemos como unos bárbaros sanguinarios. Luego se nos trata, y se ve que somos unos borregos.
De “Los cuernos de D. Friolera”, 1921

Valle-Inclán definió a sus personajes esperpénticos como “enanos y patizambos que juegan una tragedia”.

Cuando hace unos días me enteré de la agresión a María San Gil, volví a la relectura de Valle porque, lo que nos está pasando parece el resultado del sueño de una mente perversa y deformada, de esos sueños de la razón que engendran monstruos:

  • Porque, que en una universidad de Galicia, donde hasta hace dos telediarios gobernó, con monserga de gaitas, el inefable Fraga, se desee a gritos la muerte de quien, del mismo partido de D. Manuel, ha sufrido más de lo imaginable la persecución de los intolerantes…Desde luego, ya habíamos visto algo semejante en las universidades catalanas: el referente de la ola de “galleguización” emprendida por quienes representan a una exigua minoría de gallegos.
  • Porque, que la forma adoptada por Anxo Quintana y sus cuatreros para la “galescola” supere al albañal donde se ahogan, desde la infancia, las posibles veleidades de respeto a una escolaridad abierta y bilingüe, también lo hemos vivido; se trata del modelo patentado por la Generalitat catalana: ese engendro y esperpento de educación patizamba, reductora y chata…
  • Porque el hecho de que el “diz” que gobierno gallego actual ponga trabas a la libre circulación de ciudadanos si no lucen certificación de autenticidad y limpieza de lengua gallega, también es un calco de las que, desde las instituciones catalanas, se oponen al sentido común, a la libertad individual, a los derechos fundamentales y universales del ser humano, etc.

Y que luego, una representación de quienes azuzan la pulsión cainita nacional, se junten en Madrid y, en el idioma común, -cuyo dominio hurtan al “vulgo”-, concreten sus campañas hacia la independencia de la opresora nación común, es, o así me lo parece, PURO ESPERPENTO.

Recién llegados al reparto de privilegios, a cuenta de las supuestamente conculcadas esencias patrias, los nacionalistas gallegos, tan fascistas que hasta se declaran anti-judíos, y su avalista PSOE, quieren controlar el número de comensales: de ahí la selección lingüística. Algo que también han copiado del nacionalismo catalán.

Y el “texto” del mismo no parece haber alarmado a Zapatero, quien está centrando su campaña en darle caña a la oposición, al PP, como si no fueran estas “ultra” derechas localistas el verdadero peligro para la democracia española. Mientras desde el PSOE llaman talibanes a quienes, razonadamente, cuestionan su política social, económica, etc., no parecen asustados por las maneras antidemocráticas de los nacionalismos periféricos. Por lo que, de seguir él en el negocio de la diversificación nacional, acabaremos, como aquellos paisanos que pintó Goya, apaleándonos a ciegas.

Temo que Valle, si es que puede otear el panorama, no se sentirá feliz por esa concreción, en carne gallega, de su genial forma de protesta por los males de la patria que para él, sí, era España. Y, de existir hoy, volvería a morirse pobre, aunque “… satisfecho de no haber llevado una triste velilla”. Nada que ver con los “artistas” que apoyan a Zapatero.

Tomen nota éstos de su obra, tan vigente, y dejen de aplaudir al poderoso, incluso en aquello que, evidentemente, hace mal; aunque sólo sea para evitarnos la vergüenza ajena.

Coda: Mientras terminaba el artículo, se han producido nuevos ataques, también en la universidad; en Cataluña a Dolors Nadal, representante femenina del PP, y en Madrid a Rosa Díez, de UPyD. Más del mismo esperpento que empezó con el pacto del Tinell y ha seguido con propuestas de “cordón sanitario” contra el PP, por parte de la artística “claca” de Zapatero quienes, al parecer, entienden la democracia como monólogo o, en su defecto, diálogo con los que conciben la democracia como exclusión.

Mª Jesús González, candidata al Senado por C’S

No creo equivocarme mucho si afirmo que es, por este orden, la economía, la inmigración y el terrorismo. Dado que parece que ahora Zapatero se jacta de las últimas actuaciones de las fuerzas de seguridad del Estado, le recordaré desde aquí que una cosa son las fuerzas de seguridad y otra muy distinta la política que él ha seguido estos último años. Las propuestas de ciudadanos en materia de terrorismo son:

10.01 El Estado de Derecho contra el terrorismo
Haremos de la lucha contra el terrorismo uno de los ejes de actuación prioritaria del Gobierno, promoviendo la ilegalización de todas aquellas formaciones y colectivos que den amparo activo o pasivo a las organizaciones terroristas.
Impulsaremos un frente común de todos los partidos políticos democráticos en contra de cualquier forma de terrorismo y de coacción política.
Nos opondremos al establecimiento de vías de negociación con ETA y cualquier otra organización terrorista que conlleve contrapartidas de orden político. Únicamente será objeto de conversación con las organizaciones terroristas el cese de su actividad y la entrega incondicional de las armas.
Defenderemos el cumplimiento íntegro de las penas de los condenados por delitos de terrorismo.
Apoyaremos a las víctimas del terrorismo y suprimiremos todos aquellos símbolos de homenaje o recuerdo a terroristas.
Impulsaremos medidas de concienciación social en los ámbitos cívicos y educativos y en los distintos medios de comunicación.

6.09 Terrorismo internacional, no proliferación, y desarme
Reforzaremos los medios humanos y técnicos de las Fuerzas de Seguridad del Estado en la lucha contra el terrorismo internacional e incrementaremos la coordinación con las de otros Estados, en particular de la UE, EEUU y del norte de África.
Promoveremos el consenso entre todas las fuerzas políticas democráticas, incluso con pactos de Estado, respecto a los asuntos relacionados con el terrorismo internacional, dejándolos fuera del debate político y de los intereses partidistas.
Ratificaremos y trasladaremos de forma inmediata al derecho interno las obligaciones que emanan de la enmienda a la Convención de Protección Física de los Materiales y las Instalaciones Nucleares y del Convenio Internacional para la Represión de los Actos Terroristas Nucleares.
Nos comprometeremos activamente con el Organismo Internacional de la Energía Atómica en el apoyo a sus sistemas de salvaguardias, protección física y control del tráfico ilícito de los materiales nucleares y radiactivos, promocionando su uso en aquellos Estados que todavía no disponen de mecanismos eficaces para el control de dichos materiales, en particular, con los que se mantienen relaciones preferenciales en el norte de África e Iberoamérica.
Promoveremos ante otros Estados la ratificación del Tratado para la Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares y cooperaremos activamente con su Secretariado. Apoyaremos la conclusión del Convenio para la prohibición de la fabricación de material de fisiónutilizable con fines militares.
Impulsaremos activamente la erradicación del problema de las minas antipersona, como país firmante del Tratado de Ottawa, destinando fondos para su eliminación en las antiguas zonas de guerra.

Veo con asombro que medios y particulares se esfuerzan en explicar el asunto balcano de la declaración de independencia de Kosovo en clave española. Los unos horrorizados porqué una secesión así pudiese darse en España y los otros felices creyendo lo mismo, que conseguirán una secesión así. Luego están los que no son nacionalistas ni por un lado ni por el otro pero aún así unos suspiran viendo el autogobierno que van a conseguir ahora los kosovares mientras otros se lamentan por un territorio que pierde Serbia.Por último están los que razonan y entienden a la perfección que ni mucho menos es comparable la situación de un, parece que, país con un 90% de la población albano-kosovar y un 10% de otras culturas con Cataluña, Euskadi o Galicia, con un máximo de un 30% de la población que se siente (ni mucho menos es otra cultura, como allí ocurre) sólo de las respectivas regiones. Nada tiene que ver una zona de Europa que sale de años de guerras donde se ha mezclado la voluntad de poder con la etnia y la religión con España, regida por una democracia sólida aunque joven. Nada tiene que ver un lugar de Europa con una tasa de paro del 65% dónde quizás la independencia les pueda parecer un modo de mejorar con España, donde el único modo de mejorar pasa por un cambio de mentalidad en nuestros dirigentes políticos (seguramente eso es imposible, más bien hace falta un cambio de dirigentes políticos por ciudadanos capaces). Nada tiene que ver un lugar con una tasa de analfabetismo e baja formación elevada con Cataluña y España (aunque a muchos dirigentes les gustaría que todos fuésemos analfabetos). Nada tiene que ver un lugar tomado por las fuerzas de la OTAN con nosotros, que vivimos en paz desde hace bastante tiempo.

Lo único que debemos cuestionarnos es si se acepta o no se acepta la proclamación de independencia. Yo, lo único que veo son países que la apoyan frente a otros que la rechazan pero ninguno aporta ningún motivo sólido. Salvo USA, que está encantada de apoyarla para recibir a cambio suelo donde poner militares y bases. Los motivos de los demás países son igual de interesados que los de USA, geopolítica. Los mismos motivos que motivaron la adhesión o repulsa a la guerra de Iraq, estrategia propia y mirarse el ombligo. Desengañémonos, lo que menos interesa a ningún dirigente mundial, lamentablemente, es el futuro de los ciudadanos de Kosovo.

Paco García, candidato al congreso

Es casi imposible inculcar el separatismo a los alumnos hablándoles en español. Por eso amenazan con guerras. Por eso y porque durante 30 años les han funcionado sus fantoches amenazas. Pero ha llegado el momento de no ceder más.

La doble línea de enseñanza en cada colegio, que funcionó perfectamente en Cataluña hasta el año 90-93, desbarata de raíz los fundamentos del nacionalismo.

En la línea de enseñanza en castellano, el catalán se estudiaba como asignatura o se daba en un máximo de dos asignaturas. Se acababa aprendiendo igual que ahora pero el alumno terminaba sus estudios dominando el castellano como idioma propio y como idioma culto. Ahora acaban sin dominar ninguno de los dos.

En aquellos años, cuando los profesores no eran nacionalistas, a nadie se le ocurrió pensar que la existencia de dos líneas crease enfrentamiento.

El nacionalismo admitirá que haya algunos colegios donde se estudie en español. Ya se encargarán de satanizarlos, de aburrirlos y de utilizarlos como seña de opresión. Tienen todo el tiempo y todos los medios para hacerlo.

Lo que no puede permitir el nacionalismo, en forma de enseñanza en catalán, es que le obliguen a convivir con el castellano y con quien lo habla, en igualdad de condiciones, todos los días, en cada colegio, en cada curso, en cada patio y en cada fiesta, porque eso supone la desaparición del espíritu racista, de superioridad y de enfrentamiento en que se basa el adoctrinamiento nacionalista. Por eso es necesaria la doble línea, ahora más que nunca. Porque sus amenazas demuestran que la convivencia es su talón de Aquiles.

Si el derecho constitucional de recibir enseñanza en el idioma oficial de Estado solo se respeta hasta los 8 años, estamos de alguna manera cediendo ante los que quieren imponer un solo modelo de enseñanza y de pensamiento.

No es verdad que la DL sea muy cara. En la mayoría de centros hay varias clases para el mismo curso. Pero aunque tuviera un costo extra, no debe ser excusa para no adoptarla como no lo fue cuando los padres catalanoparlantes la exigieron en los años 80 para sus hijos como algo vital e imprescindible. Hay que ahorrar dinero en otras cosas inútiles donde se derrocha. Y si solo hubiera dinero para una línea, habría que plantearse si lo lógico no es que esta se haga en el único idioma común que tenemos.

Todo lo anterior es para resolver el tema del idioma en la educación. Cuando esto se resolviera, tocaría hablar de los tres millones de adultos castellanohablantes que hay en Cataluña, deslegitimados, con muchos de sus derechos conculcados y que son los grandes ignorados en el tema lingüístico.

Antón

Nuestro sistema es desproporcional, impone el bipartidismo, fomenta la polarización y hace casi imposible que surja un tercer partido moderador. Los nacionalistas quedan como única alternativa para pactar
JORGE URDÁNOZ GANUZA 16/02/2008

El sistema electoral español es infinitamente más original de lo que parece a primera vista, y es bastante maquiavélico”. Quien así habla no es ni un desinformado ni un antisistema resentido, es Óscar Alzaga, uno de los padres del propio sistema. Los dos adjetivos que utiliza describen a la perfección la criatura que él y otros miembros de la UCD alumbraron durante la Transición y que todavía perdura.

Puede suceder que el PP quede el 9-M segundo en votos pero primero en escaños.En las últimas generales, un escaño por Soria supuso 20.000 votos; en Madrid, 100.000 Su originalidad es tal que los especialistas no acaban de catalogarlo. Aunque la Constitución habla de “representación proporcional”, lo cierto es que las desproporciones en los resultados son de las mayores de la escena internacional. No sólo no se garantiza una proporción más o menos ajustada entre votos y escaños, es que ni siquiera se salvaguarda el mero orden en el que los votantes colocan a los partidos: una formación con menos votos que otra puede conseguir más escaños. Por eso muchos estudiosos del sistema no lo consideran proporcional sino mayoritario atenuado.

Pero un sistema mayoritario se caracteriza por sobrerrepresentar al partido ganador facilitando así que forme gobierno. Y nuestro sistema no siempre beneficia al primer partido: en 2004 las elecciones las ganó el PSOE, pero el más beneficiado fue el PP. Mientras los votantes socialistas recibieron un 3.3% de escaños por encima de lo que hubiera sido proporcional, los populares se vieron agraciados con un 3.7%. De hecho, con el actual empate técnico puede suceder que el PP quede segundo en votos pero primero en escaños, perdiendo y ganando a la vez las elecciones (¡!). Las más elementales leyes de la semántica impiden denominar “mayoritario” a un sistema que posibilita semejante resultado.

Entonces, ¿qué es? Bien, ya se ha dicho: es original. De hecho, lo es tanto que puede afirmarse que su esencia consiste en su inexistencia. El “sistema electoral español” es una construcción meramente verbal que carece de una realidad empírica a la que aplicarse con sentido. Lo que hay son 52 sistemas electorales (50 por provincia más Ceuta y Melilla). Los sistemas en los que se eligen muchos escaños son proporcionales. Los sistemas en los que se eligen 3, 4 o 5 escaños no. La ciencia política suele estimar que estos últimos tienen efectos “mayoritarios”, algo que a mi juicio no merece el noble principio de mayoría. Por eso, si me permiten la licencia, yo les voy a denominar “distorsionantes”. Porque lo que hacen esos sistemas es distorsionar, y por partida doble y superpuesta.

Pensemos en Teruel, con 3 escaños. Un sistema así distorsiona en primer lugar el propio voto de muchos ciudadanos. Un voto útil no es otra cosa que una emisión de preferencias distorsionada: “Yo prefiero A, pero he de votar por B”. Y distorsiona, en segundo lugar, los resultados. Porque el reparto de escaños va a ser prácticamente siempre de 2 a 1 -aunque el partido vencedor lo sea sólo por un voto- y porque todos los votos a terceros partidos se quedan sin representación.

Conviene entonces no claudicar ante la magia de las palabras: no hay “un sistema electoral español”, y es preferible hablar, como empiezan a hacer los especialistas, de “los sistemas electorales para el Congreso”. La imagen mental adecuada no es la de una entidad más o menos unívoca, sino más bien la de una escala. Una escala en la que se sitúan 52 posibilidades y cuyos límites son por un lado la distorsión y por otro la proporcionalidad.

Soria, con 2 diputados, es un extremo de esa escala; Madrid, con 35, es el otro. Y cada provincia se sitúa de acuerdo a su número de escaños. El 62% de los españoles votan en circunscripciones de 10 escaños o menos, por lo que saben que si su primera preferencia no supera aproximadamente el 10% de los votos, su voto será electoralmente inútil. En ellas se impone a fuego el bipartidismo, ya que sólo el PP y el PSOE pueden en la práctica verse representados (o, en su caso, los nacionalistas). En las cinco provincias en las que habita el 38% de españoles restante serían a priori posibles nuevos partidos e iniciativas, pues la proporcionalidad es elevada. Pero recordemos a Alzaga: no sólo original, también maquiavélico.

Como en un taller de alquimia, la escala que acabamos de describir se encuentra salpicada con unas cuantas gotas de sufragio desigual. Las provincias más pequeñas eligen más escaños de los debidos, disfrutando así de un poder de voto mayor. En las últimas generales el precio del escaño basculó desde las 20.000 papeletas de Soria hasta las 100.000 de Madrid. Tenemos así dos escalas que corren paralelas pero en sentido contrario. La primera nos divide en 52 grupos de acuerdo a nuestra mayor o menor proporcionalidad (sistemas electorales diferentes). La segunda nos divide en otros tantos grupos de acuerdo a nuestro mayor o menor poder de voto (sufragio desigual).

Maquiavelo habría tomado apuntes: los electores cuyos votos son fuertes se hallan en los sistemas “distorsionantes” y por tanto presionados para votar útil o, lo que es lo mismo, a los dos grandes; los votantes eximidos de esa losa psicológica son libres, pero sus votos son débiles. En cifras: en Teruel bastan 25.000 votos para alcanzar un escaño, pero es que eso es un 33% de los votantes turolenses y por tanto sólo el PP y el PSOE pueden permitirse tales escaños de saldo. En Madrid un 3% de los votos suponen 3 escaños, pero es que eso equivale nada menos que a 300.000 votantes.

Aunque centrarse sólo en ellos es ya a mi juicio parte del problema, los efectos del entramado son obvios. Por un lado se impone el bipartidismo y se fomenta la polarización, siendo casi imposible que surja un partido de centro que pueda ejercer un factor moderador. Por otro, la única alternativa para pactar la ofrecen los nacionalistas.

¿Qué hacer? La decisión sobre el sistema electoral configura una situación en buena medida excepcional desde el punto de vista de la filosofía política. Nadie defiende, por ejemplo, que sean las empresas las que redacten las leyes anti-monopolio: esa labor ha de corresponder a instituciones que, situadas por encima de ellas, vayan más allá de sus intereses. Pero el sistema electoral lo deciden los partidos y, ¿qué hay por encima de ellos? “La ley y el Estado de Derecho”, se dirá, pero es que la ley y por tanto el derecho son, empezando por la propia Constitución, creaciones suyas.

Si hay otro cuerpo en el Estado que comparte esa situación soberana de los partidos es el militar. El ejército no tiene por encima nada que pueda controlarlo, lo que explica el destacado papel que el honor y la obediencia han desempañado siempre en su código moral: son nuestra única garantía. De ahí que, de la misma manera que la democracia sólo germinó cuando las cúpulas militares interiorizaron de verdad su acatamiento al poder civil, compartieran o no sus designios, la regeneración de la democracia sólo será posible cuando las cúpulas partidistas asuman ciertos principios, convengan o no a sus intereses.

Por eso, a pesar de que de ellos no se escuche ya últimamente ni el más leve susurro, resulta fundamental volver a hablar de principios. Cuando uno lee a los viejos defensores del ideal de la proporcionalidad descubre los valores que la nutren: a los electores les garantiza libertad; a los resultados, justicia. Y cuando uno vuelve a los clásicos de la democracia, recuerda que hay un valor que bajo ningún concepto puede claudicarse: la igualdad del voto. Son las élites de los grandes partidos las que han impedido que esos tres valores sean hoy y ahora una realidad entre nosotros. Llevar los principios al centro del debate y recordar lo que significa “inalienable” es el primer paso para evitar que puedan seguir haciéndolo.

Jorge Urdánoz Ganuza es doctor en Filosofía y Visiting Scholar en la Universidad de Columbia, Nueva York

Fuente: http://lacomunidad.elpais.com/jordigrau/2008/2/16/el-maquiavelico-sistema-electoral-espanol

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